Como mantener el ritmo intestinal en vacaciones

Una dieta rica en fibra y beber agua puede resolver muchos casos de estreñimiento

La irregularidad intestinal es un incómodo síntoma que puede presentarse durante las vacaciones sin previo aviso. La causa más común es el cambio de alimentación. La playa, la piscina, las excursiones, entre otras situaciones, conllevan una trasformación importante de nuestros hábitos alimentarios que conducen, habitualmente, al estreñimiento pasajero, un problema que normalmente se resuelve con sencillos cambios en nuestros hábitos higiénicos y dietéticos.

El estreñimiento se define como la dificultad para evacuar las heces, ya sea por una baja frecuencia de deposición o por un esfuerzo a la hora de defecar. Las heces son escasas y secas. Aunque puede ir más allá de un simple malestar y repercutir negativamente en la calidad de vida de quien lo sufre, no es una enfermedad sino un síntoma. Aún así, si aparece de forma brusca y se prolonga durante semanas, se ha de acudir al médico. Muchas personas piensan que es absolutamente necesario defecar todos los días, pero no siempre es así. Cada persona tiene su propia regularidad natural a la hora de ir al baño. En cualquier caso, según los expertos, el estreñimiento se puede definir como la dificultad para defecar en más de un 25 por ciento de las veces y/o realizar menos de 3 deposiciones semanales.

Causas

Una dieta inadecuada, rica en carne y alimentos excesivamente refinados y pobre en legumbres, verduras y frutas, la falta de ejercicio físico y/o beber poco líquido pueden ralentizar el tránsito intestinal y, en consecuencia, provocar la aparición de estreñimiento. Precisamente una mala alimentación es la causa más común, pero existen otras posibles razones: el estrés, ciertas enfermedades y medicamentos, el cambio de hábitos y el abuso de laxantes irritantes también puede estar detrás de su origen. La solución normalmente pasa por modificar aquellos hábitos que no nos convienen. Una dieta rica en fibra y beber agua en abundancia pueden poner fin a muchos casos de estreñimiento crónico. Pero también es cierto que, en muchas ocasiones, no es fácil obtener a través de los alimentos toda la fibra que necesita nuestro cuerpo para funcionar correctamente, en cuyo caso se recomienda recurrir a los suplementos de fibra disponibles en la farmacia.

Diarrea del viajero

Las enfermedades diarreicas conforman la patología más frecuente entre los viajeros a zonas consideradas de riesgo, como el Caribe, Sudamérica, Centroamérica, África y Asia. Se calcula que, aproximadamente, entre el 30 y el 40 por ciento de los viajeros a países en desarrollo sufren diarreas en los primeros 15 días de estancia, trastocando los planes de ocio en la mayoría de las ocasiones.

Generalmente, la diarrea aparece al inicio del viaje (tras 12-72 horas del contacto con el alimento contaminado) porque la mayoría de las formas de diarrea del viajero son causadas por bacterias o virus que tienen un periodo de incubación corto. Se produce, habitualmente, un cuadro de intensidad moderada que puede cursar con diarrea acuosa, retortijones, náuseas, vómitos y fiebre pero, al tener capacidad de invadir la mucosa del colon, también puede dar lugar a una situación más severa y debilitante.

Síntomas

El cuadro clínico más frecuente con que se manifiesta la diarrea el viajero consiste en la emisión de 3 o más deposiciones acuosas en 24 horas, con dolor abdominal y calambres. A esto puede sumarse la existencia de malestar general y falta de apetito. En sólo un 10-20 por ciento de los casos aparecen vómitos, fiebre o diarrea sanguinolenta.

Sin tratamiento, la duración se estima entre 3 y 5 días, aunque en el 25 por ciento de los casos se prolonga durante una o más semanas. La diarrea del viajero casi nunca pone en peligro la vida de los adultos, pero sí que puede ser grave en los niños, debido a que puede dar lugar a una deshidratación importante.

Los expertos coinciden en que el mejor tratamiento es una correcta prevención. La ingesta de alimentos y agua en condiciones higiénicas correctas evitaría la gran mayoría de los casos de diarrea del viajero.

De hecho, el agua es un importante transmisor de enfermedades infecciosas por lo que es muy importante beber sólo agua que ofrezca suficientes garantías o agua embotellada que deberá ser abierta en su presencia.

Pero en los destinos tropicales, por el exceso de calor, es necesario beber cantidades elevadas de líquidos. Lo mejor, el agua embotellada, los refrescos y las bebidas calientes, pero si esto no es posible se puede hervir el agua durante al menos 10 minutos o bien añadir unas gotas de lejía por litro de agua y esperar 30 minutos hasta su consumo (con 2 gotas de lejía doméstica suele ser suficiente si bien en ocasiones puede ser necesario hasta 8 gotas. Esto depende también de la concentración de la lejía. Para una correcta desinfección debe asegurarse niveles de 1 a 2 miligramos de cloro activo por litro de agua). También se pueden utilizar pastillas de potabilización a base de compuestos clorados o tintura de yodo.

Tratar de inmediato

En la mayoría de los casos, la diarrea se resuelve en unos días, debiendo buscar atención médica si se prolongara más o si fuera muy severa o se acompañara de fiebre alta, vómitos intensos o sangre en las heces. Si persiste a la vuelta del viaje, será preciso consultar con el médico.

En todos los casos se debe tratar en cuanto aparece. El objetivo principal del tratamiento es evitar la deshidratación. En cuanto la diarrea comienza, se debe aumentar la toma de líquidos. Si la diarrea continúa más allá de 24 horas, la reposición de fluidos se ha de realizar utilizando soluciones orales para la rehidratación (1 sobre por litro de agua). Si no se dispone de sobres de rehidratación oral puede rehidratarse con una preparación casera hecha con 1 litro de agua al que se añaden 6 cucharaditas rasas de azúcar y 1 cucharadita rasa de sal. Otra sencilla y casera solución rehidratante es la “limonada alcalina” que se prepara de la siguiente forma: añadir a un litro de agua un vaso de limón, 4 cucharadas de azúcar, una de sal y una de bicarbonato. Esta solución es útil tanto para tratar como para evitar la deshidratación.

Salvo que no se tolere la alimentación por vía oral, se debe continuar con la ingesta de comida, evitando la ingesta de leche u otros productos lácteos. Es recomendable una dieta blanda, basada en productos tales como plátanos, sopas, gelatinas de fruta y verdura hervida. Se irá introduciendo una dieta normal a medida que las deposiciones recuperen la forma.

Para el tratamiento de las diarreas de intensidad leve o moderada, se pueden utilizar antidiarreicos. En los casos más graves deben tratarse con antibióticos, consultando previamente al médico o al farmacéutico.