La violencia infantil y de género y enfermedades neurológicas crónicas están relacionadas

Con motivo de la conmemoración mañana del Día Mundial de la No Violencia, la Sociedad Española de Neurología (SEN) quiere recordar la importancia de considerar la violencia, tanto infantil como de género, no solo como un gran problema social, sino también de salud.

Diferentes estudios han establecido la asociación de enfermedades neurológicas crónicas con antecedentes de maltrato en la infancia y en el ámbito de la pareja: cefaleas, episodios de amnesia, cuadros confusionales, mareos y quejas de memoria, entre otros, se observan con mayor frecuencia en víctimas de maltrato.

Según datos manejados por la SEN, hasta un tercio de las mujeres que sufren una enfermedad neurológica crónica sufre también violencia doméstica. Además, los maltratos en la infancia pueden originar y agravar diversas enfermedades neurológicas en el adulto, como trastornos cognitivos y del sueño, y se ha encontrado también asociación con ictus, fibromialgia y ciertas enfermedades autoinmunes.

Puesto que los servicios sanitarios suelen ser el primer punto de contacto de las víctimas de la violencia, sus profesionales tienen una oportunidad única de reconocerla y la responsabilidad de intervenir.

"Por ello, desde la SEN se alienta a los profesionales a que estén alerta ante la posibilidad de abuso y maltrato y sean capaces de reconocer sus señales de sospecha", comenta el Dr. David Ezpeleta, Coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

La migraña

"En los últimos años, una de las enfermedades cuya cronicidad más se ha relacionado con la violencia infantil y de género ha sido la migraña", señala el Dr. David Ezpeleta.

Y es que, "el factor que con más frecuencia provoca y cronifica los ataques de migraña es el estrés. Los acontecimientos estresantes vitales, especialmente aquellos muy graves, tanto del presente como del pasado, pueden ser un factor de agravamiento de la historia natural de la migraña, aunque con frecuencia, ni el paciente ni el médico son conscientes de dicha relación".

De hecho, los estudios que han comparado mujeres con y sin experiencias de violencia en el ámbito de la pareja han observado que existe un incremento significativo del riesgo de migraña en aquellas que sufren maltrato en cualquiera de sus formas, siendo mayor en las mujeres con abusos sexuales y en aquellas con síntomas depresivos asociados.

Es más, varios estudios han confirmado la asociación entre cefaleas crónicas diarias de los adultos (sobre todo la migraña crónica) y antecedentes de abuso sexual, físico o psíquico en la infancia.

Tal y como explica el Dr. Robert Belvís, miembro del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, "los abusos en la infancia parecen provocar en niños predispuestos genéticamente una mala regulación del eje hormonal hipotalámo-hipofisario-adrenal, hecho que se ha relacionado con un menor umbral para el dolor".

Así, quien ha sufrido abusos en la infancia establece mecanismos para olvidar tan desagradables recuerdos, pero, relata este especialista, "ante un estímulo -incluso el más sutil- que evoque de alguna manera la situación en la que se produjo el abuso, el adulto puede empeorar su migraña o cualquiera de las enfermedades antes citadas".