Cómo reforzar el soporte del cuerpo

Cuanto más calcio se acumule durante la juventud, mayor será la reserva en los huesos para la madurez

Son el principal soporte de nuestro peso corporal y los encargados de proteger a nuestros órganos. Estamos hablando de los huesos, que necesariamente han de ser resistentes para acometer tamaña tarea, pero a veces es necesario reforzar los minerales que los componen y que les confieren esa solidez, principalmente sodio fósforo, magnesio y calcio, para que cumplan bien su función.

Son muchos los enemigos que acechan a los huesos, y entre los principales figuran la osteoporosis, la enfermedad celiaca, trastornos renales, hepáticos, enfermedades como la artritis reumatoide... que pueden condicionar el inicio temprano del daño osteoporótico.

En el caso de las mujeres, la llegada de la menopausia y la consiguiente pérdida de estrógenos adelantan este trastorno, mientras que en los varones hace acto de presencia a partir de los sesenta o setenta años.

Un problema añadido es la ausencia de síntomas en las primeras etapas de la enfermedad. Cuando surgen, el mal ya está avanzado, y lo hace produciendo limitaciones funcionales con dolor o sensibilidad ósea, proclividad a las fracturas, lumbago por fracturas de los huesos de la columna, a lo que suma dolor de cuello, posturas encorvadas y una reducción de la estatura.

Factores de riesgo

  • La herencia: la fragilidad ósea se transmite de padres a hijos.
  • En mujeres, la menopausia; en hombres, la disminución de la testosterona.
  • La edad: las personas mayores son propensas a sufrir osteoporosis.
  • Una dieta pobre en calcio y en vitamina D.
  • Algunos medicamentos, como cortisona, antiepilépticos u hormonas tiroideas.
  • El abuso del alcohol, tabaco o café.
  • Prolongada permanencia en la cama.

Prevención y estilo de vida

Hay estudios que revelan una alta prevalencia de fracturas vertebrales asintomáticas no diagnosticadas en pacientes mayores de 50 años, de ahí que la mejor medida preventiva es un diagnóstico precoz; por tanto si usted se identifica con alguno de los factores de riesgo citados, debe acudir al médico a plantear las sospechas y someterse a las pruebas que le indicarán, entre otras, una densitometría, radiografías de columna y/o de la cadera, además de los habituales exámenes de sangre, orina, etc.

De lo que se trata es de comprobar si hay pérdida de masa ósea y si ésta es consecuencia de la edad o de alguna afección patológica; por ello debe explicarle al médico cómo es su estilo de vida, hábitos alimenticios, si es fumador, bebe o padece alguna enfermedad, fármacos que está consumiendo...

La alimentación

Una recomendación del Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) indica que cuanto más calcio se acumule durante la juventud, mayor será la reserva en los huesos para la madurez. Los índices de asimilación de calcio alcanzan su culmen en la adolescencia. A los 18 años de edad, los adolescentes de ambos sexos ya han adquirido entre el 95 y el 99 por ciento del total de la masa ósea individual. En este sentido la dieta es uno de los factores que más influyen en este proceso, de ahí la importancia de consumir alimentos que sean ricos en calcio, fósforo y vitamina D.

Sin embargo, como se ha indicado, hay personas que requieren un aporte de calcio adicional, tal es el caso de los jóvenes de entre 10 y los 14 años de edad, las embarazadas o en período de lactancia, o aquéllas que en fase posmenopáusica no siguen una terapia hormonal de sustitución, y por supuesto los mayores. Todos ellos han de cuidar su alimentación y/o procurarse complementos recomendados por su médico o farmacéutico.

La leche y los productos lácteos -yogures, quesos y otros postres derivados, aunque preferentemente descremados o bajos en grasa, ya que los enteros son fuente de grasa saturada y aportan más cantidad de colesterol- constituyen la principal fuente de calcio en cualquier dieta, pero también hay otros alimentos que lo contienen en proporciones importantes, como algunos frutos secos, las verduras –sobre todo las de hojas de color oscuro como el brócoli y la espinaca-, el pan integral y los alimentos enriquecidos en calcio.

Unido a ello, no se debe dejar de lado la práctica del ejercicio con regularidad y acorde con los años, a fin de frenar el deterioro de la masa y la densidad de los huesos. Una vida sedentaria es un muy mal enemigo de los huesos.

Una prudente exposición al sol con las debidas precauciones necesarias (fuera de las horas del mediodía y con protección solar), durante 15 minutos diarios garantiza el almacenamiento de vitamina D que el organismo precisa. Además, a ésta la encontramos en el pescado azul, en los huevos y en vísceras como el hígado.

Suplementos novedosos

A la posibilidad de disponer de aportes suplementarios de calcio y vitamina D que ayuden a mantener los huesos sanos y fuertes, han venido a sumarse últimamente nuevos refuerzos para contribuir a mantener esa solidez que nuestra estructura ósea necesita. Entre ellos destaca la vitamina K2, y más concretamente la variante bioquímica menaquinona-7, de consumo muy extendido entre los japoneses. Los estudios revelan que se trata de un potente catalizador cuya acción permite que el calcio asimilado se adhiera a la matriz ósea. De esta manera se evita la presencia de exceso de calcio en el torrente sanguíneo y en otros tejidos corporales.