El cambio horario puede producir alteraciones en el sueño

En la madrugada del sábado al domingo 25 de marzo, habrá que cambiar los relojes para dar la bienvenida al horario de verano 2018.

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En la madrugada del sábado al domingo 25 de marzo, nuestros relojes deberán adaptarse un año más al cambio de horario estacional de primavera y verano. En esa noche se adelantan los relojes una hora; es decir, a las dos de la madrugada serán las tres (una hora menos en Canarias); por lo tanto, tras el cambio de hora dormiremos una hora menos.

Esta acción, que aparentemente se reduce a una sencilla práctica de reajuste temporal y ahorro de energía, puede producir también ciertas alteraciones en el sueño.

Aunque los efectos que el cambio de hora pueden tener sobre nuestro organismo son leves y transitorios en la población sana, los expertos insisten en que deben ser tenidos en cuenta, sobre todo, en niños y personas mayores, ya que son más sensibles a los cambios de hábitos.

Y es que durante los tres o cuatro primeros días de adaptación a las nuevas pautas horarias y lumínicas, suelen ser habituales sensaciones de cansancio, astenia, desorientación, dificultad para ir a dormir y levantarse con el nuevo horario y somnolencia diurna, entre otros. Todas ellas consecuencia de la alteración de nuestro reloj circadiano.

Esto se debe, fundamentalmente, a que es necesario adelantar una hora nuestro reloj biológico para compensar la pérdida de una hora ocasionada por el cambio horario. Este proceso es mucho más lento y complicado tras el cambio horario de primavera que tras el de otoño.

A ello, hay que añadir, en algunas personas, las alteraciones en el metabolismo y estado de ánimo asociadas a la entrada de la primavera (astenia primaveral). Estas parecen estar relacionadas con el aumento de la temperatura y de la intensidad y duración de la exposición a la luz ambiental.

¿Por qué se cambia la hora?

El objetivo del cambio de hora es ahorrar energía para que la jornada laboral coincida con las horas de luz. Pero no está del todo demostrado que realmente se consuma menos. De hecho, las largas jornadas laborales en España hacen que apenas tenga impacto.

El cambio de hora se realiza desde el año 1974. Sin embargo, el primer país en implantar la medida fue Alemania en 1916.

En total son 70 países del mundo los que cambian la hora, coincidiendo con los más industrializados. La excepción es Japón que, de momento, se resiste a adaptarse al resto de países. En África, por ejemplo, la mayor parte de los países nunca ha cambiado la hora.