El papel de los padres es fundamental en la prevención del sobrepeso infantil

Los últimos estudios confirman que uno de cada tres niños españoles tiene sobrepeso y uno de cada cinco es obeso, siendo España uno de los países europeos que mayor tasa de obesidad infantil presenta y, sobre todo, en el que la obesidad infantil aumenta más rápidamente. Esta situación es el resultado, asegura la doctora Gómez Enterría, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), "de cambios en la alimentación llamada tradicional y en la disminución de la actividad física. Hay un mayor consumo de alimentos preparados con elevado contenido en grasa saturada y azúcares simples y que en cambio aportan pocos micronutrientes (vitaminas y minerales), como bollería, dulces y golosinas, frente a un consumo muy por debajo de lo recomendado de fruta, verdura y legumbres".

A este respecto, el papel de los padres en la prevención del sobrepeso es fundamental, asegura la doctora Pilar Riobó Serván, Jefe Asociado de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz-Capio. "La responsabilidad es de los padres, de quien los hijos suelen ser un reflejo", explica esta experta. "No podemos pretender que a un niño le guste la verdura si sus padres no comen verdura. El mejor consejo que una madre puede darle a un hijo es cómete la verdura. En este sentido, la doctora pone de manifiesto que existen frases hechas o tópicas entre las madres que no sirven sino para "demonizar" determinados alimentos: "Si te comes la verdura te doy de postre helado es un mensaje erróneo, -apunta la doctora Riobó- pues se está dando a entender al menor que la verdura es lo malo, mientras que el helado es lo bueno".

Esta especialista insiste en que la educación en cuestión de alimentación del menor ha de partir de los padres. "Por ejemplo,  el desayuno es fundamental. Hay estudios que demuestran que los niños que desayunan convenientemente tienen menos riesgo de padecer obesidad". Otro aspecto fundamental en la educación de los más pequeños es el hecho de comer en familia. El encuentro clásico de la familia reunida en torno a la mesa, al menos tres veces a la semana, reduce en un 32 por ciento el riesgo de trastorno alimentario y en un 15 por ciento el riesgo de obesidad en los niños.

No podemos olvidar la importancia de las rutinas horarias: "si el niño tiene hambre, comerá, sin embargo, es fundamental para ello que los niños no coman entre horas". Otro consejo importante que ofrece la doctora Riobó es la "no negociación con la comida. Es cierto que no es aconsejable obligar al niño a comer algo que no quiere, sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa de la negociación, admitiendo que coma sólo aquello que le es grato", asegura.

Por último, explica la doctora, "tan importante es que los niños duerman ocho horas, como que realicen con frecuencia ejercicio físico. Las actividades extraescolares con las que bombardeamos a nuestro hijos les impiden dedicar tiempo al ejercicio físico, puesto que acaban el día tan cansados que es imposible pedirles que jueguen un partido de baloncesto, por ejemplo. Esto ha provocado que el ocio de los niños sea absolutamente sedentario".