El humo del tabaco repercute en la salud de los niños y en su desarrollo físico y cognitivo

Algunas de las patologías asociadas con el tabaquismo paterno como la bronquitis o la otitis son responsables del 25 por ciento del absentismo escolar

El pasado 20 de noviembre se celebró el Día Mundial del Niño, una efeméride que instauró la ONU en 1954 y cuyo fin último es "el bienestar de nuestros niños". Así, entre los objetivos de este día se encuentra mejorar la salud en la infancia en todo el mundo. En nuestro país, uno de los principales ámbitos de mejora en la salud infantil está relacionado con la exposición de los niños al humo del tabaco, ya que éste es generador y potenciador de enfermedades que repercuten de forma directa en su salud. En España, el 73 por ciento de los padres fumadores reconoce hacerlo alguna vez en presencia de sus hijos y, por ello, cerca del 50 por ciento de los niños están expuestos diariamente al humo ambiental del tabaco en el medio familiar, una circunstancia prevenible según los expertos.

Tal y como explica el doctor Sergio Morchón de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital de Bellvitge de Barcelona, los niños son más susceptibles a los tóxicos presentes en el humo del tabaco. Según este especialista, "los niños expuestos al tabaco presentan un aumento considerable del riesgo de padecer enfermedades tanto pulmonares como de otros tipos, con respecto a los niños no expuestos a estos tóxicos". En este sentido, alrededor del 80 por ciento de los casos de asma persistente se desarrollan antes de los 6 años.

Principales efectos

Las principales enfermedades causadas por el humo del tabaco en los niños son todas aquellas asociadas con el aparato respiratorio. Así, según el doctor Morchón, "los niños expuestos al humo del tabaco presentan un aumento del 15 por ciento del riesgo de padecer asma en relación a los niños no expuestos. En este sentido, la presencia de partículas pesadas en el humo del tabaco es también responsable de la hiperreactividad en los niños".

Por otro lado, enfermedades como la bronquitis o la otitis también son más susceptibles de estar presentes en los niños expuestos al humo del tabaco y esta exposición se asocia a la disminución de audición infantil. El doctor Morchón afirma que "junto con la bronquitis, la otitis es la responsable del 25 por ciento del absentismo escolar en los niños por enfermedad".

El tabaquismo paterno puede repercutir también en el desarrollo cognitivo y físico de los niños. Recientemente, se ha asociado la exposición al humo del tabaco con el déficit de atención en la infancia. "Las más de 4.000 sustancias presentes en el humo del tabaco, en contacto con el niño, pueden causar cambios importantes en tejidos en desarrollo como el cerebro", expresa el doctor Morchón.

En cuanto al desarrollo físico, el especialista resalta que "desde el embarazo, donde el tabaquismo es el responsable del bajo peso del niño al nacer, el humo del tabaco puede ser una importante traba al normal desarrollo físico". "Las enfermedades pulmonares como el asma o la bronquitis condicionan una peor oxigenación de tejidos en rápido crecimiento y por tanto, con grandes exigencias de oxígeno", concluye el doctor.

Humo de tercera mano

Pero no sólo es la exposición directa al humo del tabaco lo que incide en la salud infantil, ya que el considerado como "humo de tercera mano" "puede convertirse en una causa de aparición de estas enfermedades en los niños", explica el doctor Morchón. Se considera "humo de tercera mano" a las partículas presentes en lugares donde se ha fumado, como el salón de casa o el coche, las cuales quedan adheridas a prendas, telas o permanecen en el propio ambiente. Estos lugares contienen una cantidad medible de sustancias provenientes del humo del tabaco, a pesar de que hayan pasado muchas horas desde la última vez que se fumó. Es por ello, finaliza el especialista, que no es suficiente con no fumar delante del niño, ya que permanecer en una habitación donde se ha fumado –por ejemplo la noche anterior-, puede ser causa de la aparición de estas enfermedades en nuestros hijos.

Así, dejar de fumar no sólo incidiría positivamente en nuestra salud o en la de nuestros hijos en la actualidad, sino que también repercutirá muy positivamente en su bienestar futuro. Según numerosos estudios, se ha observado que los niños que conviven con padres o hermanos fumadores tienen más probabilidades de ser fumadores por el rol ejemplificante que ejercen estas figuras en determinadas fases de la preadolescencia. "Dejar de fumar no implica la eliminación total del riesgo de que nuestros hijos sean fumadores, pero servirá de ejemplo para su futuro", concluye el doctor Morchón.