Medicamentos y conducción

Antes de sentarse al volante de un vehículo, hay que informarse sobre si un medicamento puede alterar nuestra capacidad de conducir

Pocos son los prospectos de fármacos que no albergan en algún rincón una advertencia relacionada con el riesgo que conlleva la ingesta de medicamentos y la inmediata conducción de vehículos o maquinaria. La advertencia suele venir enmarcada en un triángulo con un pictograma en su interior, como una señal de tráfico. En realidad es una alerta, una llamada de atención de que ese medicamento altera o puede alterar la capacidad de conducir.

Y a esta advertencia deben prestar especial atención aquellas personas que toman medicamentos por padecer las siguientes patologías: trastornos psiquiátricos, del sueño, endocrinos metabólicos, reumáticos, demencias, Parkinson, epilepsia y/o enfermedades convulsivantes, respiratorias, cardiopatías, alteraciones visuales y/o auditivas y alteraciones psicomotrices.

No obstante, y según el Ministerio de Sanidad, los medicamentos no son la causa principal de los accidentes de tráfico, pero dado que una gran parte de la población está en tratamiento farmacológico, éste es un aspecto que siempre se debe tener en cuenta. Se estima que un 5-10 por ciento de los accidentes de tráfico han podido tener su origen en que la persona que conducía estaba bajo los efectos de alguna medicación.

Relación compleja

La relación entre medicamentos/enfermedad y conducción de vehículos es compleja. En España hay comercializados unos 4.000 principios activos o fármacos. De ellos, en unos 300 el prospecto advierte sobre si afectan a la capacidad para conducir o para manejar maquinaria, lo que confirma que no todos los fármacos albergan dicho riesgo, pero no por eso se debe minusvalorar este hecho. Esos 4.000 principios activos se encuentran disponibles en aproximadamente unas 10.000 presentaciones farmacéuticas diferentes (comprimidos, jarabe, gotas, etc.). Un dato notable si tenemos en cuenta que un alto porcentaje de la población está medicada.

A todo ello hay que sumar las distracciones e imprudencias, con lo cual a la postre se engrosa de manera alarmante el número de muertes y lesiones provocadas por accidentes de tráfico. Está claro también que en lo que respecta a los medicamentos, la información resulta fundamental, y es ahí donde adquiere un papel esencial la presencia del farmacéutico como máximo conocedor de los mismos.

Prevenir es la cuestión

Según revela el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, los estudios realizados al respecto aún no han logrado establecer una implicación directa entre la accidentalidad de automóviles y la acción de los medicamentos en los conductores; además, es difícil establecer una relación entre la dosis administrada y el grado de deterioro de la capacidad de conducción.

En cualquier caso, la influencia en positivo o en negativo sobre esta capacidad está determinada por factores inherentes al fármaco y por otros relacionados con la persona que está en tratamiento. En ocasiones tales efectos negativos en la conducción no siempre son achacables a las características específicas de un medicamento sino a las interacciones con otros fármacos que estemos tomando al mismo tiempo. De igual modo, otro factor que conlleva riesgos es la automedicación.

De todas formas, para prevenir una situación de riesgo causada por medicamentos es muy recomendable que el paciente a quien se le ha prescrito un medicamento, se informe antes de sentarse al volante de un vehículo, sobre si potencialmente puede ver alterada su capacidad de conducir; luego ha de procurar tomar nota de cómo y cuáles son sus reacciones ante la medicación, qué efectos observa, cómo influye en sus reflejos, en su capacidad de concentración y si le produce excesiva somnolencia.

La reacción del organismo a los medicamentos es más significativa durante los primeros días del tratamiento y puede no ser tan fuerte después. Siempre es necesario seguir las instrucciones indicadas por el médico en cuanto a la dosis y al tiempo de duración del tratamiento. En caso de duda, consultar al médico o al farmacéutico es la mejor opción.

Recomendaciones generales

  • Antes de conducir o utilizar maquinaria peligrosa, esté atento a cómo reacciona ante la medicación que está tomando. Si observa que influye en sus reflejos y capacidad de concentración, le produce excesiva somnolencia, etc., hay que indicarlo al médico y evitar conducir.
  • Recuerde que la reacción del organismo ante los medicamentos es más manifiesta en los primeros días de tratamiento, en especial durante las primeras horas después de la ingesta del mismo.
  • No tome medicamentos ni retire la medicación por su cuenta, aunque sea de forma puntual, ya que pueden aparecer nuevos efectos negativos.
  • Tome la dosis que le indique su médico. No todas las personas necesitan la misma dosis.
  • Si se conduce de manera habitual, hay que recordárselo al médico. Él tratará de encontrar la medicación que menos interfiera en su capacidad de conducción.
  • La relación medicamentos-conducción no siempre es negativa, pero debe estar supervisada por un profesional sanitario.
  • Los medicamentos que no necesitan receta médica también pueden tener efectos adversos que afectan a la conducción. Consulte a su farmacéutico.
  • Ingerir más de un medicamento puede facilitar la aparición de efectos adversos.
  • Recuerde que tomar conjuntamente alcohol y medicamentos puede incrementar los efectos adversos (mayor sedación y somnolencia, pérdida de reflejos, etc.).
  • Lea siempre el prospecto. Ante cualquier síntoma, anomalía o duda, consulte a su médico o farmacéutico.