Cómo prevenir la cistitis

La humedad posterior a los baños en piscinas o playas favorece el crecimiento de las bacterias

La infección de orina o cistitis es un tipo de infección del tracto urinario (ITU), concretamente cuando afecta a la vejiga.

Las infecciones del tracto urinario están provocadas por la presencia y multiplicación de microrganismos en dicha zona. Su invasión de los tejidos provoca lesiones y libera toxinas que pueden resultar perjudiciales para nuestro organismo.

En función de su localización, se puede hablar de infecciones altas o bajas. Si la infección se encuentra en vejiga (cistitis), próstata (prostatitis) o uretra, estaremos ante una infección del tracto urinario baja. Si la infección afecta al riñón (pielonefritis) hablaremos de una infección alta.

Frecuencia

La infección del tracto urinario es, tras la respiratoria, la segunda infección más frecuente en nuestro país, y su incidencia es mayor en mujeres. Se estima que 4 de cada diez mujeres padece algún episodio de cistitis a lo largo de su vida. Y, de ellas, casi un 30% se presentan como casos de cistitis recurrente, con tres o más infecciones en el plazo de un año.

Las cistitis recurrentes son especialmente frecuentes a partir de los 17 años, coincidiendo con el inicio de las relaciones sexuales. Las cifras se mantienen elevadas durante la época fértil de la mujer y se incrementan ligeramente en la menopausia debido a modificaciones de su flora vaginal. A medida que la mujer se aproxima a la vejez, las infecciones se dan en menor medida.

Causas y síntomas

Las infecciones de orina están provocadas por bacterias, siendo la E. Coli la responsable en el 75% de los casos. Este microorganismo, que se encuentra en nuestro intestino en grandes cantidades, puede colonizar la piel que rodea a la uretra y acceder a la vejiga. La E. Coli posee unos filamentos o "pelos" alrededor de su cuerpo que le permiten adherirse a las paredes de la vejiga urinaria, que es el órgano del abdomen donde se almacena la orina.

La contaminación por E. Coli se produce frecuentemente por el contacto de estas zonas con restos de heces. Así mismo, se trata de patologías más frecuentes en época estival, ya que la humedad posterior a los baños en piscinas, playas... favorece el crecimiento de las bacterias.

La adhesión de las bacterias a la pared de la vejiga produce diferentes toxinas, causantes de los síntomas típicos de la cistitis o infección urinaria:

  • Presión en la parte inferior de la pelvis.
  • Dolor o escozor al orinar.
  • Necesidad frecuente y/o urgente de ir al baño.
  • Micciones escasas y frecuentes.
  • Necesidad de orinar por la noche.
  • Orinas turbias o malolientes acompañadas de sangre.
  • Dispareunia: relación sexual dolorosa.

Tratamiento

Los casos más leves de cistitis pueden curarse de forma espontánea, pero la mayoría de las veces es necesario aplicar un tratamiento antibiótico para evitar que la infección se extienda. Sin embargo, el tratamiento con antibióticos  puede conllevar la aparición de resistencias por parte de las bacterias, que se hacen más fuertes frente al efecto de los antibióticos y progresivamente se inmunizan frente a su acción.

Por esta razón, cada vez es más frecuente recurrir a nuevas estrategias para tratar las distintas infecciones. Así, en el caso de la cistitis, el arándano rojo americano se ha posicionado como una medida necesaria para su prevención, dado su demostrada eficacia para disminuir la recurrencia de este problema.

Fuente: Sociedad Española de Fitoterapia Ginecológica (SEGIF) y Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO)