Usándola de forma adecuada, la televisión enseña, educa e informa

Nuestros hijos pertenecen a la generación tecnológica. Han nacido con un ordenador, una televisión y un móvil a su lado y no se imaginan vivir sin ellos, por lo que de nada sirve que intente censurarlos. Su papel en el mundo de las nuevas tecnologías no es enseñar a usarlos, aprenden mucho más rápido que nosotros, sino a usarlos con cabeza.

Por suerte, no todo es nuevo. Nuestra generación nació con la televisión y la conocemos de sobra. No es ni una niñera ni un juego, por lo que su obligación es enseñar a su hijo a no abusar de ella. Pero tampoco la endemonie. La tele, internet u otras tecnologías son malas en sí mismas y si se usan como herramientas educativas y con moderación son una fuente estupenda de entretenimiento. No todo lo que sale en televisión es malo. Usándola con cabeza, la televisión enseña, educa e informa.

Evitar teleadictos

Las claves para no crear teleadictos incluyen decidir cuándo, cuánto y qué verá su hijo en la pequeña pantalla, despertar su imaginación con actividades constructivas, como leer o jugar, no aparcarle durante horas delante de la tele para que no moleste y predicar con el ejemplo. Usted tiene que ser quien eduque a su hijo y no la televisión, por lo que ajuste los contenidos televisivos a lo que quiere que aprenda, enséñele a tener una actitud crítica y selectiva con lo que ve y muéstrele que si apaga la televisión tiene a su alcance un sinfín de opciones con las que divertirse, aunque para ello tenga que estar dispuesto a compartir más tiempo con él.

En televisión las escenas se suceden a mil por hora, no hay continuidad de acción, ni tiempo para pensar. Los niños reciben gran cantidad de información en poco tiempo y se limitan a escuchar pasivamente, sin participar ni discutir. Son como autómatas, que lo absorben todo. El problema es que trasladan esta pasividad a otras situaciones, como la lectura y el estudio, y ni piensan ni desarrollan su imaginación. Por ello, comprométase a despertar en su hijo el interés por la lectura y la escritura. Con las aventuras que se esconden entre las páginas de los libros, ganará riqueza expresiva y aprenderá a razonar y pensar.

Algunos consejos

Si apuesta por enseñar a su hijo a ver la televisión con cabeza, tome nota también de estos otros consejos. Y no espere a que el niño crezca para ponerlos en práctica; con el paso del tiempo, es más difícil cambiar la forma de ver la televisión:

1. Nunca instale un televisor en su habitación o entenderá que puede usarla tanto como quiera. El sueño es uno de los grandes perjudicados por la presencia de tecnología en el dormitorio del niño.

2. Nunca utilice la televisión como premio o castigo.

3. Intente limitar la televisión entre semana, así tendrán más tiempo para disfrutar en familia. Si no es posible, al menos apague la televisión durante las comidas y nunca deje que el pequeño vea la televisión mientras hace los deberes. Y acabe con la costumbre de tener encendida la pequeña pantalla cuando nadie la está viendo, tan sólo para sentirse acompañado o por pura inercia.

4. Siempre que sea posible, vea la televisión con  su hijo. Si no puede estar con él todo el programa, al menos vea los primeros minutos para valorar si el tono y el contenido son adecuados, y de vez en cuando, compruebe que no cambia.

5. Revise la programación y las reseñas de los programas en busca de aquellos que se adecuen a la edad del niño, que refuercen los valores familiares, que no sean violentos y que fomenten el interés por los hobbies y la educación. Elegidos los programas, elabore una programación de televisión para su hogar apta para toda la familia. Colóquela en un lugar visible, como la nevera, programe la televisión para que se encienda cuando empiece cada programa y compruebe que se apaga cuando termina, todo para evitar que el pequeño empiece a cambiar de canal en busca de algo más que ver. Si el niño es mayor, estimúlele para que sea él quien elija los programas que quiere ver, siempre bajo su tutela.

6. Utilice los sistemas de control parental que permiten bloquear o restringir el acceso a aquellos programas o canales que no sean idóneos para los niños y controlar la cantidad de tiempo que el menor pasa frente al televisor.

7. La televisión tiene un poder enorme para crear estados de opinión. Para contrarrestar este poder, es fundamental fomentar una actitud crítica y dialogante entre los pequeños de la casa. Enseñe a su hijo a hacerse preguntas y a aprender a partir de lo que ve en la pequeña pantalla. Si en ella aparece algo que usted no aprueba, apague el televisor y aproveche la oportunidad para hacer a su hijo preguntas que le inciten a pensar. Además, puede utilizar la televisión para explicar situaciones confusas y para expresar sus sentimientos sobre temas difíciles, como  sexo, amor, drogas, alcohol, violencia o igualdad.

8. Cuando un niño ve la televisión, puede tener dificultades para diferenciar la realidad de la ficción; ayúdele a conseguirlo.

9. Evite exponer a su pequeño a programas saturados de violencia y agresividad. Si no es posible al menos explíquele lo que ocurre en la pantalla y por qué.

Tiempo ideal

Lo ideal es que los niños no vean más de una hora al día la televisión entre semana y de 2-3 horas los fines de semana. La realidad es bien distinta. Los niños españoles ven unas 22-25 horas semanales de televisión, e incluso hay casas en las que se ve una media de seis horas diarias; hogares en los que suele haber pocos libros, poca música, pocos paseos, viajes o excursiones y poca comunicación. Recuerde: el tiempo frente a la pantalla aumenta si los niños pueden decidir por sí mismos, por lo que no se quede de brazos cruzados y enseñe a su hijo a usar la televisión con cabeza.

Fuentes: Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Pediatría con sentido común para padres y madres con sentido común. Autores: Dr. Eduard Estivill y Dr. Gonzalo Pin. Edita: Plaza&Janés y Salud infantil y medio ambiente. Una relación de por vida. Guía para padres sobre medio ambiente y salud infantil. Edita: Fundació Roger Torné.