Riñones para vivir: Stop al daño renal agudo

La enfermedad renal crónica es una enfermedad silenciosa que sufre el 10% de la población adulta, y la mayoría lo desconoce.

Bajo el lema, "Riñones para vivir: Stop al daño renal agudo", hoy se celebra el Día Mundial del Riñón, con un objetivo claro: concienciar a la población sobre la importancia de la prevención en las enfermedades renales.

Los riñones son dos órganos con forma de alubia situados en la cavidad abdominal, a ambos lados del cuerpo. Aunque tienen muchas funciones, la principal es depurar la sangre y eliminar los productos de desecho a través de la orina. Cuando los riñones no pueden hacer bien su trabajo, la salud se resiente con ellos.

La enfermedad renal crónica es una enfermedad silenciosa que sufre el 10% de la población adulta, y la mayoría lo desconoce.

Por suerte, la prevención y la detección precoz retrasan su progresión y velan por su salud y la de sus riñones. Si quiere aprender a cuidarlos, siga leyendo.

Pero, ¿qué es la enfermedad renal crónica?

La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad de larga duración que se produce por una pérdida de eficacia de la función renal. Se puede detectar en fases tempranas a través de análisis de sangre y de orina, pero como suele permanecer sin dar síntomas evidentes durante bastante tiempo, cuando se diagnostica puede estar en una fase avanzada. Por ello se considera una enfermedad infradiagnosticada.

El médico ha de valorar los factores de riesgo de una persona que puedan hacer sospechar que se está iniciando una enfermedad renal y, en ese caso, indicar una analítica sencilla para valorar la función renal, que servirá para confirmar o descartar la sospecha y, en caso necesario, para iniciar el tratamiento.

La ERC puede conducir a una insuficiencia renal, en la que los riñones pierden la mayor parte de su capacidad de funcionamiento, y cuando la pérdida de la función renal alcanza un límite es indispensable recurrir diálisis para conseguir depurar la sangre.

La ERC es una enfermedad frecuente en las personas mayores. De hecho, a medida que una persona se hace mayor, aumenta la probabilidad de padecerla. Afecta algo más a las mujeres que a los hombres y se estima que entre los 65 y 75 años más de un 20% de las personas padece algún grado de ERC.

La hipertensión arterial (HTA) y la diabetes se consideran las principales causas de la ERC, por lo que es fundamental controlar adecuadamente la hipertensión arterial y mantener dentro de la normalidad las cifras de azúcar en sangre (glucemia).

Medidas generales que reducen el riesgo de padecer una ERC

  • Mantener un estilo de vida sano, con una alimentación completa, pobre en grasas y muy pobre en sal.
  • No fumar.Si se toma alcohol, hacerlo con moderación.
  • Realizar ejercicio físico de forma habitual.
  • Controlar el peso, evitando la obesidad.
  • Tener bien controlada la tensión arterial y la glucemia: siempre dentro de los límites de normalidad.

Vivir con enfermedad renal crónica

Es fundamental que las personas diagnosticados de ERC se impliquen de manera temprana en el conocimiento de su enfermedad, en conocer con claridad aquello que puede ir bien o mal a su organismo, protejan siempre su función renal y cumplan las recomendaciones de alimentación y de tratamiento.

Cuando una persona es diagnosticada de ERC en una fase en la que la enfermedad puede controlarse con medidas generales y medicación, tiene que prestar una atención muy especial a reducir la tensión arterial hasta mantenerse en las cifras que le recomiende su médico y a mantener unas pautas de ejercicio y de alimentación más estrictas: la dieta debe ser adecuada y adaptarse a la fase en que se encuentre la ERC.

Si la ERC ya está en un grado avanzado, que precisa tratamiento renal sustitutivo (hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante), quien la sufre va a necesitar un mayor ajuste  de su dieta y, para mantener una buena calidad de vida, tiene que responsabilizarse de cumplir las restricciones dietéticas que le hayan indicado.

Generalmente consistirán en una dieta sin sal, dieta baja en alimentos que contengan potasio y fósforo, con una cantidad de proteínas limitada, un consumo reducido de grasas animales, un aporte calórico diario que mantenga el peso fijado como objetivo y una cantidad de líquido diario que se ajuste a la capacidad de su función renal.

Fuentes: AULA DE PACIENTES de Castilla y León (Portal de Salud de la Junta de Castilla y León) y Escucha a tus riñones, campaña organizada por la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (ALCER).