Ayudar a la mujer a dejar de fumar requiere una actuación específica

Hay que empezar por desmitificar ciertas creencias, como son el miedo a engordar si se deja de fumar o que fumar ayuda a controlar la ansiedad

Existen diferencias claras entre mujeres y hombres a la hora de hablar de las motivaciones que les empujan a empezar, mantener y abandonar el consumo de tabaco. La mujer comenzó a fumar más tarde y lo hizo empujada por factores socioculturales como su incorporación al ámbito laboral o el movimiento de igualdad de derechos entre géneros.

Concretamente, las españolas se han ido incorporando al consumo de tabaco de manera progresiva desde la década de los setenta. A día de hoy, los estudios muestran que el 31 por ciento de las mujeres de entre 16 y 24 años de nuestro país son fumadoras, frente al 25 por ciento de los hombres.

Este cambio de tendencia lleva también a plantearse la necesidad de abordar el tabaquismo en la población femenina de una forma específica, puesto que, según explica la doctora Isabel Nerín de la Puerta, responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Zaragoza, existen factores diferentes en hombres y mujeres a la hora de fumar.

Así, "las mujeres siguen asociando fumar como un acto de libertad y consideran que les aporta beneficios relacionados con el control del peso y las emociones negativas", asegura la doctora.

El tabaco no entiende de género

La especialista insiste en la importancia de concienciar a la población femenina sobre su situación real frente al tabaco, ya que se tiende a pensar que las mujeres presentan una menor sensibilidad a sus efectos nocivos en comparación con los hombres.

"Hasta ahora, han sido los hombres los que más han sufrido las consecuencias de fumar, simplemente porque empezaron antes, y por eso las mujeres se consideran a sí mismas de 'bajo riesgo' en relación con el consumo de tabaco", apunta la doctora Nerín de la Puerta. Sin embargo, la realidad es otra y ambos sexos están igual de expuestos a sufrir las consecuencias de fumar.

Concretamente en el caso de la mujer, el tabaco influye de manera decisiva en la salud sexual y reproductiva en sus distintas etapas de la vida. Si se compagina, además, con la toma de anticonceptivos orales, el tabaco aumenta notablemente el riesgo de padecer alguna patología vascular y produce menopausia precoz. Por otro lado, el consumo de cigarrillos está relacionado también con la infertilidad.

Igualmente, las mujeres que fuman durante la gestación incrementan gravemente la posibilidad de tener complicaciones que provoquen un parto prematuro. Y no sólo el tabaco tiene consecuencias negativas en la mujer, también tiene importantes efectos dañinos en la salud del feto y del bebé.

Falsas creencias

Como medida para evitar el tabaquismo y los graves efectos que genera sobre la salud, es necesario crear políticas de prevención y planes de cesación tabáquica dirigidos específicamente a la mujer.

Para ello, tal y como señala la doctora Nerín de la Puerta, hay que empezar por desmitificar ciertas creencias, como son el miedo a engordar si se deja de fumar o que fumar ayuda a controlar la ansiedad. En este sentido, "el peso se debe controlar con estrategias sencillas de dieta y ejercicio físico, y no inhalando 4.000 sustancias tóxicas, algunas de ellas cancerígenas, como ocurre al fumar. Además, la nicotina tiene tanto efectos ansiogénicos, que crean ansiedad, como ansiolíticos, que la disminuyen; y todavía no está claro cuál es el efecto predominante", señala la especialista.

Asimismo, para aumentar las posibilidades de éxito, es fundamental individualizar algunas estrategias conductuales en el grupo de las mujeres durante el proceso de cesación.