Los niños alérgicos deberían llevar un botiquín de rescate en vacaciones

Los descuidos más frecuentes al ir de viaje tienen que ver con la medicación y la alimentación

La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte de los riesgos que asumen los niños en vacaciones como el olvido de la medicación de rescate, exponerse a alimentos nuevos o con ingredientes desconocidos o alojarse en ambientes con alérgenos u otros tóxicos.

El botiquín de rescate de un niño alérgico debe componerse de antihistamínico, en el caso de los niños con rinitis o conjuntivitis; el inhalador, en el caso de los asmáticos;  y el antihistamínico, el corticoide o la adrenalina autoinyectable para alérgicos a alimentos, látex o picaduras de abejas o avispas. Además, se recomienda llevar la receta del tratamiento por si fuera preciso presentarla en los controles de seguridad del aeropuerto.

El lugar donde va a pasar las vacaciones el pequeño con alergia también es importante. Hay que procurarle un ambiente limpio y libre de objetos que acumulen ácaros de polvo, como las moquetas, sillones, etc. Además hay que evitar los ambientes y suelos húmedos, como vestuarios de piscinas, donde pueden acumularse hongos.

Muchos niños pasan parte del verano en campamentos sin monitores formados en alergias infantiles y protocolos de actuación a seguir en caso de emergencia. En los campamentos, al igual que pasa en el buffet de los hoteles, hay que prestar atención a las comidas, dónde pueden aparecer alimentos desconocidos o ingredientes ocultos. Ante eso, lo mejor es que alguna persona no alérgica lo pruebe antes y tener información de lo que incluye cada plato y del tipo de alergia que tiene el niño.