David Bustamante

Imagen ahora de Pastillas Juanola Própolis, el artista encuentra en este producto las cualidades que para él son imprescindibles en cualquier ámbito de la vida: naturalidad y frescura.

Cálido, carismático, arrebatador. En un escenario David Bustamante se entrega con pasión, sin límite y consigue emocionar a su público. Su voz, llena de inspiración y matices le ha llevado al éxito internacional y su garganta es la "culpable" de que sea feliz o no, porque en su caso cantar es mucho más que un oficio.

¿Cuándo y cómo descubriste las cualidades de tu voz?

De pequeño tenía miedo o vergüenza de cantar en público, solo cantaba en la intimidad, en mi cuarto. Cantaba pero no sabía si lo hacía bien. Un día, en el bautizo de un primo, tenía yo doce años, dije: "yo también sé hacer lo que hacen los cantantes", sabía que hacía sus giros, que llegaba a sus notas, que cantaba las canciones como hacían ellos... Los demás exclamaron: "a ver el niño", y cuando me oyeron mis tíos se emocionaron, y soltaron un "¡vaya con el niño!". Ese momento no se me olvida, porque hasta entonces mi mundo había sido el fútbol, y entonces vi lo que provocaba en las personas.

¿Y qué era...?

Aparte de que uno se emocione, cuando uno canta en público lo que le gusta es generar emociones en los demás, y eso me enganchó, y eso lo provoqué, y cada vez con más continuidad, hasta que me metí en una rondalla, que es como una tuna de niños pequeños. Allí fue mi explosión, donde quité la vergüenza y el miedo, y donde buscaba y necesitaba la oportunidad para cantar en todo momento.

¿Cómo definirías tu voz?

Al principio no me gustaba, me parecía excesivamente aguda, hasta que después de trabajarla mucho me acostumbré a oírme bien, a disfrutar de los armónicos agudos, pero fue a base de clases de canto, de saber colocar la voz, de las tablas, de sobarla, porque a una voz cuando le vas dando años y años de cantar le vas dando unos matices diferentes. Y va mejorando, va creciendo. La voz de un hombre a los 30 años es una madurez joven, es cuando realmente va tomando poso. Al principio es una voz totalmente sin hacer.

¿Cómo se lleva tener una voz de tenor?

En realidad soy contratenor. Tengo una deformación, una cuerda vocal natural que me descubrió el foniatra y que me permite 37 semitonos en la voz. Llego muy agudo y por encima del do de pecho. El do sostenido me sale con facilidad, de una forma natural, tengo esa suerte. Hay tenores a los que les cuesta, que tienen que empujar mucho el diafragma y a mí, si la voz está caliente, hidratada, me sale bastante fácil.

¿Qué es para ti la garganta?

Mucho más que una herramienta. Para mí es la culpable de que esté feliz o no, porque gracias a ella me expreso como artista y como persona. Si no puedo cantar soy una persona infeliz, incompleta. Yo canto en casa, canto en el coche, disfruto, soy cantante porque no podía ser otra cosa. Mi destino era tener la oportunidad de darme a conocer, y gracias a Dios el público apoyó mi trabajo y creyó en mí. Siempre me han llevado en volandas, a lo más alto.

¿Con toda esta actividad, cómo cuidas tu garganta?

Mucho, porque a los cantantes se nos resecan mucho las cuerdas vocales, y para eso están esas maravillosas pastillas Juanola Própolis que nos protegen y suavizan la garganta, que nos hidratan, que nos ayudan con el própolis a cuidarla, a prevenir los estragos del frío y los cambios de temperatura.

Me has contado cómo la cuidas, y ¿cómo la maltratas...?

La maltrato porque hablo mucho, soy hiperactivo, muy sociable, me encanta la gente y hablo muchísimo. En ocasiones, cuando se me olvidan las técnicas que te he contado antes, hablo muy alto, muy deprisa, aunque con la edad uno se va tranquilizando. Creo que ahora soy una persona mucho más reposada.

¿Gritas más como profesional o en tu vida privada?

Pues en mi vida personal juego al fútbol, y lo vivo apasionadamente, chillo a mis compañeros... En mi afición me resto y me perjudico para mi trabajo, porque es la forma que tengo de disfrutarlo. Después de jugar un partido me duele la garganta, porque he gritado una barbaridad.

¿Alguna vez te ha fallado la garganta, ese momento que dices: no llego...?

Muchas veces, muchas veces y lo sufro un montón. Ese es el peor momento de mi vida, y la gente de mi alrededor que trabaja conmigo, mi hermano, alucinan porque me lo tomo tan a mal, pero para mí no dar el 120 por cien en un escenario, no llegar a esa nota, no cantar con soltura, estar sufriendo... es tremendo. Porque cuando uno está bien disfrutas, te gustas a ti mismo, cierras los ojos, transmites, es un momento mágico, pero cuando estas mal es realmente un sufrimiento.

¿Qué llevas en el botiquín cuando tienes un concierto?

Por supuesto las pastillas que suavizan y protegen mi garganta no me pueden faltar, las Juanola Própolis.

¿Quién te aconseja?

José López-Táppero, mi foniatra. Es el mayor descubrimiento, nos hemos hecho amigos. Es la persona que me ha descubierto un mundo, que me ha enseñado más de la voz, que me la ha mimado, que me la ha recuperado sin necesidad de tener que intervenir quirúrgicamente cuando tuve el quiste inter-bucal. Gracias a la logopeda de su consulta, me enseñó a hablar y aprendí muchísimas cosas, y desde que lo conozco me ha ido muchísimo mejor. A él le doy mi vida y le agradezco todo. Gracias a él mi carrera ha seguido de la manera que ha seguido después de ese susto.

¿Qué voces has admirado más desde que quisiste ser cantante?

A nivel de pop, Luis Miguel, porque me parece que tiene una voz preciosa. Es el único cantante del que tengo toda su discografía desde pequeño. Después he descubierto a otros como Marc Anthony y Cristian Castro, me gustan mucho los cantantes de América.

¿Qué escuchas cuando quieres un poco de tranquilidad?

Si quiero disfrutar, relajarme, que uno tiene que tener momentos en su casa y en su vida de paz y de disfrutar, Luchiano Pavarotti. Me encanta estar relajado y escuchar el aria "Nessun Dorma". También me gustan "Oh Sole Mio", "Granada", son canciones míticas que en su voz alcanzan la perfección. Y cuando quiero marcha temas como los de Bruno Mars.

Allí, encima de un escenario, ¿cómo te sientes?

Me transformo totalmente, camino diferente, me expreso diferente... es como una metamorfosis y en cuanto se acaba vuelvo a ser el mismo, pero no me cuesta. Es un "click". Creo que eso es muy bueno, porque cuando termino un concierto, mi mujer me mira de otra manera, le brillan los ojos... ella siempre me admiró, incluso antes de todo esto, pero no soportaría que en casa fuera siempre el artista. Es importante tener una vida aparte, la normalidad, la frescura, ¡qué la vida es otra cosa! La gente que tenemos otra vida que nos llena se nos nota.

¿Qué cualidades destacas en una voz femenina?

Me gustan las voces ágiles en cuanto a giros, con variedad, me gustan con un "vibrator" marcado como la de Pastora Soler, con la que grabé. Siempre he dicho que para mí es una de las mejores voces que he conocido. Otra voz redonda es la de Celine Dion, porque visualizo su voz como si fuera un tubo, algo totalmente redondo, no hay metal, no es nasal... es completa, plena, tiene matices, brillo y luz. Ese tipo de voz, cuando sube, me pone la piel de gallina porque tiene muchas cosas, tiene cuerpo... que una voz tenga cuerpo, para mí es básico. Igual me pasa con las voces masculinas.

¿En alguna ocasión has seducido con tu voz?

¡Siempre! Durante toda mi adolescencia era la forma de comerme un "colín". Vamos, eso de aprovechar en San Vicente de la Barquera que hay tantos rincones maravillosos y decir: "¿pero a ti que te gustan los boleros?" y ponerme a cantar. Porque, ¡a todas las chicas les gustan los boleros! De hecho, me ligué una vez a una heavy cantándole un bolero, que eso es de premio, ¿eh? Eso es premio total, ¡de medalla! Y cantaba todas mis canciones, las de Luis Miguel, el disco de "Romances"...

¿Has pensado alguna vez cantar con Luis Miguel?

Mira, no, y por una cosa curiosa. Tenemos amigos en común y la vez que lo fui a ver, me dio miedo dar la mano a mi ídolo, a la persona que había admirado toda la vida... Era como llegar y cerrar un ciclo... Quiero seguir como me lo he imaginado toda mi vida. Me dio miedo conocerlo, así deprisa y corriendo, y pensé que ya tendría otra oportunidad, ¡ojalá! Y una cosa que me pasó fue llegar al palacio para este concierto de Luis Miguel, justo antes de empezar la actuación, el público me vio y empezó a corear mi nombre. Y pensar que la gente que sigue a mi ídolo me sigue también a mí, eso ya es brutal.

¿Qué canción cantas más veces?

Depende de los estados de ánimo. Cuando por ejemplo me siento pletórico, "Turandot" por supuesto, el momento de "All´alba vincerò" pero me gusta mucho también "La incondicional", que es una balada que le compuso a Luis Miguel, uno de los mejores compositores y productores de la historia, además santanderino como yo, Juan Carlos Calderón. Hay un disco que se llama "Aries" que no paro de darle vueltas y vueltas. Me gustan canciones como "No sé tú", "Solo", y me gustan mucho boleros como "La media vuelta", "Reloj", "Te extraño". Son las que canto cuando quiero calentar y probar la voz, no ensayo con las que voy a interpretar después porque me parece que es como "gastarlas", me da mal fario, es como si me fuera a cansar de ellas por haberlas cantado anteriormente. Tengo que dejarlas frescas, y nunca las canto iguales.

No las acabas de dominar, no ensayas, dejas el verso suelto...

Fresca, que sea fresca. Una canción automatizada la estropeas y te creas dudas, porque igual quieres hacer una cosa y después quizás no te salga ese giro o esa armonía. Hay momentos que cambias la melodía para jugar con los acordes. Me gusta que salga fresca porque cada día la entiendo de manera diferente. A veces estoy con el tempo mucho más retrasado, y en otras ocasiones voy mucho más a claqueta. A la hora de interpretar una canción, te dejas llevar por el momento.

¿Qué compositor admiras?

De los que han trabajado conmigo Rafael Vergara. Es español pero vive en Miami desde hace mucho tiempo. Es un genio ¡y solo tiene un año más que yo! Es un compositor con el que me siento muy compenetrado. Me escribió una canción mágica, que todos los que me conocen saben que es mi favorita, "Miente". Es desgarradora por su letra, muy poderosa, y por su registro es una canción muy complicada de cantar. También me ha escrito "Bella Mentira", "Princesa mía", que son canciones de corte muy parecido.

¿Con quién harías un dúo?

Nacional me gustaría mucho Sergio Dalma, porque nuestras voces son tan diferentes que creo que daría para un gran dueto. A mí me mueve mucho el cariño personal hacia el artista y con él me encantaría hacer una buena balada, rollo mediterráneo. Lo hemos hablado muchas veces y seguro que al final lo haremos. Con Sergio tengo una historia maravillosa, porque cuando yo trabajaba en la construcción tuve que meter horas y horas para acabar un hotel y que él pudiera hospedarse allí, y como premio el dueño del hotel, que sabía que yo quería ser cantante, me lo presentó. Tengo una foto con él. Y luego fue compañero en el programa "El Número 1" de A3, y bueno, aparte de amigo, lo hemos hablado muchas veces, porque ha visto esa foto y se troncha y recuerda que yo le decía: "yo soy cantante como tú, bueno cantante no, quisiera ser cantante como tú". De hecho vi su concierto en el Campo de Fútbol del Polo, y al año siguiente yo tenía 18.000 personas en ese campo. ¡Ojo con lo que deseas en la vida, con lo que sueñas, qué a veces se puede cumplir!

¿Quién canta mejor en tu familia?

Mi padre y mi madre cantan muy bien. Mi padre tenía una voz de barítono, aunque con la edad ya no tiene la tesitura que tenía, pero cantaba con muchísimo gusto. Y además tiene la carrera de piano. De hecho yo saco la voz al hermano de mi madre, que cantaba con mi padre en "El Caracol", en Santander. Y así se conocieron mis padres, a través de mi tío. Mi padre ha vivido su sueño de la música a través de mí.

Y cuando ahora ve todo esto, ¿qué piensa?

Flipa, flipa. Es la persona más objetiva, sus críticas siempre son muy constructivas y desde hace tiempo si le pregunto me dice "donde yo alcanzo, tu sabes ya mucho más que yo. Cuando empezabas te podía decir algo, aconsejar..." pero mi padre se emociona mucho, y fue la persona que siempre confió en mí. Cuando los demás decían, "quítate esas ideas de la cabeza, esos pájaros, y estate a lo que tienes que estar". Cuando me ofrecían trabajo en orquestas donde ganaba más que en la obra mi padre decía: "esto te va a quemar; espérate un momento", y yo pensaba "¡jo con mi padre! Qué fe que tiene". Pues fue el mejor consejo y el tiempo le dio la razón. Entonces cuando tenía un casting estaban allí mi padre y mi madre, esperando, y confiando en que pasara algo.

Aunque no nos guste mirar atrás, ahora, con tu experiencia, ¿qué recuerdas, qué aprendiste de OT?

Lo que más aprendí fue a tener que actuar cada semana en un pedazo de show con 30 cámaras y con 500 personas cuando yo no tenía ninguna experiencia. Humanamente a convivir con personas, que después fueron mis amigos, pero a vivir cinco meses y medio fuera de casa, ¡yo nunca había salido de casa! Profesionalmente a actuar, a moverme en el escenario y las másters que nos daban, el plantarte allí, y "ala monín, sal allá solo".

¿Qué voz te impresionó desde el primer momento?

Rosa, al principio, Bisbal, Chenoa, la garra que tenían. Pero Rosa, cuando estábamos en los castings, decíamos "la madre que la parió", pedazo de vozarrón.

Ahora que eres jurado, ¿es más difícil que ser concursante?

Creo que es más difícil participar, concursar, pero yo que he pasado por las dos cosas me da mucha rabia "estar con el enemigo", como digo yo, porque para un concursante el veredicto, los consejos te pueden sentenciar. Es muy difícil encontrar siempre las palabras adecuadas para no herir la sensibilidad, para hacer crecer a esa persona, desde la experiencia que uno tiene. Son complicadas las dos cosas. Lógicamente es más sencillo estar sentado y hablar de los demás que ponerse en el escenario a sacar una canción. Pero cuando sentencias tienes que ayudar, pero no tienes que condenar, y ser respetuoso siempre, mucho, pero como en todo en la vida.