Jalea real, el complemento de una alimentación saludable

Es el alimento exclusivo de la "abeja reina"; un líquido blanco, de aspecto viscoso fabricado por las abejas obreras jóvenes

Alimentarse quiere decir ingerir sustancias, bien directamente, bien cocinadas de forma consciente y voluntaria. A partir de ahí empieza la nutrición, que es un proceso involuntario en el que los alimentos se transforman en sustancias más simples (nutrientes) que se absorben a través del sistema digestivo y gracias a la circulación son transportados en la sangre hasta los tejidos.

Aunque alimentarse y nutrirse son dos cosas distintas, van unidas. Una buena alimentación proporciona los nutrientes necesarios para que nuestro organismo esté correctamente nutrido, de manera que:

  • Sea suficiente para cubrir las exigencias y mantener el equilibrio del organismo.
  • Sea completa en su composición, de forma que incluya todos los nutrientes en la cantidad mínima necesaria.
  • Sea adecuada para conservar la salud del individuo sano, contribuir a la curación de enfermedades y asegurar el desarrollo normal de los niños.

Ningún alimento es completo, a excepción de la leche materna y solamente durante los primeros meses del desarrollo del bebé. El resto necesita, por tanto, una dieta suficientemente variada que cumpla con tres características fundamentales: variedad, equilibrio y moderación. De esta manera el aporte de nutrientes conseguirá:

  • Aportar energía en cantidad suficiente para poder realizar todas las funciones vitales.
  • Formar y mantener de estructuras desde las células hasta los órganos y sistemas más complejos (si no es así, el crecimiento en los niños podría verse perjudicado).
  • Regulación de los procesos metabólicos y fisiológicos necesarios para vivir.

¿Qué son los nutrientes?

Son las sustancias esenciales para la salud, que el organismo no es capaz de sintetizar o lo hace en cantidades insuficientes, por lo que debe ser aportado por la dieta, y su carencia da lugar a algunas enfermedades.

Son las proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibra, minerales, vitaminas y agua. Deben ingerirse en cantidades suficientes para que no haya deficiencia de algún tipo de nutriente, que tampoco se produzca un exceso, que el peso se mantenga en niveles adecuados y que no aparezcan enfermedades asociadas a la alimentación o la nutrición.

Los nutrientes tienen que cumplir una serie de funciones específicas, según las cuales  se pueden clasificar en tres categorías:

  • Los que proporcionan principalmente energía (energéticos): hidratos de carbono, proteínas y lípidos.
  • Los que son importantes para el crecimiento y renovación de las estructuras corporales (plásticos): proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y agua.

  • Los que actúan asegurando la normalidad de los procesos metabólicos y las funciones vitales (sustancias reguladoras): proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y agua.

Las proteínas, lípidos e hidratos de carbono se llaman macronutrientes porque se encuentran en mayor cantidad en los alimentos y, las vitaminas y minerales se llaman micronutrientes porque están en muy pequeña proporción.

Ingestas recomendadas

Lo ideal para poder juzgar y planificar mejoras en la dieta de una persona es conocer sus necesidades y requerimientos.

El requerimiento nutricional es la cantidad de energía o de un determinado nutriente que cada persona necesita ingerir de forma habitual para mantener un buen estado de salud y evitar una patología tanto por exceso como por defecto. Es un término específico para cada individuo.

Como es muy difícil conocer los requerimientos individuales, surge el concepto de ingestas recomendadas, que será la cantidad diaria media de nutrientes esenciales suficiente para cubrir los requerimientos fisiológicos de prácticamente la totalidad de personas sanas incluidas en un grupo de características similares. Con esto, se busca evitar carencias y obtener un estado de salud óptimo.

Las ingestas recomendadas se ven afectadas por diversos factores, tanto propios del individuo como del alimento y del ambiente. La edad, el sexo, la actividad física y estilo de vida de un individuo, unido al ambiente en que vive y las características de los alimentos que ingiere y su forma de cocinarlos, influirá de forma determinante en la cantidad de diferentes nutrientes a ingerir.

Si se come de forma equilibrada, no deberían existir carencias, sin embargo el estilo de vida actual de niños y adultos muchas veces lleva a padecer carencias en la ingesta que pueden comprometer nuestro bienestar, originando cansancio, apatía, etc.

Sólo en estos casos, y bajo el consejo de un profesional cualificado, podemos recurrir a la ingesta de complementos alimenticios que nos ayuden a paliar estas carencias, en las dosis adecuadas y durante el tiempo justo. Uno de estos complementos, estrella en el aporte de energía y nutrientes, es la jalea real que, aunque altamente energético, es también poseedor de otras interesantes propiedades.

¿Qué es la jalea real?

Es el alimento exclusivo de la "abeja reina". Es un líquido blanco, de aspecto viscoso, fabricado por las abejas obreras jóvenes. Lo segregan por las glándulas hipofaríngeas y mandibulares cuando ingieren polen, agua y miel, que es el alimento general de la colmena. Sólo las larvas durante los primeros días se alimentan de jalea. A partir de entonces, únicamente las destinadas a reinas seguirán tomándola.

La observación del efecto de la jalea sobre la abeja reina llevó a buscar beneficios también para el hombre. Cada vez son más los estudios respecto a su composición y los resultados de los beneficios que nos aporta.

La composición de la jalea es variada dependiendo de factores como la edad de las abejas que la producen, alimentación que reciben, etc. Es rica en agua (puede contener hasta un 60-70% de agua), en hidratos de carbono y proteínas, aunque también aporta pequeñas cantidades de ácidos grasos, vitaminas, minerales, aminoácidos, etc.

Hidratos de carbono: en su mayor parte son azúcares simples como glucosa, fructosa y sacarosa. El contenido vendrá definido por la edad de las abejas, su alimentación, la climatología, etc.

Proteínas: son proteínas de alta calidad, tanto por su contenido en gamma-globulinas que intervienen directamente en el desarrollo y en los procesos inmunitarios, como por proteínas formadas por aminoácidos como lisina o cisteína que suelen ser deficitarios muchas veces en nuestra alimentación.

Grasas: del total de nutrientes, alrededor del 5-6% son grasas.  En su mayoría son ácidos grasos de cadena larga, muchos insaturados.

Vitaminas: es fuente de vitaminas del grupo B como tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3), ácido pantoténico (B5), piridoxina (B6), ácido fólico, etc. El contenido del resto de vitaminas es prácticamente indetectable.

Minerales: el mayor aporte es de potasio.

Nos podemos encontrar también otras sustancias como nucleótidos, acetilcisteína, etc. y muchas sustancias aún por descubrir. Si a esto unimos la sinergia que se produce entre los distintos componentes, podemos prever futuras nuevas aplicaciones con potenciales efectos beneficiosos.

Efectos beneficiosos

Los efectos beneficiosos no son exclusivos de la jalea real; también tienen interesantes propiedades otros productos relacionados como la miel o el polen.

Su característica principal está relacionada con el aporte energético, luego será beneficiosa en estados de cansancio y bajo rendimiento, causando sensación de bienestar. También puede influir en el desarrollo inmunitario, mejorar los procesos digestivos, etc.

Cabe pensar que está recomendada en niños, que suelen estar sometidos a grandes esfuerzos escolares y extraescolares, en deportistas, estudiantes que en épocas de exámenes sufren un gran desgaste, etc.

A pesar de sus grandes ventajas nutritivas y preventivas frente a ciertas carencias no es la panacea y conviene usarla siempre bajo la supervisión de un experto. Es importante tener en cuenta que puede estar contraindicada en determinadas patologías como enfermedad de Addison, personas asmáticas, obesos, diabéticos, etc.