Vivir en la incertidumbre sin que afecte a la salud

Vivir en la incertidumbre es complicado y pone en peligro nuestra salud mental. Para tratar de aliviarlo la doctora Marisa Navarro, ofrece diez recomendaciones.

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Además del miedo y la preocupación por enfermar, o porque enfermen algunos de nuestros familiares, por perder el trabajo, o por la situación económica, unas de las peores consecuencias que tiene para la salud mental el estar viviendo una crisis como a la que asistimos en la actualidad, es vivir constantemente en la incertidumbre. Y es que hacer planes forma parte de nuestra manera de organizar y entender la vida.

Según explica la doctora Marisa Navarro, escritora y autora del libro “Las ruedas dentadas. Pequeños cambios para grandes cambios”, nuestra vida diaria se ha visto completamente trastocada. “Ahora ya no sé cuándo organizaré ese viaje que tenía pendiente, si mandarán a mis hijos a estudiar desde casa de nuevo, si yo trabajaré desde mi domicilio o volveré a la oficina, si nos confinarán en nuestros hogares, si cerrarán mi localidad, si por fin podré celebrar mi boda, o ese evento en el que había puesto tanta ilusión, o peor aún, si estaré en situación de ERTE el mes que viene, si cerraré mi empresa, o perderé mi trabajo definitivamente, entre otras muchas preocupaciones. Todo es incertidumbre si pensamos en lo que puede pasar en los próximos meses” comenta.

Insiste en que más negativa es aún la situación si se tiene en cuenta que llevamos muchos meses sufriéndola, y tampoco somos capaces de ver en el horizonte cuándo recuperaremos nuestra verdadera normalidad. Por este motivo muchas personas están necesitando ayuda psicológica, vivir en la incertidumbre es complicado y pone en peligro nuestra salud mental. Para tratar de aliviarlo la doctora Marisa Navarro, ofrece estas diez recomendaciones:

1. - Aceptar la situación. Lo primero que tenemos que hacer es aceptar lo que estamos viviendo. Porque solo la aceptación nos trae paz y serenidad. Si no la aceptamos estaremos en conflicto con ella y esto nos llenará de sentimientos negativos. No es aguantarse o resignarse con lo que hay, es aceptar lo que hay, porque cuanto te resignas te bloqueas, mientras que la aceptación está llena de acción que te permitirá ver el lado bueno de las cosas, animarte a realizar alguna actividad en la medida de lo posible.

2. - Vivir el momento presente. Es muy importante que aprendamos a disfrutar y vivir nuestro presente, sea cuales sean las circunstancias. Nacemos con esta capacidad innata; de niños estamos en este momento continuamente. Pero a medida que crecemos comenzamos más a preocuparnos por el futuro o vivir recordando el pasado. Lo hacemos promovidos por un supuesto sentido de supervivencia y protección ante posibles peligros, pero con ello nos estamos alejando de los beneficios emocionales que tiene vivir el presente, que pueden ser desde disfrutar de la ducha caliente que te estás dando, a la tranquilidad de un rato solos para poder desconectar.

3. - Desconecta. Estar informado es importante, pero llega un momento que leer constantemente noticias sobre la pandemia, recibir mensajes sobre si la gestión está siendo buena o mala, etc. puede producir mucha ansiedad. También debes alejarte de esas personas tóxicas, que tienen al Covid-19 siempre en la boca y sobre ello siempre gira su conversación. Están por todas partes y llegan incluso a tu móvil para decirte constantemente su punto de vista, para quejarse, para llevar la contraria, para iniciar una confrontación..., procura no hacerles caso, porque estar pendiente de sus conversaciones genera mucha ansiedad.

4. - No pensar en lo que falta. Piensa en lo que tienes, si tienes salud, si tienes personas que te quieren, aunque no puedan estar contigo en estos momentos, pero sabes qué piensan en ti y te echan de menos. Si tienes amigos, aunque no puedas verlos, si puedes realizar actividades que te gustan como ese paseo tomando el sol, leer, escuchar música, ver tus programas favoritos o preparar esa comida favorita. Esto es muy difícil cuando lo que falta es un ser querido, pero cuando pasa el tiempo hablar de esas personas que ya no están, recordar anécdotas o cosas que hacían, recordarles con amor, nos llena de alegría, aunque a veces también se llore.

5. - Mantenerse ocupado. Una de las mejores terapias para todo y para dejar de pensar en lo negativo. Sal a dar un paseo, lee, escucha música, aprende e investiga para adquirir nuevos conocimientos. Mantenerse ocupado hace mucha compañía.

6. - Intenta mantener tus costumbres. Si lo que te hacía feliz era la comida de los domingos con tu familia, y ahora evidentemente no puedes, continúa haciendo una comida especial ese día. La compañía la puedes sustituir por una videollamada con ellos. Si lo que te gustaba era ir al gimnasio, intenta hacer ejercicio en tu casa. Lo importante es que no pierdas las costumbres que te gustaban, aunque tengas que adaptarlas a las circunstancias.

7. - Se agradecido. Las personas que son así son más felices en general, pero además gozan de mejor salud, tienen un corazón más sano, unos niveles de ansiedad mucho más bajos, y disfrutan más de todo. Siempre estamos pensando en lo que no tenemos y nos gustaría tener. Creo que se debe cambiar la dirección de esta mirada, y centrarla en todo aquello que se tiene y dar las gracias, sobre todo por aquello, que la mayoría de nosotros poseemos, y que damos por supuesto y por normal, cuando es una verdadera maravilla. Entender que lo que ya tenemos es un verdadero regalo, y reconocerlo, nos llena de fuerza e ilusión.

8. - Pensar en positivo. Tanto lo bueno como lo malo, no dura para siempre, tenlo en cuenta especialmente cuando la situación no te gusta. Muchas veces solo hablamos de problemas y hay que tratar de dosificar, y encontrar el espacio para resaltar también las cosas buenas que han pasado a lo largo de día, pues seguro que alguna cosa hay.

9. - Desahógate. En menor o mayor medida esta situación es muy dura para todos, y aunque tengas salud, tu trabajo no peligre y tengas a tus seres queridos cerca, a veces también la situación te afecta emocionalmente y tienes derecho a quejarte. No debes sentirte culpable por ello, pero tampoco permitas que el pesimismo se apropie de tus pensamientos más allá del rato que necesitas para desahogarte.

10. - Se flexible. Cuando algo no puede hacerse, podrá hacerse otra cosa. No hay que cerrarse en banda y ponerse a ello. La adaptación a las circunstancias, la capacidad de empezar de cero o de reinventarse definen a las personas mentalmente más fuertes. Pero afortunadamente para todos son características que pueden adquirirse y entrenarse.

Para finalizar la doctora añade, “si consideras que aun así sientes que no puedes más con la situación, pide ayuda y ponte en manos de profesionales expertos que puedan ayudarte, y recuerda que no eres el único que se siente triste o deprimido, la situación es verdaderamente dura y tus sentimientos son normales”.