El síndrome de ojo seco

La sequedad ocular produce molestias y alteraciones visuales y puede dañar la superficie ocular. El síntoma principal es la "sensación de cuerpo extraño", descrita con frecuencia como la sensación de "tener los ojos llenos de tierra".

La película de lágrima que se distribuye por el ojo está formada por una capa lipídica y una capa mucosa que le concede las propiedades necesarias para cumplir las funciones a las que está destinada, es decir:

- Proporciona una superficie lisa y regular para que la visión sea óptima.

- Mantiene el confort del ojo.

- Protege de agresiones externas de origen ambiental o infeccioso.

- Protege del rozamiento ocasionado por el parpadeo.

- Nutre y mantiene limpia la superficie, favoreciendo la eliminación de residuos.

La superficie ocular está continuamente expuesta a agresiones que producen pérdida de humedad. Si esta pérdida no se compensa con una lágrima óptima en cantidad y calidad, se origina el daño. Y el impacto negativo que este tiene en múltiples actividades laborales y de ocio es causa de una reducción importante en la productividad laboral, de una mala relación médico-paciente y de un muy elevado coste directo e indirecto derivado de su tratamiento.

Las causas son muy variadas, unas congénitas (enfermedades autoinmunes) y otras adquiridas (infecciones, fármacos, atrofia de las glándulas edad, etc.) y como para el diagnóstico no tenemos pruebas definitivas, este se hace en función de los síntomas. Los más importantes son:

- Sensación de ardor o quemazón en los ojos.

- Sensación de arenilla, sequedad y cuerpo extraño.

- Dolor, pinchazos, pesadez de párpados y fatiga ocular.

- Enrojecimiento, lagrimeo y visión borrosa.

Con una descripción adecuada de los síntomas, el farmacéutico puede proporcionar unas recomendaciones para mejorarlos y algún tratamiento para aliviarlos o derivar al médico.

Tratamiento

Si padece sequedad ocular tome nota de estas recomendaciones básicas y tenga en cuenta que seguramente tenga que aplicarlas de por vida:

  • Evite aires acondicionados, ventiladores, calefacciones excesivas, lugares cargados de humos, corrientes de aire y polución ambiental.
  • Ponga humidificadores en casa.
  • Use soluciones o toallitas impregnadas estériles para limpieza de párpados. La higiene palpebral es básica para el alivio de las molestias y está demostrada la eficacia de la limpieza diaria de los párpados eliminando la grasa acumulada, favoreciéndolo con un suave masaje.
  • Aplíquese lágrimas artificiales, de más o menos consistencia (soluciones o geles) dependiendo de la hora de aplicación, el tiempo que quiere que dure el efecto y la causa que origine el ojo seco.

El tratamiento generalmente no es curativo, sino sintomático, y busca mejorar la superficie ocular y la sensación de malestar. Siempre será a largo plazo, incluso de por vida, y hay que saber si algún fármaco de los usados altera la producción de lágrima.

Si estas medidas no funcionan, existen otras opciones terapéuticas, aunque tampoco son definitivas: suero autólogo, oclusión con tapones de colágeno/silicona, antiinflamatorios, etc.

Lágrimas artificiales

Son preparados que emulan las características y propiedades de las lágrimas naturales. El objetivo de su uso es mejorar los síntomas sin producir irritación ni perjudicar la secreción de la lágrima natural. Su uso es muy sencillo y tras su aplicación no se produce visión borrosa.

En general, se presentan como colirios multidosis y en forma de colirio monodosis. Una importante ventaja que tenían los colirios monodosis era la ausencia de conservantes, lo que disminuía la posibilidad de efectos nocivos sobre la superficie ocular. Hoy en día tenemos colirios multidosis que no llevan necesariamente conservantes porque su sistema de cierre "airless" no permite la entrada de aire y evita que se produzca contaminación bacteriana.

En su composición incluyen ingredientes humectantes y que aumentan la estabilidad de la lágrima. Además de los tradicionales, como la carmelosa, actualmente se usa por su eficacia el ácido hialurónico (hialuronato sódico).

El hialuronato sódico es un componente de la estructura ocular que tiene la propiedad de estabilizar la lágrima, consiguiendo un mayor confort y disminuyendo la sensación de sequedad. Además, retiene el agua de la lágrima (aproximadamente el 98% de la lágrima es agua), una propiedad que mejora los efectos que trae consigo una menor producción de lágrima.

Las propiedades de estas gotas humectantes son:

  • Aumento de la estabilidad de la película lagrimal.
  • Aumento de la humedad corneal.
  • Disminución de la evaporación lagrimal.

Como los ojos que sufren sequedad ocular presentan una alteración de la sensibilidad corneal, son más sensibles a cualquier estímulo. De hecho, la instilación de una simple gota puede molestar (picor, escozor), pero esto no significa que el tratamiento no sea el adecuado. Por tanto, aunque los primeros días sea incómodo ponerse las gotas, hay que insistir en el empleo continuo del tratamiento.