Digestiones pesadas

Si quiere tener una buena digestión evite los ayunos, las frituras, salsas y grasas en general y tenga un horario regular de comidas, entre otros consejos.

Han pasado las fiestas navideñas y hemos celebrado la entrada de un nuevo año: 2014. En mayor o menor medida, seguro que casi nadie que haya tenido la oportunidad de hacerlo, ha sido capaz de resistirse a tomar una copa con los amigos o comer algo más contundente de lo habitual, como una "patita" de cordero por ejemplo, un poco de marisco, salsas, mayonesas, ali oli... todo ello bien regado con vinos, cavas, y luego turrones, mazapanes, café, copa y puro.

Navidad y Año Nuevo son sinónimo de fiestas de consumo abusivo, por lo que parece obligado comer y beber más allá de lo debido. Luego viene el propósito de enmienda, año nuevo, vida nueva, y como poco nos propondremos dejar de fumar, aprender inglés o, lo más inmediato, sacudirse la resaca y rebajar esa tripa delatadora de los excesos festivos.

Pero nuestro organismo, y más concretamente nuestro estómago, decide luego pasarnos factura mediante un conjunto de síntomas traducibles en digestiones pesadas, acidez, reflujo, hinchazón de vientre, gases.... Un conjunto de síntomas que los médicos llaman dispepsia, si bien distinguen entre dispepsia orgánica y dispepsia funcional.

La primera implica que hay una lesión anatómica que la provoca y que puede ser una úlcera o una inflamación, entre otros, mientras que la segunda, la dispepsia funcional, no se identifica con ningún tipo de lesión anatómica, y simplemente surge tras una comida copiosa o muy condimentada o excesos en general, como los previsibles en las citadas fiestas.

Comidas equilibradas

Si las molestias son notoriamente debidas a excesos ocasionales, no deben ser motivo de preocupación, pero sí es hora de volver a las comidas equilibradas, esto es, conviene cambiar los hábitos alimentarios y el estilo de vida, y qué mejor momento que el comienzo del año para proponerse empezar a comer con moderación, perder peso, limitar el consumo de alcohol, abandonar el hábito tabáquico, etc. Si es necesario, se puede consultar al médico o al farmacéutico sobre algún producto que proporcione alivio a esa pesadez digestiva o estomacal.

En cualquier caso, hay que "aparcar" los alimentos o platos que contengan demasiada grasa o aceites, la frituras, los lácteos muy grasos, el exceso de condimentos, salsas picantes y alimentos excesivamente azucarados. Todos ellos acarrean procesos digestivos lentos y pesados. A esta circunstancia suele sumarse, además, horarios de comidas desordenados a lo largo del día o la mala costumbre de "saltarse" determinadas comidas.

Para retomar y mantener el bienestar digestivo hay que procurarse una alimentación saludable, y ésta pasa por el consumo prioritario de hortalizas frescas, frutas, cereales integrales y productos en general que sean ricos en fibra, como las legumbres y los frutos secos.