La glucosa –azúcar-, es la principal fuente de energía de las células del cuerpo, sin la cual el funcionamiento orgánico no sería posible. Sobra, pues, añadir más comentarios a la importancia de este elemento. El problema surge cuando los niveles de la misma se ven alterados, ya sea por exceso o por defecto, pues detrás asoma la sombra de la diabetes.

Es en este punto cuando entra en juego la insulina, una hormona que produce el páncreas, con el encargo de transportar la glucosa del torrente sanguíneo hasta los músculos, la grasa y las células hepáticas, donde actúa como combustible energético; además, tiene otra tarea: controlar que los niveles de azúcar en la sangre sean los adecuados. Si esto falla, si la presencia de azúcar en sangre se prolonga durante largos periodos de tiempo por encima de los niveles normales, la diabetes puede sobrevenir ya sea porque la producción de insulina es muy escasa, por resistencia a ésta o por ambas cosas a la vez.

Más de una vez hemos mencionado en EL PERIÓDICO DE LA FARMACIA que es mucho lo que está en juego ante una enfermedad como la diabetes, sobre todo si no es tratada debidamente: daños oculares graves que pueden llegar hasta la ceguera, problemas renales, alteraciones nerviosas y circulatorias, heridas que no cicatrizan, propensión a infecciones, riesgos aumentados de sufrir cardiopatías, etc.

Sintomatología

La hiperglucemia –presencia de azúcar en sangre por encima de los niveles normales- conlleva los signos y síntomas siguientes:

• Frecuente necesidad de orinar. Ante una elevada concentración de glucosa en la sangre, los riñones la eliminan a través de la orina.
• Necesidad de beber líquido más de lo habitual por el aumento de la sed, debido a la pérdida de líquido por la orina.
• Adelgazamiento sin motivo aparente. La persona afectada comienza a perder peso, pero no el apetito. Si no hay suficiente producción de insulina, el organismo recurre a la grasa almacenada en el cuerpo para compensar la falta de glucosa.
• Cuando ocurre esto, se liberan en el torrente sanguíneo ciertas sustancias químicas denominadas cuerpos cetónicos, que en parte se eliminan también a través de la orina.
• Cansancio inusual. La ausencia de glucosa hace aflorar el cansancio debido a los cuerpos cetónicos.

En líneas generales, el exceso de azúcar en sangre en los diabéticos puede ser por no respetar las reglas de la tomas de medicamentos prescritos, o no hacer caso de las dosis ni horarios de su ingesta, o realizar su administración de manera inadecuada. También puede ser fruto de un atracón -comer en exceso-, saltarse alguna de las comidas principales y los tentempiés a las horas adecuadas, sedentarismo a ultranza y/o existencia de alguna enfermedad o situación que requiera insulina, por ejemplo, infecciones, traumatismos, intervenciones quirúrgicas, embarazo, etc.

La canela, una ayuda

Los estudios más recientes confirman una y otra vez que las nefastas consecuencias de la diabetes están abiertamente relacionadas con la obesidad, fruto del abuso de alimentos ricos en grasas, azúcar y sal, a los que se suman el tabaco, el alcohol y el sedentarismo, que en este sentido son los más fieles aliados de la diabetes.

De ahí la necesidad de tomar medidas preventivas, muchas de las cuales sólo requieren fuerza de voluntad, ya que frente a este panorama está más que demostrado que unos hábitos de vida sanos y sin excesos, con una alimentación variada pero equilibrada, pobre en grasas y rica en fibra, frutas, verduras, más la práctica regular de ejercicio físico adaptado a la edad, son la base de toda terapia para combatir la diabetes.

No obstante, de un tiempo a esta parte, numerosos investigadores que estudian los recursos naturales como fuentes de medicinas, se han fijado en los beneficios de la canela para prevenir la diabetes. En la mayoría de los tratados de plantas medicinales, y desde muy antiguo, se le reconocen a la canela propiedades beneficiosas para la salud, ya sea como antiséptico, antiespasmódico, larvicida o como sedante nervioso, pero su contribución a la lucha contra la diabetes es más reciente.

Además de sus numerosas propiedades culinarias, tiene también –aseguran- propiedades medicinales con capacidad para estabilizar los niveles de azúcar en la sangre. Al parecer, la corteza interior seca de las ramas del árbol de la canela (Cinnamomum ssp.) contiene un componente de estructura química similar a la insulina que es capaz de influir positivamente, no sólo sobre el metabolismo del azúcar, sino también sobre el de las grasas. La proantocianidina, un bioflavonoide encontrado en la canela, también contribuiría a ello.

Cierto es que como ocurre con tantos otros productos, existe controversia y una animada polémica entre defensores y detractores de la canela como inhibidor del azúcar elevado en sangre. En cualquier caso, tanto unos como otros coinciden en la conveniencia de profundizar en su conocimiento.

A tener en cuenta

No obstante cabe reseñar algunas advertencias que se hacen en relación con el consumo de canela:

• La canela no provoca efectos indeseados, pero se deben respetar las indicaciones de su uso.
• Ningún preparado a base de canela debe de ser consumido por niños pequeños, mujeres embarazadas o que están dando el pecho, ni por personas que padezcan de úlcera de estómago o sean alérgicas a la canela.
• No consuma canela en suplementos a espaldas de su médico.