Trastornos menstruales, motivo de consulta común al inicio de la menopausia

La perimenopausia abarca el periodo en el que comienza a disminuir la función ovárica y a aparecer los primeros síntomas de la menopausia. Se calcula que más de cuatro millones y medio de españolas están en esta fase.

Las diversas manifestaciones endocrinas, biológicas y clínicas asociadas a esta época de transición hacen necesarias unas pautas de cuidado específicas, tanto a nivel de calidad de vida como en lo que respecta al tratamiento hormonal.

La duración media de la perimenopausia suele extenderse entre 2 y 5 años, provocando diversos trastornos en la mujer. Entre ellos, el principal motivo de consulta ginecológica son las alteraciones menstruales, que, a juicio del doctor Jesús C. Presa Lorite, ginecólogo del Hospital Ciudad de Jaén, "provoca diversas alteraciones en la calidad de vida de las mujeres, ya que ocasiona sangrados irregulares que requieren un tratamiento adaptado a las necesidades de cada mujer".

Por esta razón, el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), subraya que "es fundamental seguir los principios de un estilo de vida saludable centrándose en la práctica de ejercicio físico, acompañado de una dieta adecuada, la supresión o restricción de hábitos tóxicos y otras medidas de autocuidado".

Según explica este especialista, incrementar la actividad física a 30 minutos diarios, dejar de fumar y seguir una dieta cardiosaludable incorporando suplementos dietéticos de calcio y vitamina D son los principales factores que ayudarían a modificar el riesgo de patologías.

Salud ósea y cardiovascular

Los expertos destacan que durante la perimenopausia las principales medidas preventivas deben ser aquellas encaminadas a mejorar el ámbito de la salud ósea y cardiovascular. De hecho, uno de los trastornos más comunes durante el climaterio es la pérdida de masa ósea, que suele reducirse entre un 2 y un 3 por ciento cada año desde la aparición de la menopausia y hasta edades muy avanzadas, dependiendo de diversos factores como la absorción de calcio, niveles de vitamina D o la existencia de enfermedades recurrentes.

"Es la principal consecuencia de la osteoporosis, una enfermedad que sólo en España afecta a más de dos millones de mujeres", comenta el doctor Presa. Como consecuencia de la pérdida de masa ósea se eleva el riesgo de fracturas. De hecho, "se estima que hasta el 40 por ciento de las mujeres mayores de 50 años pueden llegar a desarrollar una fractura osteoporótica a lo largo de su vida, mientras que una de cada tres mayores de 80 años sufrirá una fractura de cadera".

Con los primeros desequilibrios ováricos surgen también algunos síntomas que son habituales al final de la transición menopáusica y en la posmenopausia temprana. Los sofocos constituyen el principal síntoma en esta fase y suelen estar asociados con trastornos del sueño, episodios depresivos y cambios en el estado de ánimo. En estos casos, "la mayoría de las mujeres posmenopáusicas, con la excepción de las mujeres con cáncer de mama o enfermedad cardiovascular conocida, que tienen síntomas de atrofia vaginal y/o la inestabilidad vasomotora, son buenas candidatas para la terapia de estrógenos", explica el doctor Presa.

Para los expertos, es importante saber discernir entre las diferentes opciones terapéuticas actuales, que van desde la terapia hormonal sustitutiva en casos concretos hasta medidas no farmacológicas. "Lo importante es poner sobre la mesa todas las opciones y escoger la que mejor se adapte a las necesidades concretas de los pacientes. La clave es individualizar los tratamientos", argumenta el doctor Nieto.