Sexualidad y envejecimiento

El único cambio que los mayores viven es en el hábito de relacionarse sexualmente, pero de ninguna manera un hombre o una mujer de más de 60 debe abandonar la sexualidad

La sexualidad ha sido y sigue siendo un tema de mercantilización manipulada en pos de los intereses comerciales de algunos sectores de la sociedad. Dentro de ese mercado, las personas mayores juegan un rol secundario, y son consideradas dentro de un estereotipo que los excluye de toda actividad sexual... ¿cómo salir de eso?

Según esta consideración, la sexualidad no es del interés ni la incumbencia de las personas mayores de 60 años y las mujeres en especial son las más afectadas.

Sin embargo, si uno comienza a analizar la dimensión que la sexualidad tiene en las personas, se dará cuenta de que su trascendencia va más allá de la genitalidad e incluye el cariño, la compañía, los abrazos, las caricias, la intimidad...el uno con el otro.

Entonces... ¿quién puede negar que la sexualidad es un factor indeleble en todos los seres humanos, sin importar la edad ni los prejuicios? El único cambio que los mayores viven es en el hábito de relacionarse sexualmente, pero de ninguna manera, un hombre o una mujer de más de 60 debe abandonarla.

La sexualidad de los mayores es diferente, ni mejor ni peor, simplemente diferente. Existen extremos de personas que, pasada cierta edad, tienen más deseos sexuales, como también están los que abandonan su costado erótico, pero la mayoría son los otros... los que experimentan cambios, se adaptan a ellos y siguen su vida sexual normalmente.

Lo más frecuente es que haya una disminución en aspectos fisiológicos como la libido -interés por mantener relaciones genitales-, el número de erecciones en los hombres y la lubricación vaginal en las mujeres. Pero es muy raro que una persona deje de necesitar todo lo que rodea a la sexualidad en el área afectiva y emocional.

El erotismo y la sensualidad son aspectos no relacionados con el crecimiento biológico de una persona. Es un error que las personas de cierta edad se alejan de su sexualidad, sólo ocurre que su posición es diferente, ni mejor ni peor.

En este aspecto, lo fundamental es mantener una buena comunicación de pareja, aceptarse el uno al otro, y aprender a conocer las necesidades mutuas, volver a explorar los gustos y reconocerse, hablar sobre el tema sin prejuicios.

Es muy común que la falta de deseo sea malinterpretada por los miembros de la pareja: "no tiene las mismas ganas de antes...debe haber conocido a otra", o "ya no me quiere", como respuesta a una disminución del contacto íntimo. Pero lo cierto es que, la mayoría de las veces, esto es producto de una seria falta de comunicación.

También ocurre que los hijos descalifican la necesidad de sus padres mayores, olvidándose de que necesitan de su espacio tanto como cualquier otro, y los encierran en la función específica de "cuidar a sus nietos", como si su sexualidad fuera de una etapa pasada. Ellos pasan a ser sólo "los abuelos". Las personas mayores deben, en todo momento, defender su derecho a la intimidad y a una vida sexual activa.

La expresión "Hacer el amor y no la Guerra" puede ayudar a que las personas mayores generen un escudo de autoprotección en donde esconderse de los prejuicios y sumar más afecto, cariño y compañía en su relación íntima; quererse más, acercarse y fortalecer el vínculo.

Ana Rosa Jurado
Médico. Sexóloga. Secretaria del Grupo de Sexología de SEMERGEN

Carlos Sanmartín
Médico. Sexólogo. Psicoterapeuta. Coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA)