La lectura, fuente de salud

La lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales.

"A prendí a leer a los cinco años (...). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida (...)". Así iniciaba Mario Vargas Llosa su discurso titulado "Elogio de la lectura y la ficción", tras recoger el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo.

Coincidiendo con el Día Internacional del Libro, dos sociedades científicas españolas, la de Neurología, SEN, y la de Pediatría de Atención Primaria, AEPap, nos recordaron las bondades que alberga el acto de leer. Por un lado –nos dijeron- "la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud de nuestro cerebro", y por otra, "contribuye a mejorar el desarrollo del lenguaje en los niños".

¿Y por qué es beneficiosa la lectura para el cerebro? En palabras del doctor Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, porque "nuestro cerebro, para que goce de una buena salud, necesita que lo mantengamos activo, que lo ejercitemos". En este sentido, prosigue, "la lectura ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales".

Según este especialista, un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. "Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado".

Para García Ribas, "desde el punto de vista de la Neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas. Se ha comprobado que cuanto mayor reserva cognitiva posee un individuo, mayor capacidad tiene su cerebro para compensar el daño cerebral generado por ciertas patologías".

Las demencias

Son las demencias las enfermedades neurológicas más ligadas al concepto de reserva cognitiva. Caracterizadas por un deterioro persistente y progresivo de las funciones cerebrales superiores: memoria, lenguaje, orientación, cálculo o percepción espacial, etc., la forma de demencia más prevalente es la enfermedad de Alzheimer, que supone entre el 60 y el 80 por ciento de los casos de demencia, aunque existen numerosas patologías que también la producen, como por ejemplo, las enfermedades cerebrovasculares.

A este respecto, ante la perspectiva del envejecimiento progresivo de la población en los próximos años y el consiguiente aumento de estas enfermedades, el doctor García Rivas recomienda llevar a cabo actividades preventivas, como por ejemplo fomentar la lectura, puesto que leer retarda y previene la pérdida de la memoria. Se ha observado que las personas con hábito de lectura, al hacerse mayores dejan de hacerlo, principalmente por perder capacidad visual. En esos casos, "animamos a estas personas a participar en grupos de lectura o a utilizar otro tipo de soportes", subraya el doctor García-Ribas.

Niños lectores

Aunque la lectura es buena a cualquier edad, los expertos aseguran que son los niños y las personas mayores quienes más deberían cultivar el hábito de leer. En el caso de la población infantil, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria lo recomienda encarecidamente para mejorar el desarrollo del lenguaje en los niños.

Según esta sociedad científica, que este año ha apoyado la campaña de promoción de la lectura con el lema "Leer es Crecer", hay que dejar que los niños tengan sus propias preferencias a la hora de leer y no cohibirles en sus gustos u obligarles a leer determinados tipos de libros. Apoyándose en diversos estudios, los pediatras de Atención Primaria aseguran que cuanto antes se les expone a la lectura, mejor es su capacidad lingüística y sus habilidades en ese sentido, tan necesarias en todas las facetas de su educación.

Además, la lectura no solo inspira el desarrollo del lenguaje en el niño, sino que también es una buena forma de establecer vínculos duraderos entre padres e hijos. Entre otras cosas, permite a los niños aprender las palabras con mayor rapidez, mejora su comprensión y ejercita su cerebro para que la adquisición del lenguaje, que se produce entre los 10 y los 30 meses, sea lo más rica posible. Por eso, estos pediatras recalcan la importancia de que los padres inculquen y compartan la lectura con los niños y que les lean cuentos, lo que también mejora la dinámica de las relaciones familiares.

Según la doctora Esther Serrano, pediatra de Atención Primaria en el Centro de Salud de Benicalap Azucena, Valencia, "el contacto con los libros debe empezar desde bebés. Se les debe leer en voz alta incluso antes de que empiecen a caminar, porque está comprobado que aprenden a leer mejor si antes han escuchado lecturas. Antes de los tres años, a los niños les interesa más la sonoridad que el contenido, pero es muy útil para que vayan interiorizando el lenguaje y los silencios; a nivel cognitivo, les ayuda a crear asociaciones entre su experiencia y el mundo exterior".

Cabe citar finalmente a la socióloga y antropóloga francesa, Michèle Petit, quien en su libro "Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura" (Fondo de Cultura Económica, México D.F.), explica que "los niños cuya madre les ha contado una historia cada noche, tienen dos veces más posibilidades de convertirse en lectores asiduos que los que prácticamente nunca escucharon una. Lo que atrae la atención del niño –subraya-, es el interés profundo que sienten los adultos por los libros, su deseo real, su placer real".