La mayoría de los hombres con curvatura de pene no acude al especialista

Cuatro de cada diez varones con este trastorno no pueden mantener relaciones sexuales satisfactorias

La mayoría de los hombres con curvatura del pene no buscan asistencia médica y no reciben tratamiento, a pesar de que casi 4 de cada 10 tiene relaciones sexuales insatisfactorias o dolorosas debido a este trastorno, según una revisión de estudios del Instituto de Medicina Sexual (IMS). Se calcula que esta patología afecta "al menos a 1 de cada 20 hombres", según el doctor Mariano Rosselló Barbará, director del IMS y experto en este tema. Un estudio publicado en la revista Current Urology Reports en diciembre de 2011 situaba la incidencia de este trastorno entre el 3 y el 8 por ciento de la población masculina. Otras investigaciones arrojan incluso cifras más elevadas, afirmando que los síntomas afectan al 13 por ciento de los hombres mayores de 18 años.

El doctor Rosselló coincide en que se trata de un trastorno infradiagnosticado. A su juicio, "muchos pacientes se resignan antes que buscar asesoramiento médico, en parte por vergüenza y en parte porque desconocen que se puede tratar". Una investigación publicada en febrero en la revista Journal of Andrology subraya la falta de información sobre esta enfermedad como una de las causas del bajo diagnóstico. Según los investigadores del Johns Hopkins Hospital, en Baltimore (Estados Unidos), "aunque se trata de una patología muy prevalente y cuya incidencia está en aumento, la mayoría de los afectados no acude al especialista debido al desconocimiento general sobre este trastorno y sobre sus posibles tratamientos". Otro de los factores que dificulta el diagnóstico es que "a menudo se omite el interrogatorio sobre función sexual y la exploración genital en las consultas, bien por falta de tiempo o por desconocimiento", añade el director del IMS.

Falta de elasticidad

El origen de la curvatura de pene se desconoce con exactitud, aunque son muchos los factores que pueden estar implicados en ella, como predisposición genética, problemas vasculares, infección, ingestión de determinados fármacos, diabetes, hipertensión, sondajes, etc. "Las fracturas vasculares durante la relación sexual también podrían producir su aparición", según el doctor Rosselló Barbará.

Este trastorno puede ser congénito, pero en la mayor parte de los casos se adquiere debido a roturas repetidas de los vasos sanguíneos de los cuerpos cavernosos del pene durante la relación sexual, que es lo que se denomina enfermedad de La Peyronie. Esas roturas vasculares hacen que una placa fibrosa (cicatriz) se desarrolle en esos cuerpos cavernosos (que producen la erección) o en la túnica albugínea, capa que los rodea. La zona donde se produce la cicatriz pierde la elasticidad, "por lo que no se estira cuando se rellenan los cuerpos cavernosos durante la erección y por lo tanto el pene se arquea hacia esa dirección (la de la cicatriz)", explica el director del IMS. "Según la extensión de la banda fibrosa, el proceso puede imposibilitar la penetración o hacer que la erección resulte dolorosa", continúa.

La mayoría de pacientes sufre dolor durante la erección e impotencia o descenso de la erección. "Las dificultades a la hora de mantener relaciones sexuales, por curvatura o por falta de rigidez, pueden ocasionar mucha ansiedad y problemas psicológicos de diversa índole", señala este especialista. Aunque tiene una evolución variable, "esta enfermedad tiende a ser progresiva y debe ser considerada como un agravante de problemas en la pareja (insatisfacción, falta de deseo y disfunciones sexuales reactivas)". A juicio del doctor Rosselló, "evaluar a la pareja puede ser de ayuda en la evolución del tratamiento". También el asesoramiento psicológico y las indicaciones específicas sobre cambios posturales y lubricación genital pueden ayudar a lograr un mayor confort en la relación sexual con coito.

Existen diferentes tratamientos farmacológicos y quirúrgicos para solucionar este trastorno como la administración de corticosteroides y vitamina E, además de ultrasonidos, iontoforesis y aparatos de tracción mecánica o estiramiento. Uno de los más prometedores y novedosos es, según este experto, "un fármaco que ya se utiliza para la enfermedad de Dupuytren (caracterizada por una contracción progresiva de la mano) y que ha demostrado que reduce la curvatura del pene en ensayos clínicos en fase III". Consiste en unas inyecciones destinadas a disolver la placa fibrosa que se forma en el cuerpo cavernoso del pene. "Cuando se apruebe supondrá un avance más pero no el único. Lo importante es que el paciente no se resigne a sufrir dolor e insatisfacción sexual y acuda al urólogo o sexólogo para solucionar el problema", concluye.