Tener depresión y no tratarla duplica la probabilidad de reinfarto

Aproximadamente un 20 por ciento de los pacientes que ha padecido un infarto sufre depresión

Según distintos estudios, aquellas personas que, tras haber sufrido un infarto, no detectan ni tratan la depresión, incrementan al doble la probabilidad de sufrir un segundo infarto. Es por ello que el tratamiento de las emociones como la angustia, el miedo u otros síntomas depresivos tras el infarto es esencial para la correcta recuperación del paciente.

El estrés psicosocial, la falta de apoyo social, la ansiedad, la ira y la depresión se han establecido como factores de riesgo en la aparición y cronificación de las enfermedades cardiovasculares. Cabe destacar que distintos estudios apuntan a que aproximadamente un 20 por ciento de los pacientes que ha padecido un infarto sufre depresión.

Según el Dr. López de Sa, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), "no se conoce el porqué de la relación entre las personas que sufren depresión y el aumento de sufrir eventos cardiacos como el infarto agudo de miocardio pero es cierto que existe una relación y que estos pacientes tienen peor pronóstico. Las personas depresivas siguen menos controles ya que adoptan una actitud más negativa ante la enfermedad. Además, existen antidepresivos que pueden tener efectos cardiovasculares adversos, especialmente los antiguos".

Para determinar si un paciente sufre depresión es necesario realizar una evaluación detallada de su situación ya que cada persona reacciona de manera diferente tras el evento cardiaco. No obstante, existen algunos síntomas que cabe tener en cuenta:

• Cambios en el carácter y el ánimo: suelen estar más apáticos, tienen menos ganas de salir y realizar las actividades habituales o pueden estar tristes, malhumorados e inseguros.

• Cambios en sus hábitos diarios: duermen peor, comen mucho más o mucho menos que antes, se sientes más débiles o más cansados.

• Cambios cognitivos: tienen más dificultad para concentrarse o pueden olvidar algunas cosas con más frecuencia que antes.

El principal problema es que, a menudo, los síntomas de la depresión no se perciben ya que tanto médicos como pacientes pueden pensar que la depresión es una reacción normal tras la enfermedad cardiovascular. Además, algunos síntomas, como el insomnio o la fatiga, son comunes a la enfermedad coronaria.

Según Dña. Julia Vidal Fernández, Psicóloga Clínica y Directora de Área Humana Psicología, "es fundamental entender que no solamente debe existir un abordaje médico sino que los aspectos psicológicos y conductuales son importantísimos para la recuperación del paciente. Los aspectos emocionales, psicológicos y conductuales son los que van a permitir que el paciente llegue a adoptar hábitos de vida saludables, "olvide" que ha padecido un infarto y se centre en cuidarse y en vivir"

Para ello, prosigue,es esencial que el paciente reconozca cómo está sin tener miedo, que no deje de hacer su vida (dentro de sus posibilidades físicas tras el infarto), que no se sobreproteja y, sobre todo, que no adopte la etiqueta de enfermo. Un correcto abordaje de los aspectos psicológicos ayuda a la recuperación del paciente y mejora la adherencia al tratamiento farmacológico".

Y añade que, "tan importante es concienciar al paciente como a su entorno más próximo. Lejos de lo más conveniente, muchos de los familiares sobreprotegen al paciente cuando lo más beneficioso sería intentar ayudar a que este normalice la situación. Es por ello, que es importante trabajar tanto con el paciente como con su entorno más cercano".