El ‘abc’ de la neumonía

Los antibióticos no previenen la neumonía y no todas se tratan con ellos: siga las recomendaciones de su pediatra

¿Qué es la neumonía?

Es una inflamación de los pulmones ocasionada generalmente por virus y/o bacterias.

¿Cómo se produce la infección?

Los gérmenes pueden llegar a los pulmones por diversas vías. Las más frecuentes son:

  • La inhalación de bacterias o virus que están en la nariz o garganta del niño.
  • Por el aire, a través de las gotitas que se producen al toser o estornudar.
  • Por compartir vasos, cubiertos, juguetes u otros utensilios de un enfermo.

¿Qué síntomas presenta?

Los síntomas varían en función de la edad, del microorganismo que la produce y de la situación previa del paciente.

Debe consultar si su hijo además de fiebre tiene:

  • Respiración muy rápida.
  • Respira con dificultad por afectación de las vías respiratorias inferiores: emite sonidos silbantes, se le hunden las costillas o se ensanchan los orificios nasales con cada respiración.

También puede presentar tos (es posible que no exista al principio), escalofríos, dolor en el pecho (niños mayores o adolescentes), cansancio, pérdida de apetito o vómitos.

La neumonía vírica afecta sobre todo a menores de 3 años. Comienza poco a poco y le precede un catarro de vías altas y más síntomas generales (rechazo alimentario, vómitos, irritabilidad).

En cambio la neumonía bacteriana, causada fundamentalmente por el neumococo, suele afectar a niños más mayores, tiene un comienzo brusco con fiebre alta, estado general regular y a veces dolor torácico.

En ocasiones la infección es mixta (virus y bacterias).

¿Qué puedo esperar en la consulta?

  • El pediatra puede diagnosticar la neumonía con la información que usted le dé y la exploración del niño.
  • A veces solicitará una radiografía de tórax para confirmar el diagnóstico, pero no siempre es necesaria.
  • Realizará una consulta de control en 24-48 horas o cuando lo considere necesario para ver la evolución. La mejoría se observa en 1-3 días, pero es probable que la tos dure semanas.
  • En función de la gravedad podrá remitir al paciente al hospital.
  • Si la evolución es buena, no es necesario irradiar de nuevo al niño con una radiografía de control. Si se hace, no se recomienda antes de las 4 semanas.

¿Cómo se trata la neumonía?

La mayoría de los niños pueden recibir el tratamiento por vía oral en su domicilio. Los niños de corta edad, con signos de gravedad o que padecen alguna enfermedad deberán ser vigilados en el hospital. En casa deberá tener en cuenta:

  • Control de la fiebre con paracetamol o ibuprofeno.
  • Los lavados nasales con suero fisiológico y aspirar las secreciones pueden aliviarle.
  • No se recomienda administrar antitusígenos, ya que impiden eliminar las secreciones de la infección.
  • Ante una neumonía vírica no hay que dar antibióticos. Se recomienda vigilancia.
  • Si se sospecha neumonía bacteriana, se dará siempre antibiótico.

En cualquier caso, siga las recomendaciones de su pediatra, no automedique a su hijo ni suprima el tratamiento. Consulte de nuevo si empeora o no observa ninguna mejoría en 24-48 horas o si tiene alguna duda.

¿Cómo se puede prevenir la neumonía?

  • La lactancia materna, al menos 4 meses, favorece las defensas del niño y previene las infecciones.
  • Evitar el humo del tabaco, ya que éste incrementa el riesgo de infecciones respiratorias.
  • Lavado de manos tras el contacto con otros enfermos.
  • Ventilar las habitaciones.
  • Evitar si es posible el contacto con el niño o compartir utensilios, ayuda a prevenir la diseminación de los gérmenes a otros miembros de la familia.
  • Vacunar a su hijo es la medida más eficaz para la prevención. Las vacunas disponibles que protegen de neumonías graves son para: Neumococo, Haemophilus Influenzae tipo b, Tos ferina (incluida en la DTP) y Sarampión (incluida en la triple vírica). La vacuna antigripal se recomienda en niños de riesgo.

Recuerde...

  • No existe el "principio de neumonía", la neumonía está o no está.
  • Los antibióticos no previenen la neumonía. No están indicados ante un catarro, de origen vírico, para prevenir la neumonía.
  • No todas las neumonías se tratan con antibióticos. En niños pequeños la mayoría de las infecciones son víricas y no precisan antibiótico. Su pediatra le dirá cuando administrarlos. Su uso indiscriminado, cuando no se necesitan, hacen que sean menos eficaces cuando se precisen.
  • Aunque la neumonía fue una enfermedad peligrosa, actualmente en nuestro medio, la mayoría de los niños se recuperan fácilmente sin secuelas. Una vez recuperado, el niño puede hacer una vida normal. No limite sus actividades ni le estigmatice.

Fuente: Familia y Salud (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria)