¿Cómo escoger un champú terapéutico?

Junto a la función de higiene, el champú puede ser un cosmético de mantenimiento del cabello o de tratamiento si existe una patología

Escoger un champú con criterio científico es un problema difícil para la población dada la gran cantidad de opciones que se suelen encontrar en los puntos de venta. En cualquier mostrador de farmacias o perfumerías se apilan los champúes para el pelo dañado por tintes y permanentes, para el pelo seco, graso, con caspa, sin brillo, rizado, sin volumen, sensible, de niños, áspero... A la hora de aconsejar un champú, también el dermatólogo necesita valorar no solo los criterios patológicos sino los deseos cosméticos del paciente.

Lo primero es saber si el cuero cabelludo está enfermo o sano. El cuero cabelludo enfermo necesita un champú tratamiento de la enfermedad. Desde las pediculosis a la psoriasis, desde el impétigo a la caspa, desde la infección por hongos a la dermatitis atópica, desde la foliculitis decalvante al liquen pilar, existe un largo recorrido en el que el clobetasol, los alquitranes, el piritionato de zinc, el ketoconazol, la ciclopiroxolamina, el ictiol, la niacinamida, el ácido salicílico, los alfahidroxiácidos y otros tantos principios activos formarán parte de la terapia específica de cada enfermedad. Para ello, hay que visitar al dermatólogo.

¿Cuál escojo si tengo un cabello y cuero cabelludo sanos?

El cuero cabelludo sano precisa fundamentalmente un champú como cosmético de higiene. Pero tampoco la elección es tan simple en este caso, dado que se puede elegir tanto la forma de limpieza (disolución, abrasión, absorción, por emulsión) como la presentación (toallitas, scrub, alguinatos, coloides, gel) en función de los deseos y circunstancias del paciente.

Además, junto a la función de higiene, el champú puede ser un cosmético de mantenimiento cosmético del cabello (acondicionador, voluminizador, ondulante, alisante, colorante) incorporando en su composición siliconas, proteínas filmógenas, moléculas que alteran el color de alto peso molecular y otras muchas opciones cosméticas.

Por otra parte todo ello puede estar dirigido al pelo fino y delicado, seco o graso, para lo que se pueden incorporar una diferente proporción de tensioactívos aniónicos (normal o graso), catiónicos (seco)  o anfóteros (finos y delicados).

Lo que hay que saber

1. Cuando no existe ninguna alteración del cuero cabelludo ni del cabello se debe usar simplemente un champú que limpie, sin aditivos farmacológicos de ningún tipo.

2. Puede contener colorantes o aromas: no tiene contraindicación si no se es alérgico usar un champú con colorantes o aromas que aumenten el agrado cosmético.

3. Si el cuero cabelludo está sano pero el cabello tiene defectos estéticos hay que comprar un champú adecuado al tipo de alteración. Si es seco, con grasas adicionadas; si es graso con astringentes; si tiene las puntas abiertas, con siliconas protectoras o queratinas; si es muy rizado, con alisadores; si es muy lacio, con voluminizadores. Toda esta información figura en los envases.

4. El champú de tratamiento se debe adquirir en la farmacia, ya que asegura la calidad de los ingredientes. Si solo es un champú de higiene y cuidados cosméticos se puede comprar en supermercados siempre que sean marcas de prestigio.

5. Lo que se puede esperar de un champú es una ayuda en el tratamiento de las patologías pero solo de forma sintomática, no curativa.

6. La caspa puede llegar a desaparecer con champúes anticaspa siempre que se usen a diario mientras haya síntomas.

7. La grasa no desaparece ni disminuye con los champúes ya que se rige por impulsos hormonales. Solamente se consigue una mayor limpieza y  mejor aspecto con los champúes antigrasa que con otros, en estos casos.

8. Los champúes no intervienen de forma importante en la caída del cabello, ya que el tiempo de acción y la profundidad a la que deberían llegar los principios activos no se consiguen con el uso convencional de los champúes.

9. El cuero cabelludo sensible es una auténtica patología que requiere un champú extragraso, con ingredientes sin riesgo de sensibilización y con adición de sustancias antiinflamatorias. El champú para cuero cabelludo sensible debe ser específico y comprado en la farmacia.

10. Cualquier champú debe usarse de forma constante mientras existe el problema. No existe acostumbramiento al mismo. Lo que ocurre es que la mejoría inicial no es tan llamativa con el uso continuado, pero es lo que se debe hacer.

11. Cuando se produce mejoría se debe continuar el tratamiento a días alternos, alternando con un champú suave sin aditamentos específicos.

12. Los champúes de higiene se usan aplicando una pequeña cantidad, aclarando y repitiendo la aplicación. Debe acompañarse de un suave masaje.

13. Los champúes de tratamiento requieren, después de la primera aplicación, una segunda en la que se deje actuar el producto sobre el cuero cabelludo unos 5 a 7 minutos. Así se permite que alcance mejor su objetivo.

14. Después del uso de un champú de tratamiento o de higiene, no existe impedimento para usar otros cosméticos para el cabello, como espumas, gominas, lacas, etc.

Dra. Aurora Guerra, jefa de Sección Dermatología Hospital 12 Octubre Madrid.