Aumentan los casos de hipertensión infantil y adolescente

Normalmente ningún síntoma delata la presencia de esta tediosa enfermedad y el diagnóstico se torna complicado

Uno de cada tres niños españoles tiene exceso de peso, una realidad que no sólo sitúa a España a la cabeza de los países de nuestro entorno en lo que se refiere a tasas de sobrepeso sino que además ha provocado un importante aumento de los casos de hipertensión arterial en niños y adolescentes.

Y es que, en la actualidad, cerca del 10 por ciento de la población infantil sufre hipertensión; una cifra elevada que puede ser aún mayor, pues se cree que muchos casos están aún sin diagnosticar.

Pero la obesidad no es el único factor que está extendiendo la hipertensión de manera alarmante entre los escolares. A la lista se suman la ingesta de sal, el consumo de alcohol entre los adolescentes, el sedentarismo o la falta de actividad física. De hecho, diversos estudios sitúan a los niños y adolescentes españoles entre los más sedentarios de Europa. Pegados a la televisión, el ordenador, los videojuegos o los móviles, los menores pasen más horas de la cuenta sentados cada día.

La excesiva ingesta de grasas procedentes, principalmente, de productos precocinados y de la bollería industrial es otro factor que favorece el incremento de las cifras de presión arterial infantil.

Síntomas y tratamiento

Dolor de cabeza, sangrado por la nariz o, en casos más graves, alteraciones neurológicas o de la función de corazón, riñones y ojos, son los síntomas más comunes que pueden alertar de hipertensión en los menores.

Aún así, normalmente ningún síntoma delata la presencia de esta tediosa enfermedad y el diagnóstico se torna complicado, con los riesgos que esto conlleva, sobre todo en la población infantil. Y es que, subidas leves de la presión arterial en la infancia se traducen en hipertensión severa en la edad adulta y un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares.

El tratamiento de la hipertensión infantil se basa en modificar hábitos y estilos de vida y se apoya principalmente en tres aspectos:

  • Perder peso: la reducción de la grasa corporal conlleva una caída de las cifras de presión arterial.
  • Seguir una dieta sana y variada, reduciendo la ingesta de sal y evitando el consumo de azúcares, grasas saturadas y refrescos.
  • Realizar ejercicio físico al menos 40 minutos diarios y evitar que el pequeño esté sentado más de dos horas seguidas frente al ordenador o la televisión.

Fuente: Asociación Española de Pediatría