Para disfrutar del sol, una buena protección

Aplicar el fotoprotector en casa, antes de acudir a la playa o a la piscina, sobre la piel bien seca y 30 minutos antes de exponerse al sol

El sol es sinónimo de salud y vida, pero también puede ser de lo contrario. El lado positivo refiere que cuando actúa estimula la síntesis de vitamina D, y con ello se previenen trastornos como el raquitismo y la osteoporosis; por otro lado, favorece la circulación sanguínea y, en algunas dermatosis, contribuye a favorecer y acelerar el tratamiento. Al sol se le atribuyen, incluso, propiedades estimulantes del estado de ánimo: quienes viven en parajes soleados serían más alegres, mientras que los de clima frío serían más propensos a la tristeza e incluso a la depresión.

Los perjuicios que genera, en cambio, son lo suficientemente serios como para buscar la forma de evitarlos. En primer lugar, existe un error muy generalizado de relacionar un buen bronceado con salud. El bronceado no protege de las quemaduras solares, entre otras cosas porque es una reacción de la piel a la radiación UV y sólo protege parcialmente. Además, los efectos negativos de las quemaduras por el sol son acumulativos, y la capacidad del cuerpo humano para proteger y reparar los daños producidos por la radiación UV decrece a lo largo de la vida.

Daños

Las radiaciones ultravioleta (rayos UVA) que emite el sol, según sea la intensidad o longitud de las ondas con que llegan a la Tierra -el ozono de la estratosfera impide que lleguen a nosotros otras ondas más peligrosas- pueden causar en la persona desprotegida desde eritemas (manchas rojas) a envejecimiento de la piel, pasando por el temido melanoma (un tipo de cáncer de piel que aparece cuando las células llamadas melanocitos, que dan color a la piel, se convierten en malignas).

Estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) revelan que cada año se producen en todo el mundo más de dos millones de cánceres de piel distintos del melanoma y 200.000 melanomas malignos. Las personas de piel clara, dada la menor o escasa pigmentación que albergan, corren mayor riesgo de sufrir cáncer de piel.

Entre los factores que influyen en la acción de la exposición solar se citan la altitud, la oblicuidad o ángulo de incidencia de los rayos solares, la latitud, el clima y el tipo de superficie: arena, nieve, agua, hierba y asfalto, lo que viene a confirmar, entre otras cosas, que la exposición al sol puede ser peligrosa no sólo en verano.

Según los datos preliminares del estudio “Comportamientos de protección solar y percepción de riesgo de cáncer de piel en la población española” del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, cuando los niños están en edades muy tempranas, los padres están pendientes de su protección y con toda lógica, pues los bebés y los niños menores de 3 años son los más sensibles a los efectos nocivos de los rayos ultravioleta; sin embargo, cuando pasan de los 10 años, esa protección se comienza a descuidar, con lo cual estos niños se convierten en los más vulnerables a los efectos dañinos del sol.

Conciencia de protección

Por otro lado, del estudio se desprende que la playa es el destino favorito de los españoles para pasar las vacaciones, y que es la franja de 12:00 a 16:00 horas la de mayor exposición al sol, precisamente cuando los rayos solares son más perjudiciales. No se debe olvidar que cuanto más cortas son las sombras, más peligroso es el sol.

La buena noticia es que el estudio del Observatorio del Cáncer pone de manifiesto que en nuestro país existe hoy conciencia general de que el sol puede generar quemaduras, cáncer de piel y envejecimiento de la piel. En definitiva, “se aprecia que los mensajes de prevención y riesgos del sol van calando en la conciencia de la población, pero en la práctica aún se ve que hay cosas que mejorar. Cuanto más temprano se tome el sol de manera inadecuada, sin protección y provocando quemaduras, aumentarán las posibilidades de desarrollar un cáncer de piel en la edad adulta”.

Falsedades a tener en cuenta

Entre las numerosas creencias erróneas que circulan entre la población, está la de afirmar que uno no se puede quemar por el sol en un día cubierto; esto es falso, porque si bien las nubes atenúan la radiación UV, la radiación difusa es suficientemente intensa como para quemar, a no ser que las nubes sean bajas y gruesas. Lo mismo ocurre cuando se está en el agua, sea ésta de mar o piscina: el agua atenúa la radiación UV, pero nadar no evita las quemaduras.

También es falso pensar que las cremas solares son un buen escudo contra las quemaduras solares, pues se olvida que su eficacia decrece tras su aplicación a medida que transcurre el tiempo, y no vale aplicarse más crema para estar más tiempo al sol, pues la exposición a la radiación UV es dañina de todos modos.

En cuanto a los beneficios que comporta en relación con la producción de vitamina D, los expertos indican que no es necesario exponerse al sol para ello, ya que es más que suficiente la radiación UV que se recibe a lo largo de las actividades cotidianas realizadas al aire libre.

Filtros solares

Aunque la protección más efectiva y económica contra el sol es la sombra, si se va a estar expuesto a él siempre es conveniente proteger la piel con cremas de protección solar de amplio espectro (UVB y UVA), o lociones provistas de filtro solar que sean resistentes al agua, con un factor de protección 20 o superior. Tampoco está de más ponerse gorras o sombreros, ropas adecuadas que cubran buena parte del cuerpo, y usar gafas de sol oscuras con filtro para rayos UV, para prevenir lesiones oculares como las cataratas.

La exposición solar en la temporada veraniega ha de ser gradual, aumentando poco a poco el tiempo al sol. En cualquier caso, es este un buen momento para consultar a su médico o farmacéutico.

Factor FPS

Los filtros solares o fotoprotectores son preparados que se aplican sobre la piel para minimizar los efectos de la radiación solar. Se clasifican en filtros químicos, físicos o mixtos. El factor de protección solar, FPS, también denominado índice de protección o coeficiente de protección, indica el grado de eficacia protectora de un filtro. Estos tienen uno o varios números que indican el factor de protección solar.

Si una persona puede exponerse al sol 10 minutos el primer día sin sufrir enrojecimiento ni quemaduras, un FPS 15 utilizado adecuadamente la protegerá del sol durante 150 minutos (10x15), aunque el resultado no es tan correlativo. Este factor se calcula dividiendo la dosis eritematógena mínima (DEM) con la aplicación del filtro solar, entre la DEM sin filtro solar. Cada persona tiene que conocer su especial sensibilidad a la exposición solar (fototipo) y saber el tiempo que se puede exponer al sol sin riesgo de quemaduras. Cuanto más alto es el FPS, más alta es la protección de los rayos solares.

Autobronceadores y after-sun

La gama de productos cosméticos solares que ofrece el mercado es muy extensa. Además de los protectores están los autobronceadores y los productos para después del sol (aftersun) Los autobronceadores carecen de protectores y hay que aplicarlos con cuidado para evitar irregularidades en la pigmentación. Los productos para después del sol ayudan a calmar el escozor de las quemaduras y a hidratar, refrescar, evitar la inflamación, cicatrizar y regenerar la piel.