Los expertos recalcan la importancia del ejercicio en pacientes con cáncer

La actividad física ayuda a mitigar los efectos secundarios, tanto físicos como psicológicos, que derivan de la enfermedad

La evidencia científica confirma una y otra vez los beneficios que en los enfermos proporciona el ejercicio físico, independientemente de la edad en que se comience a realizar. Es ésta la razón por la cual los oncólogos suelen recomendar a sus pacientes que para mitigar los efectos secundarios, tanto físicos como psicológicos, que se derivan del diagnóstico y del tratamiento del cáncer -estrés, cansancio, problemas de sueño…-, practiquen algún tipo de ejercicio suave como caminar, Tai Chi, yoga o dar paseos en bicicleta, una práctica que les va a mejorar sustancialmente la calidad de vida. Además, el ejercicio físico contribuye también a prevenirlo, dado que no sólo reduce un factor de riesgo tan importante como es la obesidad, sino también la probabilidad de padecer cáncer de mama, colon, endometrio y próstata.

Una actitud proactiva
Durante las Jornadas “Deporte y enfermedades oncológicas, una alianza en beneficio del paciente”, celebradas en Madrid y organizadas por la Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid-Universidad Europea de Madrid, el doctor Carlos Hué, vicepresidente de Europacolon España y profesor asociado de Psicología en la Universidad de Zaragoza, señaló que ante la enfermedad oncológica cabe la adopción de tres actitudes: pesimismo, optimismo en exceso o una actitud proactiva. A su juicio, una actitud negativa favorece la aparición de estados depresivos, mientras que un exceso de optimismo puede acarrear estados desequilibrados. Queda la actitud proactiva, la cual va a facilitar la recuperación clínica del paciente.

En este punto es donde entra en juego el ejercicio físico, cuyos beneficios para el enfermo oncológico son fundamentalmente cuatro: mejora las defensas del organismo debido a que contribuye a la recuperación del paciente y de paso evita complicaciones clínicas colaterales; mejoran su motivación personal y autoestima; se incrementan sus relaciones sociales y su capacidad de empatía, a la vez que aumentan su bienestar y felicidad personales.

A este respecto, la doctora Margarita Feyjoo Saus, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Sanitas La Moraleja, insiste en que practicar deporte en forma rutinaria lleva al paciente a reconciliarse consigo mismo y a vencer alteraciones propias de la enfermedad, como la astenia y la alteración del esquema corporal. Estos trastornos producen a su vez desestructuración y una importante disociación cuerpo-mente. “Gracias al deporte”, añade esta especialista, “el paciente puede hacer frente a las alteraciones corporales físicas y no físicas asociadas a su enfermedad y tratamiento, y alcanzar un estado emocional positivo, experimentando cómo evoluciona su cuerpo con el ejercicio, palparlo y compartir su corporalidad con los demás”.

Hacer frente a la fatiga

Estudios recientes sugieren que la fatiga, una de las quejas más comunes entre las personas diagnosticadas de cáncer y especialmente si están bajo tratamiento, puede originarse por alteraciones en los sistemas energéticos musculares causadas por la enfermedad cancerosa y la terapia que se aplica.

Según explica la doctora Margarita Pérez Ruíz, profesora de Fisiología de Ejercicio de la Universidad Europea de Madrid, la mayoría de los pacientes oncológicos sufre fatiga durante y después de la quimioterapia, de la radioterapia y/o de la terapia hormonal. Al parecer, también “la inactividad podría ser uno de los desencadenantes de la fatiga, la debilidad y la pérdida de capacidades funcionales, así como de la disminución de la calidad de vida que experimentan los pacientes y los supervivientes de esta enfermedad”.