La piel en la menopausia

A partir de los 50 años la piel se muestra más seca, fina, flácida y áspera, con arrugas y cambios de pigmentación

A cualquier edad, la piel en la mujer es más fina que en el hombre. Con el paso del tiempo envejece y sus funciones (defendernos de gérmenes y radiación solar, regular la temperatura corporal, almacenar sustancias...) se alteran. Los primeros signos de envejecimiento pueden aparecer en diferentes momentos, en función de la herencia genética y el estilo de vida pero, en general, a partir de los 50 años la piel se muestra más seca, fina, flácida y áspera, con arrugas y cambios de pigmentación, dilataciones vasculares, dificultad de cicatrización o crecimiento de diversas formaciones benignas (queratosis, hiperpigmentaciones...). La hidratación cutánea disminuye.

La dermatóloga María José Alonso, dermatóloga del Hospital Torrecárdenas de Almería y miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología), se refiere así al enlentecimiento celular: "Disminuye la capacidad de reparación de los tejidos, aumenta la laxitud cutánea, sobre todo en aquellas mujeres que no siguen un tratamiento hormonal sustitutivo y quienes reciben gran cantidad de radiación ultravioleta a lo largo de su vida. Al haber menos colágeno, la piel es menos elástica y aparece la flacidez, sobre todo en el rostro, brazos y muslos".

Los estrógenos controlan el funcionamiento de los melanocitos, células encargadas del tono cutáneo. En esta etapa su número disminuye, perdiendo el control sobre la melanina y provocando la aparición de manchas de la edad y lentigos.

La piel de las palmas de las manos y plantas de los pies se hace más gruesa y con tendencia a las grietas, sobre todo si hay exceso de peso.

"Los estrógenos estimulan los depósitos de grasa en el cuerpo femenino, y durante el climaterio estos se redistribuyen, disminuyendo la grasa en zonas como el rostro, piernas, brazos y mamas, y aumentando a nivel abdominal, nalgas y muslos", explica la dermatóloga Alonso.

Por su parte, la piel de la zona genital es también sensible a los cambios hormonales, ya que es donde se encuentran la mayor cantidad de receptores estrogénicos. Aparece la atrofia vulvovaginal, que puede desaparecer con tratamiento hormonal sustitutivo y cambiando los jabones agresivos por otros lubricantes.

¿Qué ocurre con el cabello?

Según la Dra. Cristina Serrano, dermatóloga de Granada y miembro de la AEDV, "el ciclo del pelo se reduce y se vuelve más lento, haciendo la fase de crecimiento más corta, por lo que el pelo cada vez es más delgado y corto, dando lugar a un cierto grado de alopecia. Al igual que ocurre en la piel, también se vuelve más seco. Además, por el desequilibrio estrógenos-andrógenos (a favor de los segundos) que se produce en la menopausia, puede aparecer pelo nuevo en la zona de la barba y bigote. El vello axilar y pubiano disminuye pudiendo llegar a menos del 50% de la densidad total".

Cuando el desajuste hormonal es mayor, con niveles de andrógenos elevados o antecedentes familiares de calvicie es posible encontrar una alopecia androgenética femenina, que no es exclusiva de la menopausia y puede empezar a cualquier edad a partir de la pubertad. Al ser una caída continua y progresiva, lo más importante es un diagnóstico precoz para instaurar un tratamiento.

Otro tipo de caída frecuente en este periodo es la alopecia frontal fibrosante que se caracteriza por un retroceso de la línea de implantación de forma progresiva y que en ocasiones puede asociarse a pérdida de cejas y vello corporal. También en este caso un diagnóstico precoz es útil para instaurar tratamiento y frenar la progresión.

¿Qué podemos hacer?

Para conseguir unos buenos resultados, es fundamental seguir en casa las siguientes recomendaciones:

  • Una correcta higiene: con jabones líquidos no irritantes que mantengan el pH alcalino (entre 4 y 6), para no alterar la barrera hidrolipídica. Actualmente se utilizan emulsiones que dejan una ligera película oclusiva sobre la superficie. Después, conviene secar sin fricción.
  • Productos antioxidantes: los tratamientos cosméticos deben contener antioxidantes, como la Vitamina C, E, o ácido ferúlico y retinoides durante la noche, indica la Dra. Alonso.
  • Hidratación por dentro y por fuera: es conveniente ingerir diariamente al menos un litro de agua y utilizar un cosmético hidratante tras el baño, insistiendo en brazos y piernas. Los preparados  que incrementan la hidratación de rostro y cuerpo poseen una composición de lípidos y agua que deja una película oclusiva sobre la superficie.
  • Protección ante la radiación solar: a pesar del efecto beneficioso del sol en dosis controladas, su exceso causa la mayoría de los signos cutáneos de envejecimiento. Hay que moderar la exposición sobre todo al medio día, utilizar fotoprotectores de amplio espectro adecuados a nuestra piel y tipo de actividad.
  • Alimentación equilibrada: rica en proteínas y antioxidantes y no excederse en el consumo de carbohidratos. Es esencial evitar el sobrepeso y limitar el alcohol y el tabaco.
  • Gestos cotidianos: evitar las prendas ásperas, los cambios bruscos de temperatura y el estrés.

En la consulta

Una vez que han aparecido, las lesiones de envejecimiento pueden mejorar con un tratamiento dermatológico o quirúrgico adecuado. La aplicación de peelings químicos, las inyecciones de ácido hialurónico o los implantes faciales, la toxina botulínica, la criocirugía, la cirugía estética (lifting, lipoescultura, perfiloplastia o cirugía del perfil) y el láser ofrecen resultados excelentes.

En cuanto a la alopecia, cuando ya está muy evolucionada el tratamiento médico puede ser insuficiente. "En estos casos recomendamos el trasplante capilar, una técnica mínimamente invasiva que permite dar densidad de forma rápida y segura.  Tanto con la técnica clásica de la tira como con el trasplante de microinjertos foliculares (técnica FUT y técnica FUE) se consiguen buenos resultados", afirma Cristina Serrano.

De actualidad son las terapias celulares, y en concreto el plasma rico en plaquetas (PRP) que se ha utilizado con resultados esperanzadores en la alopecia androgenética, difusa, areata, etc. El plasma es una parte de la sangre que al ser centrifugada acumula gran cantidad de plaquetas muy ricas en factores de crecimiento (la sesión se recomienda repetirla al mes y a los tres meses). Sin embargo, "a pesar de los buenos resultados, no existen estudios amplios comparativos", añade la Dra. Serrano.

"Los tratamientos con láser, luz pulsada, luz azul o cepillos eléctricos son con frecuencia un reclamo publicitario a menudo engañoso. En cuanto al a cosmética, los champús, geles, mascarillas, etc. no van a modificar el crecimiento del cabello pero ofrecen al tallo piloso (a la parte visible) una conservación de su estructura haciendo el cabello más brillante y bonito", concluye esta especialista.