Dejar de fumar es fundamental para el paciente EPOC

El tabaco es el culpable por excelencia del de­sarrollo de la EPOC, no en vano está detrás de más del 90% de los casos. Cuando se fuma, la irritación de las vías respiratorias se mantie­ne durante mucho tiempo; las vías respiratorias y los pulmones ya no funcionan como deberían; resulta más difícil mover el aire de los pulmones y las glándulas mucosas producen un exce­so de moco que se acumula en los pulmones y se vuelve más y más difícil de eliminar.

Como consecuencia, aumenta la tos y otra vez la producción de moco; el exceso de moco acumula­do favorece el crecimien­to de bacterias, como en una charca estancada, y se producen infecciones con frecuencia.

Dejar de fumar puede frenar este círculo vicioso desde el primer momento, ralentizando la aparición de la EPOC y frenando su avance cuando ya se pade­ce. Por lo que si fuma, no lo dude, déjelo; y si no fuma, no permita que otros lo ha­gan a su alrededor. Respirar humo de tabaco también provoca inflamación bron­quial crónica, obstrucción progresiva de los pulmo­nes y su destrucción. Solo un entorno libre del humo del tabaco al 100% puede protegerle a usted y a su familia de los graves proble­mas que causa el aire con­taminado por el humo del tabaco.

Y aunque el tabaco es la causa fundamental de la EPOC, no es la única. Res­pirar humos en determina­dos trabajos, en la cocina o calentando la casa con leña o carbón puede favorecer o incluso causar una EPOC. En algunos casos influyen, además, cuestiones heredi­tarias o genéticas, como la deficiencia en una proteína que protege los pulmones. Y cuando se trata de EPOC, también hay que tener en cuenta la influencia de la edad pues, como avanza lentamente, la mayoría de las personas tienen más de 40 años cuando aparecen los primeros síntomas.

Una adicción

Seguro que ha escuchado más de una vez la famosa frase de Mark Twain, "de­jar de fumar es fácil; yo lo he hecho mil veces". La explicación al porqué en muchas personas aún caen en saco roto los mil y un mensajes que explican las nefastas consecuencias de fumar, parece residir preci­samente en que no resulta tan fácil dejarlo. La respues­ta, aducen los expertos, está en la nicotina, una sustancia catalogada como droga que se encuentra de forma natural en el tabaco y que crea adicción como la heroína o la cocaína.

Al inhalarse el humo del ciga­rrillo, la nicotina penetra profundamente en los pul­mones, desde donde pa­sa al torrente sanguíneo, el encargado de transportarla a todo el organismo. Pe­ro además de la nicotina, un cigarrillo alberga otras sustancias no menos dañi­nas para la salud, como los alquitranes y el monóxido de carbono. De hecho, el humo procedente de la combustión del tabaco está compuesto por unas 4.000 sustancias diferentes, cua­renta de ellas altamente tó­xicas y cancerígenas.

Razones para dejar de fumar

Son muchas las razones pa­ra aparcar definitivamente el tabaco; por lo que si fu­ma escoja las suyas y siga adelante con su reto per­sonal. Si deja de fumar su autoestima mejorará, pues se liberará para siempre de la molesta sensación de de­pendencia, de estar perma­nentemente "necesitando" algo que condiciona su vida y la limita; y el riesgo de pa­decer enfermedades graves, como cáncer, infarto de miocardio o enfermedades pulmonares, entre otras, mermará. Además, tendrá con mucha menos frecuen­cia problemas de salud, co­mo cansancio y catarros, y disfrutará de más capacidad respiratoria para caminar, bailar, hacer deporte, etc.

Por si esto fuera poco, recuperará los sentidos del olfato y del gusto, por lo que podrá saborear mejor los alimentos, sus besos ya no sabrán a tabaco, su piel estará más fresca y más ter­sa, sus dedos y dientes per­derán el color amarillento que delata al fumador y su casa, su ropa y usted se li­brarán del molesto olor a tabaco.

Piense también en el di­nero que ahorrará y en el buen ejemplo que será para sus hijos. Y no olvide que dejando de fumar mejora la salud de las personas que le rodean.

Fuerza de voluntad

Está claro que deberá po­ner mucha fuerza de volun­tad para decir "éste es mi último cigarrillo" y men­talizarse de que va a em­prender una dura batalla; porque dejar de fumar no es fácil, ni mucho menos lograrlo de la noche a la mañana, pero tampoco es imposible. En el siguiente cuadro, le explicamos al­gunos trucos que pueden serle de gran ayuda.

Pero si fracasa en su pri­mer intento, no se desani­me. El tabaquismo es una enfermedad con dos apelli­dos muy especiales, crónica y adictiva, de ahí que para dejar de fumar se necesi­ten como media de tres a cuatro intentos. Y, aunque es cierto que hay personas que pueden abandonar el tabaco por sí mismas; si, como la mayoría, necesita ayuda, pídala. Su farmacéu­tico y su médico de cabe­cera le darán toda la infor­mación que necesita y le indicarán los pasos que ha de seguir para lograrlo.

Fuentes: El Periódico de la Farmacia; Guía de Práctica Clínica para el Tratamiento de Pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Anexo 1: Información para pacientes y Guía de información para pacientes: Conozca cómo vivir mejor con la EPOC. Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

Con la colaboración de GSK