Adicción al juego

El juego patológico es una alteración del comportamiento por la que el individuo siente la necesidad irrefrenable de jugar

Las adicciones comportamentales son trastornos de dependencia vinculados a actividades humanas diversas, a menudo placenteras, no relacionadas con la ingestión de sustancias.

Dentro de este tipo de conductas, la adicción al juego es la única que está reconocida como adicción. "Se trata de un trastorno crónico incapacitante que comporta importantes consecuencias negativas para las personas que lo padecen y su entorno. Se calcula que en España existe un 1 por ciento de personas con adicción al juego, alrededor de 470.000 personas, un trastorno que puede afectar a hombres y mujeres, aunque suelen tener un perfil de adicción distinto. En los centros de tratamiento por esta adicción apenas una de cada diez pacientes es mujer". Así se manifestaba el doctor Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, en el marco del III Congreso Internacional de Patología Dual, celebrado recientemente en Barcelona.

¿Qué es el juego patológico?

El juego patológico es una alteración del comportamiento por la que el individuo siente la necesidad irrefrenable de jugar, una dependencia manifiesta del juego y una interferencia grave en su vida laboral y familiar, llegando a abandonar cualquier otro tipo de actividades o aficiones.

Según el profesor de Psiquiatría de la Universidad de Calgary (Canadá), Nady El-Guebaly, "la mayoría de las personas adictas al juego patológico presenta una patología dual (una adicción y otro trastorno mental). A los jugadores patológicos les suele costar mucho someterse a tratamiento y, por norma general, necesitan al menos unas 10 sesiones, siendo fundamental el apoyo de la familia. De momento, no existen fármacos aprobados por las agencias reguladoras para tratar este trastorno, siendo la terapia cognitivo-conductual la que mejores resultados ofrece, aunque no ha sido probada en patología dual".

Los jugadores patológicos presentan una marcada impulsividad. Tal y como explica el doctor Echeburúa, "muchos adictos al juego tienen antecedentes de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ya que el juego está vinculado a la impulsividad y las personas impulsivas representan un sector vulnerable que puede implicarse en conductas adictivas".

Cifras en España

Las tasas de jugadores en España son relativamente parecidas a las de otros países de nuestro entorno o países desarrollados. Según explica el doctor Echeburúa, "en nuestro país existe mucha afición al juego; de hecho se calcula que hasta un 70 por ciento de la población es aficionada a juegos de azar como la lotería. Aunque no disponemos de estudios a nivel nacional sobre la adicción al juego patológico, puede haber alrededor de un 1 por ciento de jugadores patológicos y otro 1 por ciento de jugadores problemáticos que, sin reunir los requisitos del diagnóstico, juegan de manera arriesgada y peligrosa, lo que les crea dificultades en su vida cotidiana".

Mujeres y hombres presentan un perfil distinto de adicción. "Realmente el juego que mayor problemática crea en cuanto al número de personas afectadas que acuden a tratamiento es el de las máquinas tragaperras, que es el preferido por los hombres, seguido, pero de lejos, por el bingo, que es al que con más frecuencia presentan adicción las mujeres. Por su parte, los jóvenes se sienten más atraídos por las apuestas deportivas a través de Internet y el póquer online. Los factores que influyen para que las máquinas tragaperras sean el tipo de juego más problemático son la facilidad para el acceso, dado que en casi todos los bares se encuentran, y el bajo coste de una apuesta", apunta el experto.

Aumento de conductas adictivas

Dentro de las adicciones del comportamiento se engloban la adicción al juego, a Internet, al sexo, o los trastornos de conducta alimentaria. Según explica el doctor Ignacio Basurte, psiquiatra del Hospital Universitario Gregorio Marañón y secretario de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD)"España ha experimentado un aumento de todas estas conductas adictivas, pero de una manera muy similar a la que puedan tener nuestros vecinos europeos puesto que el estilo de vida a grandes rasgos es similar. El mayor acceso a las nuevas tecnologías, la importancia de nuestro físico o el ritmo desmedido en los trabajos, favorecen que se produzcan adicciones a estas o a otras conductas".

No existe un perfil concreto del adicto a una determinada conducta, "aunque sí que se observa una mayor tendencia de los jóvenes y adolescentes a presentar un importante consumo de tecnologías, ya sea ordenador o dispositivos móviles. En la edad adulta, el abanico es más amplio, yendo desde la adicción al deporte o al trabajo hasta la adicción a las compras o los grupos de alienación psicológica (conocidos comúnmente como sectas)", explica el experto.

Trastornos de conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria suponen otra de las adicciones comportamentales en auge en España. Se trata de enfermedades mentales que comportan anomalías graves durante la ingesta y convierten la comida en un enemigo.

Son cada vez más frecuentes y actualmente se encuentran entre las patologías más graves de la población española. Aunque la edad de inicio suele ser la adolescencia, una gran parte de los casos se prolongan durante la vida adulta. "El prototipo de paciente que lo sufre es una mujer, con estudios universitarios de unos 26 años", revela el doctor Basurte.

El síntoma externo podría ser una alteración de la conducta alimenticia (dietas prolongadas, pérdida de peso...) pero el origen de estos trastornos se explica a partir de una alteración mental cuya expresión psicológica es un elevado nivel de insatisfacción personal, miedo a madurar, elevados índices de autoexigencia, ideas distorsionadas sobre el peso o la comida, etcétera. Los trastornos alimentarios más conocidos que se enmarcan dentro de este conjunto son la anorexia, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.