Tétanos, una grave enfermedad fácil de prevenir

En España se describen alrededor de 25 casos cada año, habitualmente en personas mayores de 50 años no inmunizadas.

Detrás de cualquier herida, corte, traumatismo o mordedura, por carentes de importancia que parezcan a simple vista, y si hay contacto con el suelo, puede acechar una de las complicaciones más peligrosas para la salud: una infección por tétanos, muy grave si previamente la persona infectada no se ha inmunizado.

El tétanos es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria Clostridium tetani, muy resistente, ya que puede sobrevivir sin oxígeno, fuera del alcance de la luz solar y en condiciones extremas durante años. Puede habitar en el intestino de los animales y contaminar el ambiente a través de las heces.

Por lo general, se encuentra en el suelo de cualquier lugar del mundo, pero en especial en los países tropicales subdesarrollados, donde esta bacteria crea serios problemas de salud pública por la elevada mortalidad materna y neonatal que provoca.

Es frecuente en estas latitudes que por las condiciones carentes de higiene en que se producen los partos, sobrevenga una infección del útero de la mujer y del muñón umbilical del recién nacido (tétanos neonatal). También las esporas de la bacteria son un potencial peligro para los viajeros, y especial riesgo corren quienes se inyectan drogas.

En España se describen pocos casos cada año -alrededor de 25- y habitualmente en personas mayores de 50 años no inmunizadas.

Sintomatología

Mientras crecen, las bacterias del tétanos invaden los tejidos del organismo y comienzan a producir una toxina, que es la que realmente produce los síntomas de infección.

Su desarrollo puede tardar algunos días o semanas, tras lo cual la víctima comienza a sufrir sus efectos en el sistema nervioso y, consecuentemente, a experimentar inicialmente espasmos leves en los músculos de la mandíbula.

Posteriormente empezará a sentir rigidez en dichos músculos mandibulares y en otras partes del cuerpo como el cuello, tronco y extremidades que a veces obliga al paciente a adoptar una postura rígida en forma de arco.

En ocasiones el grado de rigidez adquiere tal magnitud que las contracciones musculares, además de dolorosas, pueden llegar a provocar lesiones óseas, incluso fracturas vertebrales y desgarros.

Otros síntomas de previsible aparición son babeo, sudoración excesiva, fiebre, espasmos de la mano o del pie, irritabilidad, dificultad para deglutir, problemas respiratorios y micción o defecación incontrolables.

Según la descripción que a este respecto hace el doctor Francisco Javier Lavilla Royo, especialista de la Clínica Universidad de Navarra, cuando se contraen los músculos masticadores, el enfermo es incapaz de abrir la boca y su cara adquiere el aspecto de una sonrisa conocida como "risa sardónica". Aparecen también convulsiones motivadas por cualquier estímulo lumínico, sonoro o de otra índole.

Durante la enfermedad, el paciente puede mantener la conciencia incluso mientras sufre las contracciones espásticas o las convulsiones. La mortalidad es elevada y la causa más habitual del fallecimiento es una parada respiratoria o arritmia severa.

Los episodios de hipoxia (carencia de oxígeno) no corregidos, ocasionados por espasmos musculares en la garganta, pueden conllevar daño cerebral irreversible. Si la persona sobrevive a la fase aguda de la enfermedad, la recuperación por lo general es completa.

Prevenir es la cuestión

Para algunos especialistas, pocas situaciones tan graves como el tétanos son, sin embargo, tan fáciles de prevenir, de ahí que se diga con frecuencia que en este caso el mejor tratamiento es la prevención. Y para prevenirlo, hay que empezar por una correcta vacunación y una exhaustiva limpieza de las heridas, especialmente si se han producido en un ambiente de suciedad.

Hay que tener especial cuidado con los traumatismos acompañados de múltiples lesiones de la piel con afectación de los tejidos subyacentes. Existe un riesgo elevado cuando las heridas están contaminadas o son sucias (tierra, restos orgánicos o metales). Por todo ello, una buena limpieza de la herida es fundamental para prevenir esta enfermedad.

Vacuna antitetánica

Los expertos recalcan que el tétanos es una enfermedad perfectamente prevenible con una vacuna antitetánica activa, la cual brinda protección por lo menos durante 10 años. De hecho, algunos estudios realizados en soldados en Estados Unidos revelan que la protección efectiva de esta vacuna persiste hasta 12 años. En aquel país, las vacunas comienzan a aplicarse antes del primer año de vida, con series de inyecciones de DTPa, una vacuna "3 en 1" que protege contra difteria, tos ferina y tétanos.

En nuestro país también la vacuna antitetánica se aplica se forma precoz: está incluida en el calendario escolar, y ya los niños suelen ser vacunados aproximadamente a los 2, 4 y 6 meses junto con otras vacunas trivalentes. A los 18 meses, y posteriormente entre los 4 y 6 años, se administran dosis de recuerdo. Estas dosis de recuerdo deben repetirse cada 5 o 10 años. Si la vacunación se recibió hace más de cinco años o se tienen dudas acerca de que se haya realizado de forma correcta, debe volver a administrarse una nueva.

Comunidades Autónomas como la de Madrid, atendiendo a las propuestas de la Asociación Española de Pediatría, han incorporado al calendario sistemático de vacunaciones la vacuna frente a tétanos, difteria y tos ferina de baja carga antigénica (Tdpa) para adolescentes de 14 años, en sustitución de la de tétanos y difteria actual (Td), como refuerzo para prevenir la tos ferina y su transmisión en la población infantil.

Tratamiento

El tratamiento puede abarcar desde una amplia gama de antibióticos, hasta reposo en cama en ambiente tranquilo (nada de ruidos, luz tenue, temperatura estable...), pasando por la ingesta de medicamentos para neutralizar el tóxico, relajantes musculares, sedantes, cirugía para limpiar la herida y eliminar la fuente del tóxico. A veces es necesario utilizar un soporte respiratorio con oxígeno, un tubo de respiración y un respirador. Sin tratamiento, las perspectivas son que una de cada cuatro personas infectadas muere y la tasa de mortalidad de los recién nacidos con tétanos no tratados es incluso más alta.