Conmemoración del Centenario de la Gripe Española

Expertos se reúnen en Valladolid para conmemorar el centenario de la pandemia y discutir sobre el impacto de esta enfermedad y las armas diagnósticas y de prevención de las que disponemos actualmente.

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La Organización Mundial de la Salud estima que las epidemias anuales de gripe causan entre 3 y 5 millones de casos graves cada año, entre los que se produjeron de 300.000 a 650.000 muertes. Solo el año pasado en España se produjeron unos 700.000 casos leves de gripe y unos 52.000 casos de hospitalizaciones debidas a este virus, 3.000 de las cuales tuvieron que ser admitidos en UVI. En 2018 se conmemora el centenario de la pandemia más mortal de la historia, la Gripe Española, que fue la causa de muerte de más de 50 millones de personas en el mundo.

Con motivo de esta efeméride, expertos del ámbito de la medicina, la biología y el control epidemiológico de la gripe se han reunido en Valladolid para informar sobre el impacto de esta enfermedad, hacer un repaso a la evolución de su vigilancia y presentar nuevas herramientas para su diagnóstico y prevención.

Una de las dificultades en el abordaje de esta enfermedad es la capacidad del virus influenza, causante de la gripe, de mutar. De hecho, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) apunta a que el virus de influenza cambia constantemente y lo hace de dos formas. La primera de ellas es mediante pequeños cambios genéticos cuando se reproduce. Cuando estas modificaciones son menores, apenas existe diferencia con el original. Sin embargo, varios cambios acumulados pueden dar lugar a virus antigénicamente diferentes, lo que provocaría que el sistema inmunitario del cuerpo no los reconozca y, por tanto, vuelva a enfermar.

La otra evolución del virus puede producirse por emergencia desde los animales, principalmente, las aves lo que ocasiona un cambio antigénico brusco, que daría lugar a una variedad completamente nueva del mismo, denominada variante mayor o pandémica. Esto es, por ejemplo, lo que sucedió en 2009 con el subtipo H1N1 del virus influenza A, más conocido como gripe porcina.

El principal problema de la prevención de la gripe es, según el Dr. Raúl Ortiz de Lejarazu, director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, que “nadie sabe ni puede anticipar cuándo o dónde aparecerá, ni cuál será el próximo virus pandémico”.

En este sentido, tal y como apunta la OMS en su documento sobre los Estándares de vigilancia recomendados[1][1], en el caso de la Gripe, la vigilancia es esencial para la detección temprana y la evaluación de nuevas variantes o subtipos del virus. Gracias a su caracterización, pueden realizarse actualizaciones anuales oportunas del calendario vacunal y de los tratamientos incluidos en él.

Aunque la mayoría de los casos humanos de gripe se diagnostican en consulta, para establecer una evaluación definitiva y precisa del agente causante es necesario obtener muestras respiratorias y realizar pruebas de laboratorio. En la práctica clínica habitual se emplean pruebas diagnósticas rápidas, siendo las pruebas sindrómicas rápidas de biología molecular las que permiten detectar el material genético específico del virus para diferenciar entre los subtipos de patógeno, en un tiempo clínicamente relevante.

“El conocimiento del tipo o subtipos de gripe que causan cada año la epidemia permite saber y, en algún caso predecir, cómo será dicho periodo en función de la vacunación que se haya llevado a cabo”, apunta la Dra. Silvia Rojo Rello, Facultativa Especialista Servicio de Microbiología e Inmunología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

“El diagnóstico siempre es necesario y no solo por las mutaciones que sufre el virus de la gripe, también lo es por el ahorro en otras terapias antimicrobianas, necesidad de diagnóstico etiológico y descenso del número de ingresos”, ha añadido. En este sentido, la doctora ha querido remarcar que el diagnóstico microbiológico es imprescindible en el caso de los pacientes graves y hospitalizados y además permite un tratamiento más dirigido, efectivo y menos costoso para el hospital.

La doctora considera que si hace 100 años hubiéramos podido tener conocimiento del agente causal de la Gripe Española, se podría haber tenido un mejor control epidemiológico de la misma, una mejor campaña preventiva y tratamientos más eficaces. “El conocimiento siempre ayuda al control de la enfermedad”, ha concluido.