Suicidio, más que un problema de salud

El suicidio se rodea de mitos y creencias erróneas que muchas veces se convierten en barreras para una prevención adecuada

El suicidio ni es una enfermedad, ni es siempre la consecuencia de una de ellas. Sin embargo, es un grave problema de salud pública en el que los prejuicios y la lacra del estigma han condicionado mucho su abordaje.

El suicidio es la primera causa de muerte en personas de entre 25 y 34 años, sobre todo varones. Y aunque el desempleo y la crisis económica han hecho mella en determinados colectivos de la sociedad, la realidad es que en nuestro país la tasa de suicidio se ha mantenido más o menos estable en los últimos diez años.

Y es que, la primera causa que lleva a una persona al suicidio es la enfermedad mental. No en vano, el 80 o 90% de los suicidios consumados lo llevan a cabo personas con problemas graves de salud mental, como la depresión y las psicosis.

Y hay factores personales que empujan con más fuerza que el resto hacia el suicidio, entre ellos destacan: ser mayor de 70 años, vivir sólo, sufrir una enfermedad mental como la depresión y sufrir una enfermedad crónica incapacitante y/o dolorosa.

Pero sin duda, el mayor factor de riesgo para cometer suicidio es haberlo intentando previamente, por eso es prioritario actuar sobre las personas que sobreviven a una tentativa de suicidio.

En el lado contrario, ser mujer, sin problemas graves de salud mental, con buenas capacidades de afrontamiento y una buena red social y familiar de apoyo, serían los factores con el riesgo más bajo.

Una curiosidad: los estudios muestran que las personas con fuertes creencias religiosas o inquietudes espirituales se suicidan menos.

Frente al suicidio...

Aunque es prácticamente imposible erradicar el suicidio, sí se puede reducir el número de casos y, de hecho, se está trabajando para lograrlo.

La clave está en facilitar el acceso a los servicios de salud mental, mejorar las condiciones socioeconómicas y el apoyo a las familias y eliminar el estigma asociado a la enfermedad mental en general y al suicidio en particular, implicando a los medios de comunicación.

Y es que, el suicidio no va a desparecer porque no se hable de él, todo lo contrario. No en vano, un tratamiento informativo adecuado puede no sólo no producir un efecto contagio, sino tener un valor preventivo.

En este sentido, en el año 2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento con recomendaciones para el tratamiento informativo de los suicidios, que tiene a su disposición en el siguiente enlace: http://www.who.int/mental_health/media/media_spanish.pdf

Fuente: Encuentros con la Salud. Conferencia "Suicidio, más que un problema de salud", del doctor José Juan Uriarte, psiquiatra de la red de salud mental de Bizkaia, Osakidetza.