Verdades y mentiras sobre las lentes oftálmicas

Las lentes oftálmicas son una gran ayuda para mejorar la visión, pero es necesario conocer y hacer un buen uso de ellas para sacarles el máximo rendimiento

Son varios los mitos que existen sobre el uso de las gafas‚ muchos de los cuales son falsos o malinterpretados. Hoy, con motivo del Día Mundial de la Visión que se celebra mañana, aclaramos algunos de ellos:

  • Si veo bien no necesito ir al oculista

Es recomendable acudir periódicamente al oculista (al menos una vez al año) para hacernos una revisión, independientemente de si notamos molestias en la vista o pérdida de la visión. Algunos problemas ópticos no son perceptibles y sólo pueden ser detectados por un especialista.

  • En los primeros síntomas de deficiencias en la vista, es mejor no usar lentes.

Es una creencia bastante extendida que el uso de gafas aumenta las dioptrías y crea de este modo dependencia, cuando lo cierto es que no usarlas cuando son necesarias puede acarrear un problema visual aún peor.

Es recomendable que al menor síntoma de molestia o síntoma de pérdida de la visión, acudamos al especialista y sigamos sus recomendaciones.

  • Tener molestias con las lentes progresivas es normal

Las personas con presbicia pueden experimentar situaciones en las que notan las limitaciones de sus lentes progresivas o que incluso necesitan tiempo para adaptarse a ellas, como sentir inseguridad al bajar unas escaleras o no disfrutar de la lectura por tener que estar continuamente moviendo la cabeza.

Sin embargo, en la actualidad existen lentes progresivas diseñadas utilizando los más novedosos avances en óptica y el conocimiento de la fisiología del usuario que permiten evitar estas incómodas limitaciones.

  • Cuando no está soleado no necesito usar gafas de sol

El 40% de la exposición anual a los rayos UV se recibe en días no soleados, es decir, a lo largo de todo el año, incluso en otoño y en invierno, pues más del 90% de la radiación UV pasa a través de las nubes.

Las personas con ojos claros y los niños son especialmente sensibles a la luz, ya que sus ojos aun están en desarrollo, por lo que son más vulnerables.

Por supuesto, los días soleados es imprescindible esta protección, pues bajo la luz del sol la intensidad de los rayos UV es hasta 20 veces más alta.

Para todos, unas buenas gafas de sol con un alto Factor de Protección Solar (E-SPF) son el complemento imprescindible durante todo el año.

  • Mis lentes sirven para cualquier situación

Existen algunas actividades que requieren de un tipo de lente especial para evitar molestias, conseguir la máxima seguridad y sacarle el máximo partido a lo que estamos haciendo. Por ejemplo, las personas que pasan mucho tiempo trabajando frente al ordenador o al volante, o los deportistas deberán utilizar lentes que ofrezcan unas áreas de visión más amplias y sin distorsiones, permitiendo una visión más nítida, natural y precisa que les permita disfrutar al máximo de su actividad con total seguridad.

  • Las lentes, cuanto más oscuras, más me protegen del sol

El color de la lente no influye en su nivel de protección solar. Para que una lente proteja realmente del sol debe estar fabricada con la materia adecuada y contener Factor de Protección Solar (E-SPF).

Para las lentes de sol o polarizadas, pueden alcanzar un E-SPF de 50+, independientemente de la intensidad del color de la misma.

Por supuesto, en cualquier caso deben tener garantía de control de calidad y es recomendable adquirirlas en centros ópticos profesionales.

  • Las lentes transparentes no protegen de los rayos UV

Usar lentes para corregir la visión no es incompatible con proteger los ojos de los rayos UV. Actualmente existen en el mercado varios modelos de lentes graduadas que además contienen un Factor de Protección Solar (E-SPF), consiguiendo que el ojo esté 25 veces más protegido que si no se llevaran lentes.

Para conseguir una protección solar completa, evitar el envejecimiento prematuro de la piel en el contorno del ojo y posibles enfermedades oculares graves, lo ideal es utilizar lentes que contengan protección UV, tanto en la cara externa como en la interna de la misma.

  • Sólo necesito proteger mis ojos de los rayos UV

Cada día usamos más pantallas electrónicas (ordenadores, tabletas, smartphones...). Estas pantallas desprenden la llamada luz azul-violeta que se ha descubierto recientemente que contiene efectos nocivos para la retina.

La sobreexposición de los ojos a este tipo de luz, junto con otros factores, puede provocar la muerte masiva de células de la retina, llegando a producir incluso DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad).

Actualmente existe un tipo de lente que bloquea el 20% de la luz azul- violeta nociva, a la vez que proporciona 25 veces más protección ante los rayos UV que si no se utilizara ninguna lente.

  • Todas las lentes son iguales

Aunque pudiera parecerlo, el hecho de que dos personas tengan la misma graduación no significa que necesiten la misma lente. Existen medidas que son únicas para cada persona y actualmente existen lentes fabricadas a medida que las incluyen.

  • Las lentes no deben usarse todo el día para que descansen los ojos

Si se necesitan lentes para ver a cierta distancia o para leer‚ es recomendable usarlas.

Las lentes con graduación son prescritas para corregir anomalías en la visión y no usarlas hará que se note la diferencia en la calidad visual y cansará los ojos ya que los estaremos forzando.

Para personas con ojos especialmente sensibles a la fatiga visual, existen modelos que reducen el esfuerzo visual y proporcionan mayor bienestar durante toda la jornada.

Fuente: Instituto Varilux