Identificar los signos de una reacción anafiláctica puede salvar la vida de quien la sufre

Las causas más frecuentes de anafilaxia son alimentos, fármacos y picaduras de himenópteros

La anafilaxia es la reacción alérgica más grave que puede ocurrir, pudiendo incluso llegar a comprometer la vida de quien la sufre. Los alimentos, los medicamentos y las picaduras de himenópteros, como las abejas o las avispas, son los principales desencadenantes de esta emergencia médica. A pesar de su gravedad y las posibles consecuencias es una patología pobremente reconocida y tratada de forma inadecuada en muchas ocasiones.

Por esta razón, este año la Semana Mundial de la Alergia, del 7 al 13 de abril, se centra en poner de relieve la importancia de reconocer los signos de esta reacción alérgica, ya que una rápida actuación puede salvar la vida de quien la sufre.

Bajo el lema "Anafilaxia: cuando la alergia es letal", la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) se suma a esta iniciativa de la Organización Mundial de la Alergia por cuarto año consecutivo.

Diagnóstico complicado

La dificultad en el diagnóstico de la anafilaxia estriba en que no hay un conjunto de signos concretos, pero si algo la define es la rápida progresión en la gravedad o intensidad de los síntomas, tanto niños como en adultos.

En resumen: "se debe sospechar de anafilaxia cuando aparece en un corto periodo de tiempo y de manera aguda un síndrome que afecta a la piel y/o a las mucosas y que afecta al sistema respiratorio y/o circulatorio. Como la mayoría de las anafilaxias cursan con síntomas cutáneos, con este criterio al menos un 80% de las reacciones serían identificadas", señala el doctor Tomás Chivato, ex presidente de la SEAIC.

Importancia de la información

Muchas veces son los padres, los profesores o el entorno más cercano quien se enfrenta a las reacciones anafilácticas. Por ello, es sumamente que sepan reconocer los síntomas de gravedad, cómo intervenir y conozcan el funcionamiento de los autoinyectores –cuyo uso no requiere conocimientos sanitarios.

Un conocimiento que mejorara, sin duda, su calidad de vida. Y es que, tal y como relata Pilar Hernández, presidenta de la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA), "el miedo a no reconocer los síntomas y a no aplicar correctamente el tratamiento condiciona la vida de los afectados y de su entorno. Además, de la incertidumbre por no saber si la próxima reacción será igual o más grave, ya que en cada ocasión y en cada persona ocurre de manera diferente".

Guía GALAXIA para pacientes

Por este motivo, este año se ha adaptado la Guía de Actuación en Anafilaxia (GALAXIA) para pacientes que recoge de manera más sencilla qué es la anafilaxia, cómo se reconoce, cómo se trata, qué hacer ante un cuadro grave y dónde recurrir en caso de duda.

La dificultad de reconocer los síntomas y la importancia de un diagnóstico inmediato ante este tipo de situaciones, la convierten en un manual práctico indispensable para saber cómo actuar.

El doctor Tomás Chivato, coordinador de la misma, asegura que "será muy útil ya que cubre las necesidades de los no profesionales sanitarios en esta área y mejorará el diagnóstico y tratamiento de la anafilaxia, disminuyendo la morbilidad y sobre todo la mortalidad por esta causa".

Tratamiento rápido y eficaz

El éxito del tratamiento de una reacción anafiláctica depende de la preparación de quien atiende al paciente, el reconocimiento temprano del cuadro clínico y el tratamiento precoz y agresivo.

La adrenalina por vía intramuscular es la pauta más eficaz para el tratamiento de la anafilaxia ya que es capaz de prevenir el broncoespasmo y el colapso cardiovascular. Por ello, las personas con riesgo de sufrir reacciones de anafilaxia deben llevar consigo autoinyectables de adrenalina.

Asimismo, según indica la Guía, tras la atención de urgencia, todos los pacientes que hayan sufrido un episo dio de anafilaxia deben ser evaluados por un alergólogo de forma preferente, para intentar identificar la causa, diseñar un plan de actuación específico para minimizar el riesgo futuro de presentar una nueva reacción e instruir al paciente sobre cuáles son los posibles agentes responsables de la anafilaxia y cuáles debe evitar.