¿Por qué es necesario dormir?

Dormir es fundamental para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso

¿Te cuesta conciliar el sueño? No eres el único. Según datos manejados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) entre un 20 y 48 % de la población adulta sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño. Es más, al menos un 10% sufre algún trastorno de sueño crónico y grave, una cifra que incluso podría ser mayor por el alto número de pacientes que no están diagnosticados.

La culpa de este infradiagnóstico radica en parte en la falta de conciencia social- que en ocasiones lleva a catalogar de vago o de juerguista a una persona que se duerme en su puesto laboral sin llegarse a plantear que exista una enfermedad del sueño- y por desconocimiento incluso del propio personal médico.

El resultado es que en enfermedades como la narcolepsia se produzca una demora media en el diagnóstico de hasta 10 años o que pacientes con apneas, desde incluso la adolescencia, no se diagnostiquen hasta que después de los 65 años sufren un ictus isquémico que podría haberse evitado.

Es más, la SEN calcula que entre el 60% y el 80% de los pacientes con narcolepsia y el 90% de los pacientes con apnea del sueño o con síndrome de las piernas inquietas no están diagnosticados.

En resumen: el diagnóstico de estas enfermedades es aún bastante escaso, a pesar de que las personas con enfermedades del sueño tienen una merma en la calidad de vida comparable a la que sufren otros enfermos crónicos. Además, los desórdenes del sueño se pueden prevenir y tratar, pero para ello es necesario tener diagnósticos precisos.

Trastornos de sueño

El trastorno de sueño más frecuente es el insomnio, con una prevalencia de entre el 20-30%, seguido del síndrome de las piernas inquietas (afecta aproximadamente a un 5% de la población) y del síndrome de apneas-hipopneas del sueño (2-4%).

La narcolepsia, que afecta a unas 25.000 personas en España, las parasomnias no REM y el trastorno de conducta de fase REM, cada vez más estudiado como primera manifestación de enfermedades como el Parkinson o la demencia por cuerpos de Lewy, son otros trastornos de sueño que, aunque, algo menos frecuentes, también afectan seriamente a la población española.

El sueño y el aprendizaje

En los últimos años se han realizado numerosos estudios que analizan el papel que el sueño parece ejercer en la restauración y fortalecimiento de los diferentes circuitos neuronales. Algunos estudios recientes señalan la importancia del sueño a la hora de que los niños fortalezcan las conexiones entre el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro; otros han estudiado cómo el sueño puede mejorar el aprendizaje o cómo el cerebro consolida y afianza conceptos nuevos o recuerdos durante el sueño.

"Dormir es fundamental para afrontar en perfectas condiciones la posterior vigilia, para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Cuando no se duerme adecuadamente hay un menor rendimiento cognitivo, baja la concentración y, entre otras alteraciones cognitivas, se producen fallos de memoria, cambios bruscos de humor y alteraciones en el proceso de toma de decisiones", señala el Dr. Hernando Pérez, coordinador del Grupo de Estudio de Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.

El sueño y la enfermedad cerebrovascular

Además, cuando no se consigue dormir adecuadamente por algún tipo de trastorno, no solo se ve afectada la capacidad intelectual y el rendimiento, sino que aumenta el riesgo de hipertensión y la probabilidad de sufrir un ictus, además de agravar y/o aumentar la probabilidad del desarrollo de otro tipo de enfermedades como la enfermedad de Parkinson o posiblemente el Alzheimer, o descontrolando o aumentando la frecuencia de las crisis epilépticas.

Los trastornos del sueño tipo apneas obstructivas son un factor de riesgo cerebrovascular muy importante. Roncar y hacer apneas aumenta el riesgo de padecer un ictus o demencia vascular y se estudia su asociación con otros tipos de deterioros cognitivos como la enfermedad de Alzheimer.