Radiación en niños: hacia la mínima exposición

La principal preocupación de los radiólogos pediátricos es limitar la dosis de radiación al máximo posible sin detrimento de la información diagnóstica

"La radiación ionizante administrada en las exploraciones diagnósticas realizadas a diario en los centros hospitalarios es actualmente uno de los problemas que más preocupan en el entorno de la radiología pediátrica", según afirma la doctora Isabel Gordillo, jefa de la sección de Radiología Materno Infantil en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que, no obstante, también señala que la tendencia de los radiólogos pediátricos va hacia la aplicación de la mínima exposición posible de radiación a los más pequeños.

"La radiación ionizante tiene efectos biológicos en el organismo de los niños, principalmente en los órganos que se encuentran en desarrollo, como son el tiroides, las mamas o las gónadas", indica. Es por esto que, dentro del sector de la radiología médica, los esfuerzos se van encaminando a la aplicación del protocolo ALARA (As Low As Reasonably Achievable -  tan baja como sea razonablemente alcanzable) en lo que se refiere a la exposición a la radiación, "importante a cualquier edad, pero que cobra un protagonismo especial en niños", remarca Gordillo, que añade que "se puede considerar como una filosofía en el manejo de la radiación diagnóstica, y trata de protocolizar las exploraciones teniendo como principal objetivo limitar la dosis de radiación al máximo posible sin detrimento de la información diagnóstica".

De hecho, señala la experta, las normas básicas de radioprotección se sustentan en dos principios: la justificación y la optimización. El primero de ellos trata de justificar y establecer adecuadamente las indicaciones de las distintas modalidades diagnósticas que utilizan radiaciones ionizantes para una determinada patología, ya que se entiende que la mejor forma de disminuir la radiación es emplear sólo la necesaria para resolver un determinado problema diagnóstico.

Con la optimización, por su parte, lo que se trata es de asegurar que la dosis de radiación sea tan baja como razonablemente sea posible, sin que la calidad de la imagen diagnóstica se vea mermada hasta el punto de perder su efectividad

En busca de reducir la dosis

En las últimas décadas, se ha detectado un aumento de la radiación ionizante en las pruebas diagnósticas. No obstante, tanto los radiólogos como los fabricantes de equipos hacen su parte para tratar de reducirla. "Los fabricantes también están buscando soluciones técnicas capaces de mejorar la calidad de la imagen disminuyendo la radiación administrada", asegura la doctora Gordillo.

Los especialistas, por su parte, contribuyen con la disminución de la radiación reduciendo los tiempos de exposición a los que se someten los pequeños. "Los equipos actuales han mejorado notablemente la resolución temporal, consiguiendo que la adquisición se lleve a cabo en escasos segundos, lo que, además de disminuir la radiación, minimiza de manera importante los artefactos por movimiento, disminuyendo o incluso eliminando la necesidad de procedimientos anestésicos y el riesgo que éstos comportan", subraya Gordillo.

De hecho, una de las pruebas con mayor incidencia a la hora de reducir la radiación es la tomografía computerizada (TC), que es la prueba de la que procede la mayor cantidad, y que ha elevado su número de exploraciones en la práctica pediátrica gracias a la introducción de tomógrafos helicoidales multicorte. No en vano, pese a que representa sólo el 10 por ciento de los estudios radiológicos realizados, es responsable de aproximadamente el 65 por ciento de las dosis de radiación administradas.