Sólo un tercio de los asmáticos sigue adecuadamente el tratamiento de su enfermedad

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia en los países desarrollados

Hoy, 6 de mayo, se celebra el Día Mundial del Asma, un evento organizado por la Iniciativa Global para el Asma (Global Initiative for Asthma, GINA). Bajo el lema "Tú puedes controlar tu asma", la GINA pretende sensibilizar a la población mundial sobre esta enfermedad, un objetivo compartido por la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP), que trabaja para informar a niños y adultos acerca de los riesgos y el tratamiento de esta patología crónica.

¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias bajas que ocasiona episodios de dificultad respiratoria, pitidos en el pecho (llamadas sibilancias), tos, sensación de opresión en el tórax y falta de aire. Estos episodios pueden durar horas o días, según el nivel de gravedad.

A veces se resuelven espontáneamente pero, casi siempre, lo hacen gracias al tratamiento. En la mayoría de los casos, los episodios son poco frecuentes, pero en las formas más graves pueden repetirse a menudo.

Se trata de una enfermedad crónica, aunque la forma de manifestarse a lo largo del tiempo es muy variable, con muchos períodos sin síntomas.

¿Es algo frecuente?

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia en los países desarrollados. A pesar de los avances en su conocimiento, diagnóstico y tratamiento, su prevalencia se ha incrementado en las últimas décadas y continúa aumentando entre los niños más pequeños.

El asma es un problema de salud pública ya que no solo reduce la calidad de vida de los niños afectados, sino que además, provoca un enorme gasto social y sanitario. En términos económicos, se calcula que en los países desarrollados, el asma es responsable del 1-2% del gasto sanitario.

¿Por qué se produce?

El asma es una enfermedad provocada por la interrelación de factores genéticos y ambientales.

Se trata de una enfermedad de origen genético, de modo que solo puede desarrollarla un individuo que está predispuesto genéticamente a ello. Si el padre, la madre o ambos la padecen, la probabilidad de que los hijos estén afectados es mucho mayor. Sin embargo, aún estamos muy lejos de comprender bien sus complejas bases genéticas, que dependen de múltiples genes.

Por otra parte, para que la enfermedad se desarrolle, son necesarios determinados factores ambientales. Sin ellos, aún con predisposición hereditaria, es imposible que la enfermedad se manifieste. Estos factores incluyen determinadas infecciones víricas, los alérgenos (ácaros, mascotas, hongos, etc.), la contaminación atmosférica, el hábito de fumar de los padres, la dieta (comida rápida, ausencia de dieta mediterránea, etc.), la obesidad y las circunstancias de la vivienda (humedad, cocinas o estufas de gas, etc.)

¿Cómo evoluciona?

La idea de que, en la mayoría de los casos, el asma desaparece en la adolescencia ha quedado desechada. La evolución de la enfermedad varía de unos niños a otros y los estudios señalan que entre un 30% y un 70% de los menores con asma siguen presentando síntomas en la edad adulta.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento se basa en tres elementos:

  • Educar al paciente y a su familia en autocuidados, es decir, en la capacidad para cuidar de sí mismo.
  • Tomar medidas de control medioambiental o de evitación para disminuir o eliminar, en la medida de los posible, aquellos elementos (alérgenos e irritantes, entre ellos el tabaco) que puedan desencadenar un ataque de asma.
  • Tratamiento con medicamentos, tanto para controlar una crisis o ataque, como para prevenirlos y mantener el control de la enfermedad.

Un alto porcentaje de niños y adolescentes que padecen asma no tienen su enfermedad adecuadamente controlada y presentan crisis y síntomas frecuentes. Esta falta de control se debe a distintas razones, entre las que destaca una adherencia al tratamiento bastante pobre: se calcula que solo un tercio de los asmáticos siguen adecuadamente las medidas terapéuticas.

Otra razón de peso es la utilización incorrecta que muchas veces se hace de los inhaladores. Por ello, se insiste en la importancia de uno de los pilares del tratamiento: la educación del paciente y su familia. En el caso de los niños, estas recomendaciones debe ser extensivas a los familiares y adultos encargados de su cuidado y supervisión (padres, profesores, cuidadores, monitores de actividades de ocio y deportivas, entrenadores, etc.).

Fuente: Sociedad Española de Neumología Pediátrica