Duerme bien, envejece sano

Dormir bien es posible a cualquier edad y de vital importancia para la salud en general

Este año el Día Mundial del Sueño está dedicado a las personas mayores ya que, según datos de la WASM (World Association of Sleep Medicine), 1 de cada 2 ancianos padece problemas de sueño.

Muchos los aceptan como una parte inevitable del envejecimiento, una creencia que debemos combatir. No en vano, dormir bien es posible a cualquier edad y de vital importancia para la salud en general. De hecho, en el anciano sano el insomnio es más bien raro.

En este contexto, la Sociedad Española de Sueño (SES), en colaboración con la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácida (SEPAR), han presentado las principales novedades en relación con los trastornos de sueño bajo el lema "Duerme bien, envejece sano".

La falta de sueño merma la salud

La falta de sueño o un sueño de mala calidad no sólo se traduce en que la mitad de esta población está mucho más cansada durante el día sino que hay consecuencias más graves relacionadas con la salud: disminución de la calidad de vida; incremento en los síntomas de depresión y ansiedad; tiempos de reacción más lentos; problemas de memoria; y mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Científicos de la Universidad de California (Berkeley) han publicado un estudio en enero de éste año que demuestra por primera vez la conexión entre la falta de sueño, pérdida de memoria y deterioro del cerebro a medida que envejecemos. Su descubrimiento abre una puerta muy interesante respecto a nuevos tratamientos dirigidos a aumentar el sueño profundo en las personas mayores y mejorar la memoria.

Síndrome de piernas inquietas

Los trastornos del sueño primarios: el síndrome de apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, insomnio y trastorno de conducta durante el sueño REM son más frecuentes en ancianos que en adultos jóvenes u otras etapas de la vida.

Destaca por su prevalencia el síndrome de piernas inquietas ya que se estima que hasta un 15% de pacientes ancianos puede sufrir un trastorno que se caracteriza por una sensación desagradable, generalmente localizada en piernas, que aparece cuando la persona está en reposo, sentada o tumbada y se alivia cuando se levanta y anda.

Una de las consecuencias más importantes que acarrea es que impide conciliar el sueño: muchas personas afrontan casi a diario la exasperante situación de no poder parar quietos cuando más les apetece estar relajados o tienen sueño.

Y es que, quien padece el síndrome de piernas inquietas siente una impaciencia, un nerviosismo, una quemazón dentro de las piernas que le obliga a moverlas y estirarlas. Si no lo hace, puede notar pequeñas sacudidas involuntarias en los dedos de los pies.