Las mujeres adictas a sustancias presentan un riesgo tres veces mayor de ser víctimas de violencia de género

Existe una alta asociación entre el consumo de alcohol y la violencia contra la pareja

El uso de sustancias puede facilitar la violencia de pareja. En este contexto, las mujeres consumidoras de sustancias presentan un riesgo tres veces mayor de ser víctimas de una agresión física o sexual por parte de su pareja, según han puesto de manifiesto los expertos reunidos en el marco de las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual celebradas en Madrid.

Esta elevada asociación entre maltrato y consumo de drogas se hace evidente si se tiene en cuenta que entre el 41 por ciento y el 85 por ciento de los hombres que buscan o reciben tratamiento por abuso de sustancias ha abusado de sus parejas en el último año, una proporción cuatro veces superior a la registrado en la población general.

En opinión de la doctora Marta Torrens, psiquiatra experta del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona, "esta elevada asociación entre maltrato y consumo de drogas en mujeres puede explicarse porque tienen más posibilidades de tener parejas perpetradoras de maltrato, cuentan con menos estrategias de afrontamiento, menos asertividad y más depresión y pueden utilizar el consumo de drogas para afrontar la depresión y situaciones estresantes como el maltrato".

La existencia simultánea de un trastorno mental y de una adicción evidencia un cuadro de patología dual que requiere un abordaje unificado por parte de expertos en adicciones y psiquiatría. En este sentido, diversos estudios confirman la alta asociación entre consumo de sustancias y violencia contra la pareja ya que en la mayoría de los casos se ha confirmado el consumo de sustancias antes de la agresión física. "La adicción al alcohol es el trastorno más frecuente como desencadenante de un episodio de violencia sobre la pareja. Las personas con dependencia del alcohol son más propensos a cometer actos de violencia física en los días en los que han bebido" aclara la doctora Torrens.

Por otra parte, continua la experta, "sin que sea necesario que exista dependencia, sabemos que el alcohol interfiere en el funcionamiento cognitivo necesario para el control del comportamiento y se asocia con agresividad, la impulsión y el trastorno antisocial de la personalidad, todos ellos factores predictores para la violencia".

Intervención integrada

La violencia contra la pareja se asocia a tasas más altas de depresión, suicido, trastorno de estrés postraumático y abuso de sustancias, a problemas de salud en general y a una percepción negativa de la propia salud. Por esta razón los expertos abogan por intervenciones psicológicas sobre el agresor que aborden de forma conjunta los problemas por abuso de sustancias y la violencia. "Los peores resultados se han obtenido separando ambos problemas y optando por intervenciones que tienen como base el modelo feminista de la violencia de pareja y que lleva a ver a todos los agresores de la misma manera. Entender la violencia sólo como una relación de poder y control limita la comprensión de la conducta y el desarrollo de intervenciones eficaces para sujetos violentos" afirma la doctora Torrens.