La edad avanzada y el trastorno del sistema inmunitario favorecen la aparición de herpes zóster

Los especialistas confían en que la utilización de una nueva vacuna contribuya a la prevención del herpes zóster

El incremento de la esperanza de vida de la población es un hecho constatado en los países desarrollados. Esta situación ha obligado a las Autoridades Sanitarias a hacer frente a un auténtico reto a la hora de preservar la salud y calidad de vida de la población, así como a retrasar la aparición de enfermedades debilitantes e incapacitantes propias de la edad avanzada.

Entre ellas, cabe citar el Herpes Zóster, una enfermedad cuyo principal factor de riesgo es la edad y que afecta principalmente a las personas mayores de 50 años.

Virus de la varicela

La aparición del herpes zóster se debe a una reactivación del mismo virus que causa la varicela (VVZ) que permanece latente en el organismo tras haberlo sufrido o haber tenido contacto con el mismo.

El VVZ queda acantonado en los ganglios, lo que hace que cualquiera pueda padecer herpes zóster (HZ) o neuralgia post-herpética, la complicación más frecuente, dolorosa e incapacitante del HZ. Se manifiesta como consecuencia de la disminución de las defensas del organismo y sin síntomas previos. Según explica el doctor Javier Gómez Marco, médico de familia del Centro de Salud Las Calesas de Madrid: "los dos factores principales que favorecen la aparición del HZ son la edad y la presencia de enfermedades que disminuyen el sistema inmune".

Si bien el HZ no es contagioso, se estima que aproximadamente 1 de cada 4 personas lo desarrollará a lo largo de su vida. De las personas afectadas, entre el 15 y el 40% padecerán neuralgia post-herpética (NPH).

Neuralgia post-herpética

La NPH es un dolor crónico y recurrente que se da después de que las lesiones cutáneas se hayan curado. Puede durar meses o incluso años. El dolor puede ser tan intenso que el contacto con un simple trozo de tela o el viento frío son insoportables para alguien que lo padezca, y a veces, no responde al tratamiento analgésico.

En este sentido, el doctor Gómez Marco indica que "algunos pacientes necesitan ser  hospitalizados por la enfermedad o sus complicaciones (inmunodeprimidos, afectación oftalmológica...) o controlados en Unidades Especializadas del dolor por la persistencia del mismo, lo que supone una merma en su calidad de vida".

Además, la toma de fármacos, los efectos secundarios de éstos, los controles periódicos, y las alteraciones en la movilidad provocan un impacto significativo en las actividades de la vida diaria como el sueño, los aspectos psicológicos y las relaciones sociales.