Sí, se puede disfrutar de la Navidad

Lo mejor es no agobiarse, ser realista y pedir ayuda al resto de miembros de la familia

Hace ya unos días que la calle huele a castañas asadas y que todo lo que nos rodea ha entrado en un torbellino de color que anuncia la llegada de la Navidad. Pero, por muy gratas que sean estas fiestas, la realidad es que son tantas las cosas que hay que hacer que es fácil acabar estresándose.

El tiempo es oro y más en estas fechas. Sin más días libres en el trabajo que los que marca el calendario, hay que encontrar huecos extras cada día, en la ya de por si apretada agenda, para comprar regalos, adornar su casa, preparar las comidas familiares, acudir a las típicas cenas navideñas y escribir las habituales felicitaciones de cada año. Por si esto fuera poco, los niños están de vacaciones y precisan más atención.

Ante esta situación lo mejor es no agobiarse, ser realista y pedir ayuda al resto de miembros de la familia. Viene bien echar un vistazo a las navidades pasadas para no cometer los mismos errores de antaño y no obsesionarse con que todo ha de quedar perfecto. Además, ganará en tranquilidad si tiene preparadas las cosas con antelación.

No se deje atrapar por la presión de comprar sin cesar: antes de empezar, fije un límite de gastos que le salvaguarde de contraer más deudas, esto sólo le estresaría más.

Y encuentre un pequeño hueco para cuidase a si mismo y descargar tensiones. Duerma bastante, coma bien y haga ejercicio. Si consigue asumir con calma esta Navidad disfrutará mucho más de ella.

Si prefiere reservar algunos días para disfrutar de unas mini-vacaciones y desconectar del ajetreo navideño, del trabajo y de las preocupaciones diarias no lo dude. Viajar se ha convertido en un excelente antídoto contra el estrés.

Ya sea tumbado al sol en una playa, esquiando en la montaña o llevando a los niños a un parque temático, se rompe con la monotonía del día a día y recargamos pilas para afrontar con energías renovadas el nuevo año.