Al sol, siempre protegidos

Cuando el sol quema la piel, deja su sello de por vida. Y es que, la piel no olvida y cada peca, cada lunar, cada mancha o cada melanoma que aparezca en el futuro es el recuerdo de una quemadura solar de hace quince o veinte años. Y entonces ya no hay marcha atrás.

Por todo ello, aprenda a disfrutar del sol en la dosis justa y con la protección adecuada, y enseñe a sus hijos lo importante que es cuidar su envoltorio natural. Conseguirlo es sencillo: utilice siempre fotoprotectores, use gafas de sol, no olvide la camiseta y el gorro cuando realice actividades al aire libre y no tenga prisa, adquiera el bronceado de forma lenta y progresiva. Sin duda, nuestro mejor aliado es el sentido común.

Las radiaciones ultravioleta

El sol emite tres tipos de radiación ultravioleta: UVA, UVB y UVC, estas últimas las más dañinas. Por suerte la capa de ozono, nuestro principal escudo protector frente a las radiaciones, absorbe las UVC en su totalidad y el 90 por ciento de las UVB, pero como cada día esta capa se deteriora, poco a poco permite el paso de mayor cantidad de radiación ultravioleta, sobre todo tipo B, y nos expone más y más al poder nocivo del sol.

En resumen, de los tres grandes enemigos la piel sólo ha de hacer frente a los UVA y, de momento, a una pequeña parte de las UVB. Los primeros son responsables del bronceado y del envejecimiento prematuro y los segundos son los principales causantes de las quemaduras solares y los cánceres cutáneos.

Como no podía ser de otra manera, en las horas centrales del día la cantidad de radiación ultravioleta que alcanza la tierra es máxima; además, a mayor altitud mayor es la cantidad de radiación que ataca nuestra piel. Cuanto más se acerque al Ecuador más riesgo corre, al igual que si se encuentra en aquellas zonas del planeta en las que el grosor de la capa de ozono es menor.

No se descuide en otoño ni en inviernoAunque en menor cantidad que en primavera y verano, la radiación también llega a la superficie de la tierra.

Y no se fíe de los días nublados. Aunque es cierto que las nubes muy gruesas suelen disminuir la cantidad de radiación ultravioleta, las nubes finas dejan pasar la mayoría e incluso, en ocasiones, se produce el efecto contrario y la cantidad de radiación aumenta.

Defensa natural

La piel dispone de sus propios mecanismos de defensa frente a las radiaciones solares; el principal es, sin duda, la producción de melanina. Este pigmento es el responsable del color de nuestra piel, pelo e iris, entre otros, y tiene la capacidad de filtrar de forma natural los rayos solares perjudiciales.

Cada persona tiene un nivel de melanina que determina un tipo o fototipo de piel. En función del fototipo podemos clasificar a la población en seis grupos diferentes. Lo normal es que las personas que le rodean y usted mismo encajen en uno de los cuatro primeros, por lo que nos vamos a centrar en ellos.

Fototipo I: tienen la piel lechosa y el cabello pelirrojo. Se queman fácilmente, en apenas 10 minutos expuestos al sol pueden quemarse, y no se broncean nunca.

Fototipo II: tienen la piel clara y el cabello rubio. Se queman fácilmente y se broncean un poco. El tiempo de exposición necesario para la aparición de quemaduras en este grupo es de 15-20 minutos.

Fototipo III: tienen la piel de clara a mate y el cabello de castaño a oscuro. Se queman moderadamente, en este caso hablamos de 30 minutos, y se broncean poco a poco.

Fototipo IV: su piel es mate y el pelo oscuro. Se queman poco y siempre se broncean bien. En este fototipo, el tiempo de exposición necesario para la aparición de quemaduras asciende a 30-45 minutos.

Lógicamente, cuanto menor sea el fototipo, mayor es el riesgo de que las radiaciones solares acaban dejando una huella nefasta en nuestra piel y, por tanto, mayor el factor de protección solar que se necesita.

Fotoprotector

Un fotoprotector es un producto (crema, gel, leche...) que se aplica sobre la piel para protegerla de los efectos perjudiciales de las radiaciones ultravioleta A (UVA) o ultravioleta B (UVB). Y todo gracias a que en su composición incluye unas sustancias denominadas filtros que son capaces de frenar la acción de uno u otro tipo de radiación. Use sólo fotoprotectores capaces de plantarle cara tanto a los rayos UVA como a los UVB.

La medida de la protección frente al UVB que nos ofrece un fotoprotector es el FPS (factor de protección solar), también llamado IPS (índice de protección solar). Es un dato numérico que nos indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema, enrojecimiento, previo a la quemadura. Por ejemplo, si una persona puede exponerse al sol el primer día 10 minutos sin tener quemaduras, un FPS de 15 utilizado adecuadamente le protegerá del sol durante 150 minutos (10x15).

El sistema de la Comisión Europea para el etiquetado del FPS establece las siguientes categorías:

  • Protección baja: 6-10.
  • Protección media: 15-25.
  • Protección alta: 30-50.
  • Protección muy alta: 50 +