Úlceras por presión, un serio trastorno que se puede evitar

Sorprendentemente, uno de los peores enemigos de las úlceras por presión, también conocidas como llagas, escaras o úlceras por decúbito, es el gran desconocimiento que existe a su alrededor, a pesar del elevado número de personas que, ya sea en el domicilio, residencias u hospitales, las padecen, y a pesar también de que con su presencia aumenta el riesgo de mortalidad en cuatro veces y hasta en seis si media una complicación frecuente como es la infección. No en vano se trata de una de las complicaciones secundarias más temidas en pacientes que deben guardar cama o permanecer en situación de inmovilidad durante un tiempo prolongado.

Datos del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) revelan que en nuestro país suman unos 90.000 los ciudadanos víctimas de esta "epidemia", como la califica esta agrupación de expertos. El Estudio Nacional Prevalencia de las Úlceras por Presión en España puso de manifiesto que nueve de cada cien pacientes ingresados en un hospital, independientemente de su edad, diagnóstico, etc. presentaba al menos una úlcera por presión.

Causas

Las úlceras por presión son lesiones producidas en la piel de cualquier parte del cuerpo causada por la presión, fricción y/o fuerza externa de cizalla, generalmente prolongada, entre una superficie externa y un plano óseo. Esta presión sostenida en el tiempo impide el riego sanguíneo de la zona, lo que ocasiona daños en  los tejidos blandos subyacentes. Si esa irrigación se interrumpe durante más de dos o tres horas, la piel muere, comenzando por su capa externa, la epidermis.

Los principales factores de aparición de las úlceras son:

  • Fricción, roce o frotamiento, presente en determinadas maniobras como movilización inadecuada del cuerpo del paciente en la cama, con el consiguiente roce con las sabanas o con la ropa.
  • Cizallamiento, efecto éste presente cuando, por ejemplo, la cabecera de la cama se eleva y el tronco se desliza.
  • Humedad, que reblandece, macera y erosiona la piel favoreciendo la aparición de lesiones.

A partir de los 70-75 años de edad, la piel tiende a arrugarse, volverse más laxa y a deshidratarse, lo que la convierte en campo abonado para la aparición de estas lesiones, si bien no siempre son los ancianos los que tienen en exclusiva el problema, porque además de la edad avanzada y la inmovilidad, hay otros factores que inciden en la aparición de este trastorno: obesidad, pérdida de la sensibilidad, estado nutricional inadecuado, temperatura de la piel superior a 25ºC y humedad excesiva de la misma, dolor, nivel de conciencia disminuido y algunos tratamientos que incluyen fármacos como simpaticomiméticos, corticoesteroides o citostáticos. También, por supuesto, ciertas enfermedades que requieren permanencia prolongada en cama pueden interferir o agravar el proceso de curación.

Las úlceras se pueden producir sobre la piel que recubre cualquier superficie ósea, pero más del 90 por ciento de ellas aparecen en la parte inferior del cuerpo. Los huesos de la región de las caderas, el sacro, los glúteos y los talones son las localizaciones más frecuentes.

Prevención

Si se usa el procedimiento adecuado, se puede disminuir la aparición de las úlceras en un 95 por ciento, y si se pone en marcha un programa integral de prevención, se puede disminuir la aparición de las úlceras en un 98 por ciento, lo que supone evitar a 120 pacientes diarios, en un hospital de tamaño medio, la dolencia de las úlceras. En otras palabras, en un año más de 44.000 pacientes no sabrían lo que es una úlcera por presión.

Las reglas de oro de la prevención son: movilización, incorporación de superficies especiales para el manejo de la presión (colchones, cojines...), higiene (limpieza, hidratación y protección de la piel), nutrición y apoyo sanitario.

1. Reducir la presión, cambiando de posición al paciente encamado cada 2-4 horas, y con intervalos inferiores a 1-2 horas en situaciones de sedestación (sentados). El uso de almohadas ayuda también a aliviar la presión y facilita la alineación corporal correcta, lo cual también es otra medida necesaria en un programa de prevención. El efecto de cizallamiento como causante de las ulceras por presión puede evitarse no elevando la cabecera de la cama más de 30º, impidiéndose así el deslizamiento del paciente. Los calcetines de algodón no quitan presión, sino que sirven para evitar situaciones de fricción. Por otra parte, en el mercado existen diferentes dispositivos estáticos (sistemas de protección para los talones, tobillos o codos, cojines o colchonetas) y dinámicos (colchones y colchonetas de aire con presión alternante) que ayudan a disminuir la presión en las zonas de mayor riesgo.

2. Cuidar la piel: realizar exámenes rutinarios de la piel, su mantenimiento, limpieza y secado evitando la humedad excesiva. Es necesario un cambio frecuente de pañales y lavar e hidratar con cremas la zona húmeda después de cada cambio. A veces, es necesario incluso el uso de sondas urinarias para evitar la incontinencia y la humedad. Otro punto muy importante es la hidratación de la piel mediante cremas cutáneas, ya que la sequedad extrema puede provocar este tipo de lesiones al disminuir la flexibilidad cutánea.

3. Una correcta nutrición e ingesta hídrica. Macro y micronutrientes específicos han demostrado capacidad para aumentar la resistencia de los tejidos ante la presión mantenida, la fricción o la humedad, agentes causales básicos de estos procesos. A veces también se recomiendan suplementos vitamínicos y minerales. Asimismo, la ingesta hídrica es imprescindible en la prevención, por lo que se recomienda beber más de dos-tres litros de agua al día, ya sea en forma líquida o gelificada. Apoyo sanitario. Los cuidadores de pacientes deben solicitar y recibir el apoyo de personal de enfermería experto para evaluar el riesgo de desarrollar úlceras por presión, y elaborar un plan preventivo individualizado y efectivo.

FUENTE: Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas, GNEAUPP.