Es momento de aprender sobre el asma

Hoy, primer martes de mayo se celebra, como cada año desde 1998, el Día Mundial del Asma, evento organizado por la Iniciativa Global para el Asma (Global Initiative for Asthma, GINA) con el objeto de llamar la atención y sensibilizar a la población mundial sobre esta enfermedad.

Bajo el lema general "Tú puedes controlar tu asma", propone también otros mensajes; entre ellos, "Es  momento de aprender sobre el  asma", que la Sociedad Española de Neumología Pediátrica asume como propio. Así que no se pierda este reportaje. Gracias a él conocerá de cerca esta enfermedad y 'aprenderá a controlarla'.

¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias bajas que ocasiona episodios de dificultad respiratoria, pitidos en el pecho (llamadas sibilancias), tos, sensación de opresión en el tórax y falta de aire. Estos episodios pueden durar horas o días según sea el nivel de gravedad. A veces se resuelven espontáneamente pero, casi siempre, lo hacen gracias al tratamiento. En la mayoría de los casos, los episodios van a ser poco frecuentes, pero en las formas más graves pueden ser muy repetidos e incluso hacerse persistentes.

Tiene un curso crónico, aunque la forma de manifestarse a lo largo del tiempo es muy variable, con muchos períodos sin síntomas.

¿Es algo frecuente?

El asma es la primera causa de ingreso hospitalario en niños y el primer motivo de absentismo escolar por enfermedad crónica. Es más, es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia y adolescencia. En concreto, se calcula que en nuestro país hay cerca de 500.000 asmáticos menores de 16 años.

Su relevancia es tal que, de hecho, es un problema de salud pública. Y es que, no solo reduce la calidad de vida de los niños afectados, sino que además, provoca un enorme gasto social y sanitario.

¿Por qué se produce?

El asma es una enfermedad de origen genético, es decir, una persona sólo puede desarrollarla si está predispuesta genéticamente para ello. Tras esta susceptibilidad genética no hay un solo gen; al parecer hay muchos genes implicados, pero el peso específico de muchos de ellos aún se desconoce.

Pero para que el asma se desarrolle, la genética no basta. Es decir, tiene que haber factores ambientales que actúen en las personas genéticamente predispuestas para que se produzca el asma. Sin ellos, aún con esa predisposición hereditaria, es imposible que la enfermedad se manifieste.

Estos factores son: las infecciones por algunos virus, los alérgenos (ácaros, mascotas, hongos...), la contaminación atmosférica, el hábito de fumar de los padres, la dieta (comida rápida, ausencia de dieta mediterránea...), la obesidad, circunstancias de la vivienda (humedad, cocinas o estufas de gas...)

¿Cuáles son los síntomas?

Los más comunes son: tos, sibilancias (pitidos o silbidos en el pecho), dificultad para respirar y opresión torácica (sensación de opresión en el pecho)

¿Por qué se desencadenan las crisis de asma?

Los factores ambientales que con más frecuencia son capaces de provocar una crisis de asma son: infecciones respiratorias, alergias, exposición al humo del tabaco, algunas circunstancias metereológicas, contaminación atmosférica, ejercicio físico y deporte, frío, sprays de limpieza y olores fuertes, entre otros.

¿Cómo evoluciona?

La idea de que, en la mayoría de los casos, el asma desaparece en la adolescencia ha quedado desechada. La evolución es variable de unos niños a otros y los estudios señalan que entre un 30 y 70% de los niños con asma siguen presentando síntomas en la edad adulta.

Aunque quedan muchos aspectos por conocer, hay algunos factores que se asocian a la persistencia de los síntomas en la edad adulta. Así, tener  padres que sean asmáticos, padecer asma grave o moderada persistente, haberse iniciado la enfermedad después de los dos años de edad, tener alergia precozmente o ser mujer, aumentan la probabilidad de que el asma persista en la edad adulta.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento se sustenta en tres elementos:

  • Educar al paciente y a su familia en autocuidados, es decir, en la capacidad para cuidar de sí mismo.
  • Disminuir o eliminar en lo posible  aquellos elementos que puedan desencadenar un ataque de asma.
  • Usar medicamentos, tanto para tratar una crisis o ataque de asma, como para prevenir y mantener el control de la enfermedad.