Hipotiroidismo: una enfermedad típicamente femenina

Muchas veces el hipotiroidismo se confunde con otras patologías como fatiga crónica, depresión, ansiedad o estrés

La glándula tiroides es un órgano pequeño, con forma de mariposa, ubicado en el cuello, justo delante de la tráquea. Es el controlador maestro del metabolismo y ejerce un papel fundamental en el buen funcionamiento del mismo, produciendo, almacenando y liberando hormonas tiroideas. Estas hormonas son esenciales para el correcto funcionamiento de todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo.

Los trastornos del tiroides son una de las enfermedades más frecuentes y dentro de ellas el hipotiroidismo es una de las más prevalentes. Esta enfermedad se produce cuando hay déficit de hormonas tiroideas en el organismo y es una patología que se traduce en la disminución de la actividad del metabolismo de la persona afectada, de manera que se ralentizan todas las funciones vitales.

Además, se trata de una enfermedad típicamente femenina, más frecuente en mujeres que en hombres, sobre todo a partir de los cuarenta años.  La razón es que el tiroides está íntimamente ligado a su ciclo reproductivo y, además, las mujeres son más propensas a las enfermedades autoinmunes, habiendo implicado en el origen de los trastornos del tiroides un mecanismo autoinmune.

Síntomas

El hipotiroidismo evoluciona muy lentamente desde un grado mínimo. Pueden transcurrir meses o incluso uno o varios años antes de que sus manifestaciones clínicas lleguen a ser evidentes. No posee ningún síntoma característico y no existe alguno que esté presente en todos los enfermos. Además, los síntomas que pueden tener las personas que tienen este trastorno también pueden presentarse en individuos con otras enfermedades. Por eso la única manera de saber con seguridad si hay hipotiroidismo es mediante la realización de los análisis pertinentes.

En cualquier caso, el descenso de las hormonas tiroideas en la sangre origina unos síntomas específicos que orientan al médico a la hora de realizar el diagnóstico: las células del cuerpo no pueden recibir suficiente hormona tiroidea y los procesos corporales comienzan a funcionar con lentitud. Y a medida que los sistemas del organismo comienzan a funcionar con lentitud, se denotan frío y fatiga, la piel se reseca, surge una tendencia a olvidarse de las cosas y a deprimirse, mostrando apatía e indiferencia; también se comienza a notar estreñimiento, falta de apetito, aumento de peso, debilidad, cansancio, somnolencia excesiva e inflamación del tiroides (bocio).

Muchos de los síntomas frecuentes del hipotiroidismo son alteraciones comunes a situaciones carenciales, al estrés laboral, etc. De manera que muchas mujeres consideran los síntomas normales dentro de su rutina. Por ejemplo, algunos casos presentan cansancio y falta de energía. Por ello, muchas veces el hipotiroidismo es confundido con otras patologías como fatiga crónica, depresión, ansiedad o estrés, así como con trastornos ginecológicos.

Momentos de alerta

La probabilidad de que se produzca hipotiroidismo aumenta en varios momentos del ciclo reproductivo de la mujer, debido a los cambios metabólicos e inmunológicos que se producen entonces.

Durante el embarazo la glándula tiroides sufre un fuerte impacto, ya que necesita trabajar hasta un 50 por ciento más. Esta situación se produce porque durante las primeras semanas el tiroides de la madre es la única fuente de hormona tiroidea para el feto. En ocasiones, la función tiroidea vuelve a la normalidad tras el parto, pero el diagnóstico y tratamiento del  hipotiroidismo durante la gestación es fundamental para garantizar el bienestar tanto de la futura madre como el desarrollo del bebé.

Es necesario tener los requerimientos suficientes de yodo, elemento fundamental para el funcionamiento adecuado del tiroides, para el desarrollo del embarazo y el desarrollo adecuado del futuro bebé.

Actualmente se sabe que la función más importante de las hormonas tiroideas es intervenir en el desarrollo del sistema nervioso. Si un embrión se desarrolla sin tiroxina, sobre todo si la madre tiene déficit de yodo, el niño nace con un desarrollo mental muy deteriorado. De ahí la conveniencia de que, durante el embarazo y la lactancia, la madre consuma sistemáticamente sal de mesa yodada. En este sentido, los especialistas advierten que todos los problemas del tiroides tienen solución, incluido el cáncer de tiroides, pero el deterioro mental producido en la infancia por falta de yodo es irreversible, no tiene arreglo.

Durante el post-parto es muy típico que se produzca la llamada tiroiditis postpartum, de causa autoinmune, que puede diagnosticarse pasados dos o tres meses y hasta un año después.

Los trastornos tiroideos, durante y después del embarazo, pueden no ser percibidos fácilmente debido a los cambios que la gestación y post parto provocan en el organismo.

Además, el riesgo se incrementa en caso de existir antecedentes familiares de hipotiroidismo, en mujeres diagnosticadas de otras enfermedades autoinmunes como algunos tipos de diabetes, esclerosis múltiple o anemia y en personas con Síndrome de Down, Síndrome de Turner o enfermedad bipolar. Asimismo, la probabilidad también aumenta si se cuenta con historial de infertilidad, aborto o parto prematuro.