Por unos huesos sanos y fuertes

Una dieta adecuada, ejercicio y hábitos saludables ayudan a conseguirlo

Los huesos son 'el andamio' sobre el que se apoya el cuerpo y los encargados de proteger nuestros órganos, por lo que tienen que ser resistentes para poder cumplir su misión sin problemas. Son muchos los enemigos que les acechan pero, sin duda, tienen un 'talón de Aquiles' que les vuelve frágiles y vulnerables, la osteoporosis. Por su culpa, la densidad y la calidad de los huesos disminuye y se vuelven porosos, más esponjosos y frágiles; por lo que no es de extrañar, que el riesgo de fractura aumente.

Son muchas las personas que no saben que pueden engrosar la lista de víctimas de esta enfermedad hasta que no sufren la primera fractura. No en vano, la osteoporosis invade poco a poco el esqueleto sin dar ninguna señal de aviso, de ahí que se la conozca como la 'enfermedad silenciosa'. Además, muchas personas creen, de forma equivocada, que se trata de una mera consecuencia del envejecimiento sobre la que no pueden hacer nada. Nada más lejos de la realidad.

Sí se puede actuar

Existen ciertos factores de riesgo de padecer osteoporosis ante los que no nos queda más remedio que resignarnos, como la edad (la osteoporosis está asociada al desgaste de los huesos propio de personas de más de 50 años), el sexo (afecta más a las mujeres), los antecedentes familiares y de fracturas óseas que se registran en nuestra historia clínica o la llegada de la menopausia, aún peor si lo hace de forma prematura.

Sin embargo, hay otros factores a los que sí podemos hacer frente. De hecho, la mejor y más eficaz forma de combatir la osteoporosis es una buena prevención. Una dieta adecuada, ejercicio y hábitos saludables ayudan a mantener unos huesos sanos y fuertes, incluso en las personas con mayor riesgo.

Ejercicio: los huesos de las personas que hacen ejercicio son más fuertes que los de aquéllas que llevan estilos de vida sedentarios. Hay un ejercicio físico para cada edad, lo importante es mantenerse siempre en movimiento.

Suficiente calcio en la dieta: es importante tener en cuenta que cuanto más calcio se acumule durante la etapa de crecimiento, mayor será la reserva en los huesos para la madurez, por lo que la prevención empieza mucho antes.

Aún así, el calcio (preferiblemente lácteos desnatados) no es suficiente para conseguir unos huesos fuertes y debe ir acompañado de otros nutrientes, como las vitaminas A, D y K y minerales como el fósforo, el potasio o el magnesio, que se encuentran en una dieta equilibrada. Ciertos alimentos, además de los lácteos, actúan como auténticos protectores óseos, entre ellos, el huevo, el pescado azul, los frutos secos, las legumbres, las frutas y las verduras de hoja verde.

Niveles de vitaminas D y K: para el óptimo aprovechamiento del calcio son esenciales las vitaminas D y K, sin las cuales el calcio no puede depositarse en los huesos. Cuanto más eficaz sea el proceso de fijación del calcio en los huesos, mayor será su densidad y, por lo tanto, mayor su dureza y resistencia.

El cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol, por ello se recomienda permanecer de 10 a 15 minutos diarios al aire libre.

Por otro lado, estudios revelan la importancia de un tipo de vitamina K, la K2, por su acción especialmente beneficiosa en el mantenimiento de una estructura ósea sana y para la prevención de la osteoporosis. Además, evita el exceso de calcio en las arterias y en otros órganos y tejidos.

Tabaco: fumar durante la juventud reduce el contenido mineral óseo y aumenta el riesgo de osteoporosis a lo largo de la vida.

Evitar la ingesta excesiva de alcohol: beber de forma excesiva, a cualquier edad, puede influir de forma negativa en la salud de los huesos.