Plantas medicinales para la prevención de gripes y resfriados

La equinácea y el própolis elaborado por las abejas son útiles en la prevención y tratamiento de estas patologías.

La mayor parte de las patologías respiratorias tienen un origen vírico, especialmente en los niños, en los que una de cada tres afecciones es vírica. Estas afecciones se producen en gran medida durante los meses fríos del otoño y el invierno.

Exceptuando algún cuadro gripal, en el que se pueden producir complicaciones, normalmente se trata de afecciones leves, pero por un lado la población afectada sufre un deterioro en su calidad de vida y por otro el número de consultas y el gasto sanitario relativo se dispara.

Las propiedades de las plantas medicinales y algunos ingredientes usados en complementos alimenticios posibilitan, con un uso dirigido por un profesional sanitario, una utilización más racional de los recursos y facilitan que no se produzca un abuso en la toma de antibióticos.

De particular interés en este caso es la equinácea y otros ingredientes que forman parte de complementos alimenticios, como el própolis elaborado por las abejas, cuya utilidad está demostrada en la prevención y tratamiento de estas patologías.

Equinácea

La equinácea es una planta originaria de América del Norte. Su raíz, recolectada en la primavera después de 4 años de cultivo, contiene numerosos principios activos con propiedades inmunoestimulantes. Los indios nativos de Norteamérica ya conocían sus valiosas virtudes y la utilizaban, entre otras cosas, para curar las mordeduras de serpiente y las heridas infectadas.

Hasta el año 1930 fue el remedio de elección para el tratamiento de los resfriados en Estados Unidos y en Alemania es una de las plantas medicinales más prescritas. Hoy, es uno de los géneros de plantas mejor estudiados y documentados, y ha adquirido una especial importancia por la capacidad que tiene para prevenir el desarrollo de diversas infecciones del tracto respiratorio superior como son la gripe y el resfriado común.

Sus numerosos constituyentes actúan de manera conjunta para mejorar las defensas. Contiene polisacáridos, que protegen las células de las agresiones víricas, alquilamidas con propiedades antibacterianas y antifúngicas y otros elementos con efectos antiinflamatorios.

Se recomienda tomar entre 1 y 3 meses desde el comienzo del invierno para prevenir las infecciones de repetición. Se puede utilizar asimismo como prevención cuando el organismo está sometido a estrés o a condiciones de debilidad física o psíquica que deprimen el sistema inmunitario.

Para garantizar la eficacia es importante usar productos fabricados con extractos estandarizados bajo un estricto control de calidad, pues la composición química del preparado varía mucho en función del origen geográfico (dónde se ha cultivado), la parte de la planta usada, en qué condiciones se ha recolectado y cómo ha sido su transporte y almacenamiento. Un producto fabricado sin tener en cuenta este control farmacéutico puede tener una eficacia mucho menor.

Trabajos recientes han demostrado que es capaz de disminuir la propagación de virus y bacterias. Aunque no se han realizado ensayos en humanos, en ensayos in vitro se ha demostrado que las isobutilamidas y los polisacáridos ejercen un efecto antiinflamatorio. Presenta actividad cicatrizante, favoreciendo la formación del tejido responsable de la curación de las heridas.

Los usos reconocidos son:

  • Terapia coadyuvante y profilaxis de infecciones recurrentes del tracto respiratorio superior (bacterianas y víricas).
  • Para aumentar las defensas en los tratamientos con quimioterápicos.
  • Tratamiento de infecciones del aparato urogenital.
  • Por vía tópica para el tratamiento de heridas, eczemas, quemaduras, inflamaciones o ulceraciones dérmicas.

Como cualquier otra planta medicinal, no es inocua, luego debemos considerar que debido a su composición puede afectar al hígado. Se recomienda extremar las precauciones en pacientes con insuficiencia hepática.

No debe tomarse más de 8 semanas seguidas y tampoco deben superarse las dosis recomendadas en el producto.

Própolis

Es un producto recolectado por las abejas, que recubre las yemas de árboles como el abedul, el álamo, el sauce, el castaño y diversas especies de coníferas.

El própolis es un producto muy complejo, formado por más de 160 componentes que varían dependiendo de la planta de la que venga, el tiempo de recogida, la zona de recolección, etc. Podemos destacar los flavonoides (50 %), proteínas, vitaminas, minerales, polisacáridos, etc. De su complejidad puede derivar su gran cantidad de acciones farmacológicas avaladas por publicaciones científicas. Así actúa como antimicrobiano, antiinflamatorio, antitumoral, antiparasitario, inmunomodulador, antioxidante, etc.

A falta de estudios en humanos, diversos estudios farmacológicos demuestran la acción del própolis frente a bacterias que provocan infecciones respiratorias, sobre todo su acción conjunta con fármacos antibacterianos. La acción frente a hongos y virus también la avalan varios estudios.

Los usos reconocidos son:

  • Tratamiento de personas afectadas por infecciones de las vías respiratorias y urinarias, tanto por su acción sobre bacterias, hongos y virus como por su actividad inmunomoduladora.
  • Tratamiento tópico, en forma de spray o nebulizado, de afecciones de la garganta y sobre la piel en procesos de eczema, quemaduras, etc.

En cuanto a las precauciones, aquellas personas que sean alérgicas a productos elaborados por las abejas, como la miel, el polen o la jalea real, o a las picaduras de las abejas, deben tomar precauciones con el própolis para evitar reacciones indeseadas.