La osteoporosis, también de género masculino

El 25 por ciento de la población masculina en nuestro país padece algún trastorno osteoporótico.

Si decimos que es el tipo más común de enfermedad ósea, está claro que estamos hablando de la osteoporosis. A pesar de que se le aplica el calificativo de "epidemia silenciosa" por la ausencia inicial de sintomatología que presenta, su elevada incidencia en la población, sus consecuencias –es una de las principales causas de mortalidad y morbilidad en ancianos- y los elevados gastos sanitarios que genera, la han convertido en un importante problema de salud pública.

En España se registra una prevalencia del 35-40 por ciento en mujeres a partir de los 50 años y afecta a la mitad de las mujeres mayores de 70 años. Además, el aumento de las expectativas de vida en la población conlleva también un aumento en la prevalencia de fracturas osteoporóticas, significativamente mayor en mujeres, sobre todo si han pasado la menopausia.

Y precisamente por ser la osteoporosis una de las complicaciones más significativas para la salud en las mujeres posmenopáusicas, suele creerse que estamos ante una enfermedad más propia del sexo femenino, cuando la realidad es que también los hombres se ven notablemente afectados, no en vano el 25 por ciento de la población masculina en nuestro país padece algún trastorno osteoporótico, con un origen bien distinto al de la población femenina.

Según el doctor Manuel Díaz Curiel, del Servicio de Medicina Interna y Enfermedades Metabólicas Óseas de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, "una de cada tres o cuatro fracturas por osteoporosis la padece un varón", y añade que la enfermedad es más grave en estos casos.

Densidad mineral ósea

Al llegar a los treinta años, los hombres suelen tener acumulada más masa ósea que las mujeres, tras lo cual dicha masa comienza a disminuir lentamente acorde con la eliminación de hueso viejo mientras se forma hueso nuevo, pero a velocidad menor. En otras palabras, la densidad mineral ósea en los hombres se debe a un defecto en la formación del hueso nuevo, mientras que en las mujeres refleja un aumento de la destrucción del tejido óseo.

A los 50, y debido a la menopausia y la consiguiente pérdida de estrógenos, las mujeres experimentan pérdida de masa ósea más rápidamente, pero a la edad de 65 ó 70 años, tanto en ellos como en ellas dicha pérdida alcanza la misma velocidad, y lo mismo ocurre con el nutriente esencial para la salud de los huesos, el calcio, que disminuye en ambos sexos.

El varón no experimenta una "andropausia" equivalente a la menopausia femenina, que sufre una merma en sus hormonas sexuales, el estrógeno; pero el hombre también padece con la edad una disminución en sus niveles de testosterona e hipogonadismo, lo que se traduce para él en una causa frecuente de osteoporosis secundaria. Tal es así, que  el 30-60 por ciento de los varones con fracturas vertebrales presentan alguna enfermedad que conlleva pérdida ósea de forma directa o indirecta.

Investigadores del Hospital del Mar y el Grupo de Investigación Genética de Osteoporosis del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), de Barcelona, han podido constatar que el 30 por ciento de los hombres después de sufrir una fractura por osteoporosis, frente al 15 por ciento  de las mujeres ante el mismo hecho. Por eso, se recomienda que las mujeres mayores de 65 años y los hombres luego de los 70 se hagan un estudio de la densidad de los huesos (densitometría ósea), para determinar si existe osteoporosis.

Prevenir es la cuestión

En cualquier caso, los especialistas hacen hincapié en que en la clave para combatir esta enfermedad reside en la prevención. Durante la celebración, en octubre del pasado año, del Día Mundial de la Osteoporosis, el doctor Díaz Curiel, que además es presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO), junto al presidente de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM), Javier del Pino, y la presidenta de la Asociación Española Contra la Osteoporosis (AECOS), Carmen Sánchez, recalcaron que el consumo regular de calcio y vitamina D en mujeres mayores, especialmente entre las que están en la etapa de menopausia y postmenopausia, permitiría ahorrar unos 32 millones de euros al Sistema Nacional de Salud (SNS) debido a que esta ingesta disminuiría el número de fracturas producidas por esta patología.

Es más, advirtieron que las españolas –no se refirieron a los varones, pero se supone que también les vale la recomendación-, presentan unos niveles muy bajos de vitamina D, lejos de lo aconsejable, que implica consumir diariamente 1.200 miligramos de calcio y cinco microgramos de vitamina D.

También pusieron de relieve estos expertos que el consumo de lácteos -fuente natural de calcio- ha descendido un 8 por ciento en los últimos años. En este sentido, las cifras recomendables que aportó Díaz Curiel son: un litro de lácteos al día, traducible en dos yogures, 40 y 60 gramos de queso curado o unos 80 y 125 gramos de queso fresco.

Para la vitamina D es suficiente exponerse diariamente unos 20 minutos al sol, o tomar complementos alimenticios ricos en esta vitamina. Por supuesto, el doctor no se olvidó de recomendar ejercicio físico a diario, dejar el tabaco, moderar mucho las bebidas alcohólicas y las que contengan cafeína, y no automedicarse.